Dijsselbloem, el ¡®vicario¡¯ de Holanda
Los excesos verbales han puesto contra las cuerdas al presidente del Eurogrupo, que ve peligrar su cargo
Para Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo y exministro holand¨¦s de Finanzas, austeridad contable y solidaridad no son conceptos opuestos. Es m¨¢s, sin un ahorro continuado que refuerce la estructura econ¨®mica de un pa¨ªs, no ve posible ayudar a los dem¨¢s. Convencido de las bondades de su receta, se resiste a pedir disculpas plenas y sinceras por decir que los pa¨ªses del sur de la UE ¡°no pueden gastar todo su dinero en licor y mujeres y pedir luego ayuda [a los del norte]¡±. Ha lamentado sus palabras, pronunciadas en una entrevista concedida la pasada semana al rotativo germano Frankfurter Allgemeine Zeitung, pero no las retira.
Aunque su empecinamiento es sincero, le traicionan dos detalles. De un lado, cuando atribuye su exabrupto a ¡°lo directos que somos los holandeses al hablar¡±, revela cierto menosprecio hacia un interlocutor que no acaba de entender su mensaje. Para ¨¦l, sin embargo, est¨¢ muy claro: era m¨¢s un diagn¨®stico que un insulto.
El otro detalle est¨¢ relacionado con su futuro pol¨ªtico. Est¨¢ en un momento delicado para seguir al frente del organismo monetario de la eurozona. No es descabellado pensar que su rival para ese puesto en 2012, Luis de Guindos, ministro espa?ol de Econom¨ªa, est¨¦ acariciando una nueva oportunidad en Bruselas. Su aparente falta de empat¨ªa ha podido reforzarse al ver de nuevo a Espa?a entre sus principales cr¨ªticos. Esta vez, la agudeza verbal del ingeniero agr¨®nomo, de 51 a?os, que entr¨® en 1993 en el grupo parlamentario socialdem¨®crata holand¨¦s, lleg¨® a ministro de Finanzas en 2012 y era un perfecto desconocido fuera de su pa¨ªs hasta que presidi¨® el Eurogrupo en 2013, ha herido sensibilidades que superan lo pol¨ªtico. Pero Dijsselbloem es aficionado a lanzar dardos. En enero de este a?o, cuando la primera ministra brit¨¢nica, Theresa May, anunci¨® que abandonaba el mercado interno comunitario, no ahorr¨® calificativos. Le dijo que Reino Unido se arriesgaba ¡°a convertirse en un paria y en un para¨ªso fiscal¡±. Y a?adi¨®: ¡°Dentro de 20 a?os [su pa¨ªs] estar¨¢ como en los setenta, envejecido, con gran paro y empobrecido. No creo que sea ese el mejor futuro posible¡±. Duro, directo y t¨¦cnico nada sobre los supuestos defectos del car¨¢cter brit¨¢nico, como hizo con sus socios sure?os. Aunque, bien mirado, en su anterior cr¨ªtica personal s¨ª pidi¨® perd¨®n. En enero de 2014 dijo a la televisi¨®n holandesa que Jean-Claude Juncker, entonces candidato y hoy presidente de la Comisi¨®n Europea, ¡°fumaba y beb¨ªa demasiado en las reuniones¡±. Al concluir la emisi¨®n admiti¨® lo doloroso de unas ¡°palabras dichas a la ligera¡± y el problema que podr¨ªa haber causado.
Decir que Espa?a, Italia, Portugal y Grecia ¡ªun cuarteto que exige su cese¡ª han sido torpes a la hora de ahorrar es olvidar que se trata de poblaciones que han padecido agujeros fiscales en sus arcas estatales y han aplicado la ¡°adhesi¨®n circunstancial a la causa de otros¡± ¡ªas¨ª define el diccionario de la Real Academia la palabra solidaridad ¡ª. El pol¨ªtico holand¨¦s considera que esta es una obligaci¨®n connatural a la socialdemocracia en la que milita. Y luego lo estropea. Al fijar los l¨®gicos l¨ªmites temporales y contables derivados de su cargo, cierra sus declaraciones al diario alem¨¢n con el equivalente a un castizo haber ahorrado mejor.
