Keko, el ¨²ltimo muerto de una Argentina enferma
El f¨²tbol, la gran pasi¨®n del pa¨ªs, con enorme influencia pol¨ªtica ¡ªde ah¨ª viene Macri¡ª muestra su lado m¨¢s oscuro con el asesinato de un hincha visto en directo
Emanuel Balbo muri¨® al grito del peor insulto para un hincha de Belgrano de C¨®rdoba como ¨¦l: ¡°?Es de Talleres!¡±. Es el archirrival local. Emanuel, de 22 a?os, era el t¨ªpico joven del extrarradio argentino, donde casi todo gira alrededor del f¨²tbol. ¡°Un tipo de esos jodones,muy amiguero¡±, recuerda su padre, Ra¨²l. No era un ultra. Ni siquiera frecuentaba la zona m¨¢s complicada del estadio Mario Alberto Kempes. ¡°Iba siempre a la platea con Lucas, un amigo que tiene un chico de cuatro a?os, para estar m¨¢s tranquilos. Pero ese d¨ªa, como era el cl¨¢sico Belgrano-Talleres, no encontr¨® nada en platea y se fue a la popular¡±. Cay¨® en la tribuna Willington, una de las dif¨ªciles, pero ni siquiera la peor.
Keko, as¨ª le llamaban todos, iba muy tranquilo. Tanto que, aunque andaba escaso de dinero ¨Cestuvo un tiempo sin empleo cuando le echaron de una empresa de aire acondicionado hasta que su t¨ªo le ofreci¨® que le ayudara en la carpinter¨ªa- esta vez se hab¨ªa animado a apostar con su padre, que es de Talleres. Estaba convencido de que Belgrano ganar¨ªa el partido del a?o. Se hab¨ªan jugado cuatro kilos de carne para el cl¨¢sico asado argentino de los domingos.
Desde hace cuatro a?os, tras otra muerte violenta, en los estadios argentinos no pueden entrar hinchas del equipo visitante. En teor¨ªa no hab¨ªa peligro. Pero Balbo se encontr¨® en la tribuna con ?scar G¨®mez, Sapito. Se conoc¨ªan bien.
En 2012 Sapito y un amigo se picaron con sus coches y empezaron una carrera de madrugada por las calles del barrio cordob¨¦s de los Balbo, el Ferreyra. Uno de los hermanos peque?os de Keko, Agust¨ªn, de 14 a?os, circulaba en su moto con otro amigo de 15 a?os. En plena carrera, a m¨¢s de 100 kil¨®metros por hora, atropellaron a los adolescentes y los mataron. ¡°Sapito estuvo preso un mes, despu¨¦s lo soltaron, andaba como si nunca hubiera hecho nada. Me lo he cruzado, ¨¦l se burlaba, nunca me pidi¨® perd¨®n¡±, recuerda Ra¨²l Balbo.
El d¨ªa del partido, Sapito y Keko se cruzaron en la parte alta de la tribuna y empez¨® la tensi¨®n. Sapito tuvo una idea macabra. Empez¨® a gritar ¡°?Este culeao es de Talleres, m¨¢tenlo!¡±. No tuvo que hacer m¨¢s. Ni siquiera necesit¨® pelearse directamente. La turba hizo el trabajo sucio. Empezaron a pegarle de todas partes, hasta que fue bajando, cada vez m¨¢s asustado y herido. Aterrado, intent¨® escapar por un vomitorio. Pero le golpearon hasta el ¨²ltimo segundo, cay¨® mal y acab¨® con el cr¨¢neo estampado contra las escaleras de cemento. Muri¨® a los dos d¨ªas.
Mientras se desangraba, decenas de hinchas segu¨ªan insult¨¢ndole. La Polic¨ªa tuvo que proteger el cuerpo inerte de Balbo mientras decenas de j¨®venes embravecidos gritaban a pocos metros ¡°ol¨¦, ol¨¦, el que no salta es de la T¡± (de Talleres). Hay siete detenidos. La justicia se ha puesto las pilas esta vez. ¡°Justo ahora, cinco a?os despu¨¦s, me han dado fecha para el juicio por la muerte de mi otro hijo. Qu¨¦ casualidad. Tuve que perder otro hijo para que me den una causa del anterior. Espero que no tenga que perder ning¨²n otro m¨¢s. ?Este Sapito tiene que acumular 10 muertes para que lo metan 10 a?os en cana?¡±, se indigna el padre.
Todo est¨¢ grabado en v¨ªdeo. Ra¨²l no quiere ver ninguna de las im¨¢genes de la terrible muerte de su hijo, precisamente porque sabe que no solo lo mataron: humillaron su cuerpo. Keko lleg¨® al hospital sin zapatillas. No las perdi¨® en la ca¨ªda. En las im¨¢genes se ve como un joven, en plena turba, se las roba. Tambi¨¦n est¨¢ detenido. ¡°Lo tiran como un trapo y despu¨¦s le roban cuando est¨¢ muerto en el piso. ?C¨®mo nombras a eso? Decirle animal el desmerecer a los animales. Vamos para atr¨¢s en Argentina, falta educaci¨®n. Al final acabaremos tapados con un cuero y una lanza en la mano¡±, se desespera el padre.
