Francia abre una era pol¨ªtica con profundas fracturas
Macron y Le Pen inician la fase final de una campa?a que se plantea como un refer¨¦ndum sobre Europa
Francia abre una era pol¨ªtica marcada por el hundimiento de los viejos partidos y la consolidaci¨®n de nuevas fracturas geogr¨¢ficas, socioecon¨®micas e ideol¨®gicas. Ni Emmanuel Macron ni Marine Le Pen, que el 7 de mayo se enfrentar¨¢n en la segunda vuelta de las presidenciales, pertenecen a las formaciones que han gobernado en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Ya no se oponen izquierda y derecha, sino europe¨ªstas y soberanistas, liberales y proteccionistas, reformistas y populistas. La primera vuelta de las presidenciales, el domingo, deja un pa¨ªs dividido entre campo y ciudad, interior y costas, este y oeste, personas con bajo y alto nivel educativo, incluso franceses infelices y felices. El mapa se transforma.
El centrista Macron, candidato de En Marche!, y Le Pen, candidata del viejo partido ultra Frente Nacional, empezaron este lunes a tomar posiciones ante la nueva fase de la campa?a. Ya no son 11 candidatos sino ellos dos, los que recogieron m¨¢s votos en la primera vuelta del 23 de abril. Macron, 8,65 millones, un 24,01%. Le Pen, 7,67 millones, un 21,30%.
Macron llama a la unidad de los dem¨®cratas, de ¡°los patriotas frente a la amenaza de los nacionalistas¡±. Es un intento de reproducir la unidad nacional que cristaliz¨® en mayo de 2002 cuando el presidente neogaullista Jacques Chirac se disput¨® la presidencia con Jean-Marie Le Pen, el viejo patriarca ultra y padre de Marine Le Pen. Chirac sac¨® 82% de votos.
El candidato de En Marche! no es un pol¨ªtico profesional y longevo como Chirac, sino un novato. Fue banquero y, tras un breve paso por el gabinete del presidente Fran?ois Hollande y dos a?os como ministro de Econom¨ªa, sin haber ganado nunca antes unas elecciones, se lanz¨® a la presidencia. Cree que izquierda y derecha son categor¨ªas obsoletas y que hay que pensar en t¨¦rminos de conservadores y progresistas. Hay conservadores y progresistas de izquierdas y derechas, en su opini¨®n, y ¨¦l reclama el manto de este progresismo transversal.
Los sondeos dan hoy a Macron en torno a un 62% de votos frente a un 38% de Le Pen, pero Macron teme que dar la victoria por segura desmovilice a sus votantes y ponga en riesgo la victoria.
La estrategia de Le Pen consiste en definir a Macron como el candidato de las ¨¦lites pol¨ªticas y financieras, el hombre del establishment internacional que ha aniquilado la soberan¨ªa nacional francesa, el presidente cosmopolita, el de la Francia multicultural y desarraigada que no la proteger¨¢ ante la supuesta invasi¨®n for¨¢nea y el terrorismo. Plantea la elecci¨®n como un refer¨¦ndum en varios niveles. Sobre la UE. Sobre la ¡°globalizaci¨®n salvaje¡±, como dijo la candidata en un gui?o a los votantes de izquierdas que pueden sentirse seducidos por su programa econ¨®mico. Sobre la naci¨®n: ¡°Francia s¨ª o no¡±, resumi¨® en una entrevista radiof¨®nica su mano derecha, Florian Philippot. Philippot es un hombre clave en los pr¨®ximos d¨ªas puesto que, procedente del soberanismo de Jean-Pierre Chev¨¨nement, puede ampliar la base del FN m¨¢s all¨¢ de la esquina ultraderechista.
El voto del descontento con el sistema va m¨¢s all¨¢ de Le Pen. Los votos por la candidata del FN y quienes apostaron el domingo por el izquierdista Juan-Luc Melenchon, l¨ªder del movimiento Francia Insumisa, que, entre otras cosas llama a ponerse firmes ante una Europa que, sostiene, ya no se preocupa por los ciudadanos, suman m¨¢s de un 40%.
Para la izquierda, proteccionismo econ¨®mico; para la derecha, protecci¨®n de las fronteras: este es el terreno de juego que quiere delimitar Le Pen en la segunda vuelta.
Macron ¡ªexbanquero, europe¨ªsta, liberal¡ª es el candidato id¨®neo para esta partida, su rival so?ado, el que le permite reproducir de la manera m¨¢s similar el duelo entre Donald Trump y Hillary Clinton en las presidenciales de noviembre en EE UU. Con la diferencia de que Macron, al contrario que Clinton, es un rostro nuevo en la pol¨ªtica francesa. Y, aunque cuenta con el apoyo de los l¨ªderes de los grandes partidos rechazados el domingo, y del establishment econ¨®mico, ofrece un mensaje de renovaci¨®n generacional y de optimismo que contrasta con la visi¨®n pesimista y la Francia en repliegue de Le Pen.
La desventaja de la que parte Le Pen, y la celebraci¨®n anticipada en algunos sectores del macronismo, no ocultan la fuerza enorme del FN. Nunca hab¨ªa obtenido tantos votos en unas elecciones nacionales. Ya es el primer partido de la derecha, un elemento asumido en el paisaje pol¨ªtico franc¨¦s. Lo que en 2002 supuso una conmoci¨®n nacional ¡ªla llegada de Le Pen padre a la segunda vuelta¡ª hoy sus rivales lo ven como algo normal, previsible, incluso una buena noticia porque Le Pen hija sac¨® menos votos de lo esperado. Pero el resultado expresa una serie de fracturas que se han ahondado en d¨¦cadas pasadas y ahora emergen en su esplendor.
La fractura es geogr¨¢fica: una divisoria que parte Francia por el medio, entre las regiones atl¨¢nticas de Macron y las mediterr¨¢neas y orientales de Le Pen. Es lo que Jacques Attali, consejero de presidentes y mentor de Macron, llama la diferencia entre la Francia del interior y la Francia mar¨ªtima, m¨¢s encerrada y pesimista la primera, m¨¢s optimista la segunda.
Otra fractura separa ciudades y campo. El ejemplo m¨¢s claro es Par¨ªs, como se?ala Le Monde, donde Le Pen no llega al 5% de votos, mientras que Macron se acerca al 35%. Pero el esquema se repite por toda Francia: derrota del FN en las grandes ciudades y victoria clara en los pueblos. Es lo que el ge¨®grafo Christophe Giulluy llam¨® hace unos a?os ¡°la Francia perif¨¦rica¡±, la de las peque?as ciudades y pueblos lejos de las capitales, un pa¨ªs desconectado de la globalizaci¨®n y de las ¨¦lites metropolitanas.
Un sondeo publicado por instituto Ipsos expone otra fractura: la de la educaci¨®n. Las personas con tres a?os de estudios universitarios como m¨ªnimo votaron en un 30% a Macron y en un 9% a Le Pen. Las personas sin bachillerato votaron en un 30% a Le Pen y en un 19% a Macron. Los ingresos tambi¨¦n condicionan el voto. Quienes ganan m¨¢s de 3.000 euros mensuales votaron en un 32% a Macron; quienes ganan menos de 1.250, en un 32% a Le Pen.
El pr¨®ximo presidente deber¨¢ gobernar para estos dos pa¨ªses, cada vez m¨¢s alejados. Para lograrlo, gane quien gane el 7 de mayo, deber¨¢ obtener una mayor¨ªa parlamentaria en las legislativas de junio. La segmentaci¨®n pol¨ªtica y social no se lo pondr¨¢ f¨¢cil.
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