Trump no pas¨® la inspecci¨®n sanitaria
Una revisi¨®n ordinaria detect¨® 13 irregularidades en Mar-a-Lago, la mansi¨®n del presidente
La joya de la corona de Palm Beach. Un club sin comparaci¨®n posible. Un c¨¦sped cuidado como una manicura. El epicentro de la escena social. Mar-a-Lago, el club de ¨¦lite y casa de fin de semana de Donald Trump, se define a s¨ª mismo de todas esas formas maravillosas. Y no hablemos de los productos de su cocina. Su web nos los presenta como una ¡°experiencia culinaria extraordinaria¡±, ya se adentre uno en el Men¨² Continental, en el Nuevo Mundo, en el Cl¨¢sico o en el Nueva Cocina Caribe?a. Los socios y sus hu¨¦spedes pueden elegir si degustarlos en la Casita del T¨¦, en el Patio Al Fresco o en ¡°nuestro opulento e hist¨®rico Sal¨®n Principal de Cenas¡±. Incluso, se puede dar el caso de que la cena se brinde acompa?ada por un ¡°saxofonista tocando bajo las estrellas¡±.
Nadie hubiera pensado que detr¨¢s de ese despliegue de lujos, con una cuota de inscripci¨®n de 200.000 d¨®lares (doblada desde que Trump es presidente), pudiera haber problemillas de inspecci¨®n sanitaria, como si se tratase de un viejo y entra?able restaurante de gran ciudad con la cocina en el s¨®tano y un tubo oxidado echando vapores a la acera. Inspectores del estado de Florida encontraron el 26 de enero, seis d¨ªas despu¨¦s de que el due?o de Mar-a-Lago jurase su cargo como dirigente de la oficina presidencial m¨¢s poderosa del mundo, 13 violaciones reglamentarias en la cocina del para¨ªso.
En Mar-a-Lago el sistema de refrigeraci¨®n de alimentos no cumpl¨ªa con los est¨¢ndares. El material de primera calidad que gozar¨ªan sus clientes estaba pasando un poco de calor. El pollo a nueve grados cent¨ªgrados, el pato a diez, como la ternera cruda. La temperatura del jam¨®n era la m¨¢s elevada, la que m¨¢s se acercaba al concepto de Nueva Cocina Caribe?a, quiz¨¢s: 13,9 grados. La normativa exig¨ªa que ning¨²n producto estuviera por encima de cinco grados.
Los inspectores se llevaron otro disgusto en el epicentro de la vida social al comprobar que el pescado que se iba a servir crudo o apenas hecho no hab¨ªa pasado por los procesos de ¡°adecuada destrucci¨®n de par¨¢sitos¡±. Inmediatamente ordenaron al personal de la cocina que cocinasen el pescado antes de servirlo o, si no, lo tirasen a la basura. Solo dos semanas m¨¢s tarde, Mar-a-Lago recibir¨ªa al primer gran alto dignatario extranjero en visita oficial a Trump: Shinzo Abe, primer ministro de Jap¨®n, el reino del pescado crudo.
Se detectaron otros problemas, como algunas estanter¨ªas algo herrumbrosas. El departamento sanitario ha aclarado que los defectos localizados en la cocina de Mar-a-Lago fueron subsanados con rapidez, sin necesidad de que se suspendiese el servicio.
La noticia de las verg¨¹enzas de la joya residencial de Donald Trump ha resonado, precisamente, al mismo tiempo que unas declaraciones del presidente en las que explic¨® que el jueves pasado le inform¨® en Mar-a-Lago a su hu¨¦sped, el presidente chino Xi Jinping, del ataque de Estados Unidos a Siria justo mientras disfrutaban ¡°la tarta de chocolate m¨¢s bonita que hayas visto en la vida¡±.
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