Protestas pagadas, el ¨²ltimo capricho de los empleados de Silicon Valley
Las empresas de tecnolog¨ªa dan tiempo libre a los trabajadores para que se manifiesten contra el presidente Trump
Lo m¨¢s parecido al activismo que se conoc¨ªa en Silicon Valley era una campa?a en Change.org o, en el peor de los casos, una tormenta de tuits que lleguen a convertirse en trending topic. A los ciberactivistas de clic y toques de rat¨®n se les ha apodado, con cierta raz¨®n, v¨ªctimas del slacktivism, una mezcla entre vaguer¨ªa y escasa implicaci¨®n para reflejar que lo que parece una candente corriente de opini¨®n no tiene impacto m¨¢s all¨¢ de las pantallas.
La llegada del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha cambiado esta costumbre. Los techies est¨¢n descubriendo que necesitan pisar la calle para tener impacto y hacer que su malestar sea palpable. La primera experiencia fue durante la primera orden ejecutiva referida a la inmigraci¨®n, cuando comenzaron a arremolinarse en el aeropuerto de San Francisco. No falt¨® Sergey Brin, cofundador de Google, que lleg¨® a Estados Unidos con estatus de refugiado. Despu¨¦s, con la marcha de las mujeres del 8 de marzo.
Desde entonces, las concentraciones alrededor del Civic Center, el Ayuntamiento de San Francisco y la plaza de las Naciones Unidas es una constante. La reducci¨®n y endurecimiento del proceso para acceder al visado H1B, el m¨¢s com¨²n en Silicon Valley, ha terminado por caldear los ¨¢nimos. Hay que tener en cuenta que el 36,7% de los trabajadores de la zona son extranjeros. Nadie puede sentirse ajeno, porque siempre conoce a un afectado.
El gancho para trabajar en Silicon Valley son los 'perks', o premios que reciben los empleados para evitar su fuga
Ahora, la ¨²ltima moda es pedir a las empresas que les dejen tiempo libre para protestar, dentro de su horario de trabajo. El dinamismo del mercado tecnol¨®gico hace que contentar a un empleado sea casi tan complicado como satisfacer a un hijo caprichoso. Uno de los temas de conversaci¨®n favoritos y gancho para conseguir nuevos perfiles es, precisamente, los denominados perks, los beneficios o premios que reciben los empleados para evitar su fuga. Fauna, una startup con 13 empleados, ha decidido permitir que las manifestaciones en horario laboral no tengan penalizaci¨®n.
En la Misi¨®n, el barrio latino de San Francisco, y el favorito por los techies por su mezcla de buen tiempo, bohemia y hipsterismo, se reparten octavillas llamando a una gran manifestaci¨®n y paro laboral el 1 de Mayo. Facebook ya ha emitido una nota en la que da permiso para ausentarse: ¡°Tenemos el compromiso de ser un lugar de trabajo inclusivo, donde los trabajadores se sienten c¨®modos expresando sus opiniones y lo que es importante para ellos. Apoyamos que nuestra gente se una al D¨ªa Internacional de los Trabajadores y sus esfuerzos para hacer que se tengan en cuenta las condiciones de justas¡±.
Se espera que pronto Apple, Google y las grandes del Valle tomen una postura similar. Este beneficio poco tiene que ver con algunos cl¨¢sicos de la zona. En Google, por ejemplo, fue famosa su barra de sushi con creaci¨®n de niguiris y makis al momento. Tambi¨¦n lo es la bolera de su sede principal, situada junto la lavander¨ªa. La idea que subyace en este tipo de iniciativas, al menos inicialmente, es que si resuelven tareas cotidianas de los empleados, podr¨¢n emplear m¨¢s tiempo en ser productivos en el trabajo. Por eso es normal ver trailers en la puerta de Dropbox o Airbnb que sirven de dentista o peluquer¨ªa expr¨¦s.
Los masajes, las clases de yoga, las salas de juegos, los talleres de m¨²sica son normales¡ La posibilidad de llevar al perro, siempre que no ladre y sepa comportarse con otros canes y humanos, es bastante normal. El perk m¨¢s deseado, a la vez que uno de los m¨¢s criticados, son las vacaciones infinitas. Dar¨ªa para una cascada de comentarios y opiniones. Mientras que unos lo ven como la puerta abierta al abuso, otros se basan en datos para demostrar que se consigue un mejor rendimiento cuando se conf¨ªa en profesionales responsables.
Cabe recordar que en Silicon Valley, en las empresas de reciente creaci¨®n y gran crecimiento, las startups, es muy habitual dotar a los trabajadores de un buen paquete de acciones para que se involucren y sientan como suya la compa?¨ªa. Asumen tanto la labor que terminan por no respetar el m¨ªnimo de vacaciones pagadas, normalmente entre dos semanas y 20 d¨ªas, para competir entre ellos por todo lo contrario, contando la cantidad de d¨ªas seguidos que llevan sin faltar en su puesto. Sin duda, solo en Silicon Valley.
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