La imposible uni¨®n de la oposici¨®n turca
La profunda divergencia ideol¨®gica impide la formaci¨®n de un bloque compacto de partidos antag¨®nico a Erdogan
Por primera vez en mucho tiempo quienes se oponen al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, han estado cerca de derrotarlo en las urnas. Y eso ha insuflado moral en una oposici¨®n derrotada por 15 a?os de ininterrumpido gobierno islamista. Se hizo patente cuando, la misma noche del refer¨¦ndum, en numerosos barrios de Estambul gobernados por la oposici¨®n comenzaron a escucharse caceroladas en protesta por el supuesto ama?o electoral. ¡°La gente tem¨ªa expresar su opini¨®n, pero ahora que han visto que medio pa¨ªs piensa igual, ha perdido el miedo¡±, opina una joven estambul¨ª que, en su momento, particip¨® en la revuelta de Gezi que, en 2013, puso contra las cuerdas a Erdogan. Pero, ?es posible que vayan m¨¢s all¨¢ y unan sus fuerzas contra el cada vez m¨¢s autoritario l¨ªder turco?
El analista Rusen ?akir considera un ¡°¨¦xito¡± la campa?a de la oposici¨®n y en especial del l¨ªder socialdem¨®crata Kemal Kili?daroglu, habitualmente criticado por su falta de carisma. ¡°Conseguir casi el 50 % de los votos en estas circunstancias y en un pa¨ªs de mayor¨ªa conservadora es casi un milagro¡±, explica a EL PA?S. Y podr¨ªa ser muy positivo de cara al nuevo sistema de gobierno presidencial, que favorecer¨¢ el bipartidismo: ¡°Erdogan ha ganado pero no puede considerar una victoria haber obtenido tan poca ventaja¡±.
El avezado pol¨ªtico islamista ha respondido a la oposici¨®n descalificando a los manifestantes como ¡°los de las cazuelas y las sartenes¡±, no s¨®lo porque los rechace como interlocutores, sino porque sabe bien que a la oposici¨®n turca le resulta extremadamente dif¨ªcil pasar de la protesta a articular un movimiento pol¨ªtico que pueda desbancarlo del poder. ¡°Erdogan no ha obtenido la victoria que esperaba, y su resultado ha sido en cierto modo un fracaso. Pero los sectores conservadores seguir¨¢n apoyando al AKP pese al descontento y a las alegaciones de fraude¡±, cree el acad¨¦mico y periodista Ali Bayramoglu: ¡°No espero el surgimiento de un movimiento organizado de oposici¨®n, porque, entre todos los partidos el m¨¢s organizado y fuerte sigue siendo el AKP¡±.
En Turqu¨ªa, a la tradicional divisi¨®n entre izquierda y derecha, se une la que hay entre laicos e islamistas y la que separa al nacionalismo turco del kurdo. Hay dos grandes formaciones pol¨ªticas, el Partido de la Justicia y el Desarrollo o AKP (derechista, religiosa y que bascula entre el nacionalismo turco y el kurdo seg¨²n le conviene) y el Partido Republicano del Pueblo o CHP (de centroizquierda, laico y moderadamente nacionalista turco). Les siguen dos partidos medianos con representaci¨®n parlamentaria, es decir, que superan el 10 % de los votos: el Partido de Acci¨®n Nacionalista o MHP (derechista, moderadamente religioso y ultranacionalista turco) y el Partido de la Democracia de los Pueblos o HDP (izquierdista, moderadamente laico y nacionalista kurdo).
S¨®lo una uni¨®n de la izquierda ser¨ªa insuficiente para superar a Erdogan puesto que un an¨¢lisis de los resultados de todas las elecciones celebradas en Turqu¨ªa desde 1950 muestra que ni en sus mejores momentos las formaciones progresistas ¡ªsumadas todas ellas¡ª?han traspasado el umbral del 50 % de los votos. Pero otras combinaciones que supongan unir a m¨¢s de dos de estos cuatro partidos son mutuamente excluyentes. En el CHP lo saben, puesto que tras las elecciones de junio de 2015, en las que el AKP perdi¨® la mayor¨ªa absoluta, intentaron formar una coalici¨®n con el MHP y apoyo externo del HDP, pero los ultranacionalistas turcos dejaron claro que ellos, de los kurdos, no quer¨ªan ni el apoyo incondicional.
No se trata s¨®lo de los partidos, sino de los votantes. El propio Erdogan lo ha experimentado en sus carnes. Por ejemplo, cuando la negociaci¨®n con el grupo armado kurdo PKK supuso para su partido una importante sangr¨ªa de votos que recogi¨® el MHP, o en el reciente refer¨¦ndum, en cuya campa?a trat¨® de cortejar al votante ultranacionalista con una ret¨®rica incendiaria, lo que ha impedido que muchos kurdos conservadores apoyen la opci¨®n defendida por los islamistas. Pero si Erdogan se ha mantenido invicto tantos a?os es porque el AKP ha logrado una s¨®lida implantaci¨®n en todo el pa¨ªs, desde las agrestes monta?as fronterizas con Ir¨¢n e Irak a los campos de Tracia. En cambio, el resto de los partidos han sido reducidos a poco m¨¢s que formaciones regionales: el CHP es fuerte en el oeste, el MHP en el centro y norte y el HDP en el este.
Es cierto que el refer¨¦ndum ha dividido completamente a la base del MHP y muchos vaticinan la progresiva disgregaci¨®n de una formaci¨®n con casi medio siglo de antig¨¹edad. Parte de sus miembros podr¨ªan unirse al AKP, parte formar un nuevo partido conservador anti Erdogan y llegar a alg¨²n acuerdo con el resto de la oposici¨®n. Pero los caminos de la pol¨ªtica turca son inescrutables, pues el mandatario turco se ha demostrado muy h¨¢bil a la hora de cooptar a antiguos pol¨ªticos que se hab¨ªan propuesto robarle votos en la derecha. Por ejemplo, el actual ministro portavoz del Gobierno, Numan Kurtulmus, que en el pasado dirig¨ªa una formaci¨®n islamista cr¨ªtica con la corrupci¨®n del AKP, o el ministro de Interior, Suleyman Soylu, exl¨ªder de una formaci¨®n de centroderecha y quien hace menos de una d¨¦cada le acusaba de querer convertirse en un sult¨¢n.
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