Ohh, Champs Elys¨¦es
El valor propagand¨ªstico del atentado en el centro tur¨ªstico y simb¨®lico de Francia altera unas elecciones en las que Le Pen lidera la bandera de la seguridad nacional
El poder iconogr¨¢fico de los Campos El¨ªseos acordonados por la polic¨ªa, el ej¨¦rcito y los bomberos, resume en s¨ª mismo el estado de psicosis con que van a celebrarse las elecciones del domingo. Es una desgracia la muerte de un polic¨ªa. Y es un m¨¢rtir instrumental el terrorista que desenfund¨® el kalashnikov, pero la gravedad simb¨®lica del tiroteo sobrepasa el mero balance hospitalario. Y adquiere un mensaje de propaganda feroz con la aspiraci¨®n de influir en los propios comicios presidenciales.
Porque el atentado se ha producido en la avenida m¨¢s tur¨ªstica y m¨¢s concurrida de Par¨ªs. Porque la ciudad ha quedado colapsada en su vulnerabilidad. Y porque el parpadeo de las luces policiales sobre las paredes del Arco del Triunfo evoca, a semejanza de una alarma, las pesadillas de las matanza del Bataclan.
Hab¨ªa logrado la polic¨ªa francesa neutralizar algunos atentados. Y hab¨ªa declarado el ministro del Interior que las elecciones ofrec¨ªan a la propaganda yihadisya una diana perfecta. No hace falta siquiera establecer una relaci¨®n org¨¢nica entre el terrorista abatido con el Estado Isl¨¢mico. Ya se ocupar¨¢ el ISIS de reivindicarlo y de recrearse en esa complicidad atmosf¨¦rica que fomenta la adhesi¨®n de los lobos solitarios. Y que complica al mismo tiempo las tareas de prevenci¨®n en las zonas vulnerables.
Ninguna tan evidente como la avenida universal de los Campos El¨ªseos. Tan universal que las troupes de Al Jazeera, de la BBC y de la CNN se precipitaron a los espacios aleda?os para trasladar al planeta las secuelas del atentado a la civilizaci¨®n. Y su repercusi¨®n en unas elecciones que van a celebrarse en estado de excepci¨®n.
No ya por la noticia del atentado o la consecuente alteraci¨®n de la campa?a, sino porque el estado de emergencia y la susceptibilidad a una fechor¨ªa terrorista ya hab¨ªa provocado la movilizaci¨®n de 50.000 polic¨ªas, gendarmes y soldados.
Plantea cuestiones embarazosas y delicadas la tragedia concreta y simb¨®lica de los Campos El¨ªseos. ?Servir¨¢ de argumento movilizador contra el r¨¦cord abstencionista que se hipotizaba hasta ayer (34%)? ?Se adherir¨¢n los franceses a las opciones m¨¢s institucionales, republicanas? ?O ser¨¢ la coartada el pretexto que necesitaba Marine Le Pen para consolidar su discurso de cierre fronterizo, recelo del inmigrante y promesa de una Francia segura, tal como est¨¢ escrito en sus carteles electorales?
Organizada o desorganizadamente, el yihadismo necesita intervenir en los comicios occidentales. Y parad¨®jica o naturalmente, le conviene dopar la pujanza, la fortaleza, de los movimientos antagonistas. Le Pen es la candidata ideal en cuanto expresi¨®n del discurso que abomina del islamismo y que promete la expulsi¨®n de los infieles. El objetivo del yihadismo no es s¨®lo combatir al pa¨ªs de la cultura, de los derechos del hombre, del hedonismo y del cartesianismo, sino intoxicar al 7% de musulmanes que residen en Francia y suscitar un conflicto de convivencia.
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