De Juncker dijo que ¡°fumaba y beb¨ªa demasiado¡±, y de Reino Unido, que va?camino de ser para¨ªso fiscal
El 29 de octubre de 2015, cuando Grecia llevaba ya sendos rescates a cargo de la Comisi¨®n Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, Dijsselbloem acept¨® almorzar con la prensa extranjera destacada en Holanda. Puntual, algo t¨ªmido, exquisito en las formas y con el estupendo ingl¨¦s que se espera del hijo de un profesor de secundaria de dicha lengua, desgran¨® los problemas de la deuda soberana griega. De la austeridad necesaria para que el rescate hiciera efecto y las ¡°peticiones de Atenas frente al poco dinero a la vista para estabilizar la situaci¨®n¡±. En otras palabras, lo complejo que resultaba aplicar la cura solidaria a costa del resto de los socios de la UE. Sus interlocutores mencionaron la entereza y apoyo de los griegos, que hab¨ªan recibido desde principios de ese a?o unos 160.000 migrantes a trav¨¦s de las costas turcas. ¡°Desde luego, pero no es lo mismo¡±, vino a decir, algo azorado. En su partido le describen como un ¡°neoliberal vestido de socialista¡±; un moralista con el apodo eclesi¨¢stico, y cordial, de vicario. Un pol¨ªtico tan recto que repudia los debates p¨²blicos por ¡°su atm¨®sfera de pelea de gallos¡±.
Es un pol¨ªtico moralista, de tono pedag¨®gico y rectitud?calvinista, que defiende que?las reglas son las reglas
Dijsselbloem tiene un punto docente muy ¨²til para aclarar conceptos fiscales. Un educado deje pedag¨®gico heredado de un entorno familiar del ramo. No solo su padre era profesor en Eindhoven, su ciudad natal. Su madre fue maestra de primaria, y su abuelo y hasta 14 de sus t¨ªos y t¨ªas han dado clases. Por otro lado, que las reglas son las reglas no es solo una m¨¢xima suya. Est¨¢ en el quehacer diario de lo que atribuy¨® a ¡°la cultura calvinista¡± en medio de las cr¨ªticas. Hablaba del ADN nacional y pareci¨® que se disculpaba, pero en realidad solo deploraba el malentendido por lo del mal ahorro. El pol¨ªtico holand¨¦s es un tipo decente y tranquilo, algo que ni siquiera sus detractores ponen en duda. Sosegado hasta la rigidez, el entonces l¨ªder socialdem¨®crata, Wouter Bos, en una entrevista televisiva en su pa¨ªs, le hizo llegar una nota dici¨¦ndole: ¡°Sonr¨ªe y rel¨¢jate un poco¡±. Al puntualizar que no deseaba ofender a nadie suena aut¨¦ntico, pero a un dirigente de su altura se le exige que mida con cuidado sus palabras. No basta con apuntar que le han interpretado mal cuando en una sola frase deposita a las mujeres de un nebuloso sur de Europa en manos de un grupo de varones amantes de baco. Ahora que la socialdemocracia holandesa ha quedado reducida a 9 esca?os en un parlamento de 150 y al menos 73 europarlamentarios han pedido su dimisi¨®n, Dijsselbloem puede meditar. Padre de dos hijos, Sam y Josha, con su pareja, Gerda Grave, reside en una granja en Wageningen, ciudad universitaria del este de Holanda. Con un huerto y animales, quiso ser veterinario. Premiado en 2007 por las juventudes protestantes por denostar el sexo en televisi¨®n y los videojuegos violentos, no puede ignorar que la responsabilidad pol¨ªtica implica en ocasiones la dimisi¨®n que le piden.
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