De los misiles a las orqu¨ªdeas: todo vale en la propaganda norcoreana
Cualquier escena puede convertirse en publicidad para el r¨¦gimen en el pa¨ªs m¨¢s herm¨¦tico del mundo
?Qu¨¦ tienen que ver las flores con los misiles? Todo, aparentemente. Al menos en Corea del Norte, donde cualquier acto, cualquier escena, es susceptible de convertirse en propaganda.
Es doble d¨ªa de fiesta en Pyongyang: es domingo y la segunda jornada no laborable por el aniversario del nacimiento del fundador del r¨¦gimen, Kim Il-sung. ?Qu¨¦ hacer? Al menos en la capital, el escaparate del r¨¦gimen, las opciones se han multiplicado en los ¨²ltimos cinco a?os: se han inaugurado parques acu¨¢ticos, delfinarios, un crucero, el zoo, pistas de patinaje y boleras, por nombrar solo algunos.
Un cl¨¢sico que no pierde actualidad es la exhibici¨®n anual de kimilsungias, la variedad de orqu¨ªdea originaria de Indonesia y nombrada en honor del Eterno L¨ªder. Cada a?o se exponen en el pabell¨®n Ryonwang los ejemplares que seleccionan y env¨ªan los principales departamentos del Gobierno, organizaciones simpatizantes del r¨¦gimen en el extranjero, embajadas o voluntarios. Centenares de personas ¡ªsoldados de permiso tras participar en el masivo desfile militar del d¨ªa previo, parejas de novios, familias con ni?os¡ª se agolpan en los distintos stands para tomarse fotos y admirar las flores.
En cada expositor figura una decoraci¨®n alusiva a los logros de su responsable. La unidad de construcci¨®n ha colocado una maqueta de la nueva calle que inaugur¨® Kim Jong-un esta semana. El Banco de Corea del Norte, un sello con el color de los lingotes de oro. El Ministerio de Defensa tiene el mayor, un mural rebosante de flores y lemas propagand¨ªsticos que rodea a una imagen de Kim Il-sung y su hijo Kim Jong-il: ¡°el poderoso Ej¨¦rcito continuar¨¢ su tradici¨®n de victorias¡±, ¡°la gran causa brillar¨¢ eternamente¡± y ¡°los grandes l¨ªderes estar¨¢n para siempre con nosotros¡± est¨¢n acompa?ados de un friso de carros de combate y cohetes.
Un piso m¨¢s arriba, lo que acompa?a a las kimilsungias p¨²rpura son un cohete y un misil de medio alcance en pleno vuelo. ?No resulta incongruente la mezcla de la belleza de las flores con el prop¨®sito mortal de un arma de guerra? ¡°No, por supuesto que no. Estas flores y estos misiles los han enviado nuestros cient¨ªficos y t¨¦cnicos aeron¨¢uticos, que muestran as¨ª sus sentimientos de respeto hacia nuestro gran l¨ªder el camarada Kim Il-sung. Estos misiles simbolizan los logros de nuestros cient¨ªficos, la protecci¨®n de nuestro pa¨ªs¡±, explica Mi-yong, una de las gu¨ªas en el pabell¨®n.
Park Yong-chol, de 50 a?os y empleado en una empresa de compraventa, est¨¢ de acuerdo. ¡°En este expositor se nota el desarrollo de la defensa nacional, de la ciencia y de la naturaleza¡±.
Un poco m¨¢s arriba, en la misma avenida, el residente de Pyongyang que prefiera cambiar de plan en este d¨ªa de asueto cuenta con otra opci¨®n, el gigantesco parque acu¨¢tico Munsu, de 25 piscinas y capacidad para 2.000 personas. Los l¨ªderes vuelven a ser omnipresentes: una gran estatua de Kim Jong-il en la playa, colocada en el vest¨ªbulo, recibe a los ba?istas. Indefectiblemente, cada visitante inclina la cabeza ante ella en se?al de respeto.
?Apetece ver naturaleza y vida salvaje, para desconectar de la vida ciudadana? El zoo reabri¨® sus puertas en agosto pasado, tras una remodelaci¨®n en profundidad. Hay perros, dromedarios, jirafas. Azalea, una chimpanc¨¦ que fuma pero no se traga el humo -dicen sus cuidadores- hace las delicias de los ni?os que abarrotan el lugar. Un sitio perfecto para pasar una tarde de primavera soleada. Aunque aqu¨ª tampoco es posible desconectar de la propaganda: fotograf¨ªas y carteles recuerdan que la reinauguraci¨®n estuvo presidida por el L¨ªder Supremo.
Pero cae ya la noche, y est¨¢ a punto de terminar el fin de semana y los festejos por el D¨ªa del Sol. Hay un concierto del grupo Mansudae, la orquesta que fund¨® el propio Kim Il-sung durante los a?os setenta. Venga, vamos. ?Corea del Norte ha fallado un lanzamiento de misil esta ma?ana? Nadie lo dir¨ªa. Suenan los acordes de tonadas populares como ¡°Defendamos el socialismo¡±, ¡°Nuestro l¨ªder¡± o ¡°No tenemos nada que envidiar en el mundo¡± (¡°nuestro pa¨ªs es el mejor/ la gente vive en armon¨ªa/ nuestro padre es el general Kim Il-sung¡±). Sobre el escenario se proyectan las im¨¢genes del lanzamiento de un cohete, y el p¨²blico se deshace en aplausos.
?Es posible alg¨²n tipo de actividad de ocio al aire libre en el que no quepa la propaganda? Un residente de Pyongyang sugiere una alternativa, un paseo en barca por el r¨ªo Taedong. ¡°Se puede hablar sin temor a que nadie escuche¡±.
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