Argentina no aprende. Hace casi dos a?os, un ultra de Boca ech¨® gas pimienta en la cara a los jugadores de River. No pod¨ªa seguir el partido, que se suspendi¨®. La hinchada de Boca, lejos de amilanarse, empez¨® a cantar: ¡°Estos putos [maricones] de mierda no quieren jugar, si no juegan, de la Boca no se van¡±. Literal. No les dejaban salir. Tardaron horas y se fueron directos al hospital con graves quemaduras por el gas. Los jugadores de Boca, lejos de solidarizarse, se colocaron en formaci¨®n de 4-4-2 en el campo para demostrar que ellos estaban dispuestos a seguir aunque sus compa?eros tuvieran los ojos quemados. El partido nunca termin¨® y Boca fue eliminado de la Copa Libertadores. Pero el odio sigue ah¨ª, intacto.
Casi todo en Argentina pasa por el f¨²tbol. Hasta el presidente, Mauricio Macri, viene de all¨ª: dirigi¨® 12 a?os el Boca Juniors con ¨¦xito y eso le dio la fama para poder dar el salto a la pol¨ªtica. Por eso la sensaci¨®n general es que este no es un problema aislado, es algo de fondo que afecta a toda la sociedad. ¡°Estamos cansados de la violencia, de la patota, de la mafia, de que todo se quiera justificar¡±, le dijo Macri al padre cuando lo llam¨® el viernes para solidarizarse.
Pero en Argentina est¨¢ asumido que esto puede volver a pasar. El f¨²tbol es un territorio sin ley, dominado por los ultras, que controlan enormes negocios ilegales y son utilizados como mercenarios en las luchas cainitas de la pol¨ªtica o el sindicalismo. Ni siquiera hay polic¨ªas en las tribunas, porque los hinchas se pelean con ellos y es a¨²n peor. Macri, que viene de ese mundo, intent¨® recuperar el poder en el f¨²tbol y perdi¨®: ahora la Asociaci¨®n de Futbol Argentino est¨¢n en manos de Hugo Moyano, el l¨ªder hist¨®rico del sindicato de Camioneros, con una larga historia oscura detr¨¢s.
¡°Lo m¨¢s grave de este caso es que los protagonistas no son barra brava [un grupo de hinchas fan¨¢ticos]. Ninguno tiene antecedentes. Son hinchas comunes. No es la peor tribuna de la cancha. Este caso desnuda a¨²n m¨¢s a una sociedad enferma¡±, asegura Gustavo Grabia, el periodista argentino que m¨¢s ha estudiado el fen¨®meno de las barras bravas. ¡°No le gritan ¡®es un ladr¨®n, me rob¨® la billetera¡¯, sino ¡®es de Talleres¡¯. La mayor¨ªa de la gente que va a la cancha cree que el tipo que viste otra camiseta es un enemigo al que hay que exterminar¡±, remata.
Pitada de esc¨¢ndalo
Por si hab¨ªa dudas, tres d¨ªas despu¨¦s de la muerte de Balbo, Talleres jug¨® contra Independiente en el mismo estadio. Como gesto de rechazo a la violencia, antes de empezar el partido salieron juntos los jugadores de Belgrano con los de Talleres con una pancarta: ¡°No somos enemigos¡±. La pitada fue de esc¨¢ndalo. Los ultras de Talleres no estaban dispuestos a aplaudir a los jugadores de Belgrano. Y viceversa. Ni siquiera la muerte de Balbo apacigua el odio.
Enrique Valiente Noailles, un reconocido fil¨®sofo y columnista, no es tan pesimista. ¡°Hay hongos mafiosos repartidos en toda la sociedad argentina. Y en el f¨²tbol no entra el Estado, es territorio liberado. Pero hay anticuerpos muy fuertes contra la violencia en este pa¨ªs por su pasado tr¨¢gico. No creo que sea una sociedad enferma como dicen. No hay m¨¢s que ver el enorme rechazo que ha generado esta muerte, no creo que esto pase sin m¨¢s¡±, asegura.
Es cierto, este asesinato vivido casi en directo gracias a m¨²ltiples v¨ªdeos ha provocado una enorme conmoci¨®n. Pero es muy probable que vuelva a pasar. ¡°Tengo otros tres hijos. Una de cuatro a?os. C¨®mo ser¨¢ esto cuando ella tenga 20 a?os. ?Me van a matar otro m¨¢s? ?En qu¨¦ va a acabar este pa¨ªs?¡±, clama el padre de Keko. Nadie se atreve a responder esa inquietante pregunta.
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