Dime de d¨®nde eres y te dir¨¦ c¨®mo eres
Prejuicios y estereotipos sobreviven en el imaginario colectivo a pesar del enorme aumento de la informaci¨®n y del conocimiento
![Mapa del siglo XVI de Juan de la Cosa.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/H4OQQFWP7M2WIJYAVWO45FAOKI.jpg?auth=8dc53f4dec3f452cba425a69bcfc32d253395c8f65ce4e8b1714a03bb5784570&width=414)
La idea de que el territorio y sus caracter¨ªsticas f¨ªsicas, especialmente, determinan y explican la historia de los pueblos es incluso anterior a la definici¨®n cient¨ªfica de esta corriente de pensamiento dentro de la geograf¨ªa.
Numerosos libros de viajes, desde la m¨¢s remota Antig¨¹edad cl¨¢sica hasta hoy, han abundado en explicaciones sobre la vida social y econ¨®mica y sobre la historia de los pa¨ªses visitados a trav¨¦s de algunos rasgos sobresalientes de su relieve o de su clima en descripciones m¨¢s o menos fantasiosas. La indolencia de los pueblos que habitan las zonas tropicales o los climas suaves y c¨¢lidos en general, como en el caso de los mediterr¨¢neos, a veces; la espiritualidad de los castellanos enfrentados al cielo inmenso en sus llanos sin l¨ªmites; la laboriosidad de las sociedades n¨®rdicas obligadas por el fr¨ªo dominante a concentrar en el tiempo sus actividades agr¨ªcolas favoreciendo el trabajo en com¨²n y la vida social en torno al hogar. Estos y tantos otros prejuicios y estereotipos sobreviven en el imaginario colectivo de la sociedad contempor¨¢nea a pesar del enorme aumento de la informaci¨®n y del conocimiento.
Desde el arranque del gran debate sobre la econom¨ªa pol¨ªtica y el origen de la riqueza de las naciones, los llamados fisi¨®cratas apuntaron a la fertilidad diferencial de los suelos agr¨ªcolas como causa de la desigualdad en las rentas. As¨ª queda establecido, por ejemplo, tanto en los inicios del liberalismo en el Tableau ?conomique, de Fran?ois Quesnais (1694-1774), de 1758, como en On the Principles of Political Economy and Taxation, de David Ricardo, (1772-1823), de 1817.
A ra¨ªz de la progresiva consolidaci¨®n de la Europa de los Estados, hacia finales del siglo XIX, Alemania organiz¨® su sistema universitario a partir de la herencia intelectual de los hermanos Alexander (1769-1859) y Wilhelm von Hum?boldt (1767-1835). En este proceso se estableci¨® una nueva divisi¨®n del trabajo cient¨ªfico, que durar¨ªa m¨¢s de cien a?os, dentro de la cual se crearon las facultades y escuelas en torno a c¨¢tedras como la de Ecolog¨ªa de Ernst Haeckel (1834-1919) en Jena o a la de Geograf¨ªa de Friedrich Ratzel (1844-1904) en Heidelberg, entre muchas otras.
Desde la Antig¨¹edad hasta hoy abundan los libros de viajes que tratan de explicar la historia a trav¨¦s del relieve o el clima
En torno a Ratzel se form¨® una escuela de geograf¨ªa alemana, cient¨ªfica y moderna, f¨ªsica y especialmente humana, incluso pol¨ªtica. En ella, profesores e investigadores en sus departamentos y gabinetes estudiaban los procesos y las formas territoriales a partir de las mutuas y complejas interrelaciones entre la naturaleza y la sociedad humana. Esta escuela difundi¨® sus influencias por Europa Central y Oriental, por Escandinavia e incluso por Estados Unidos.
Por otra parte, Francia, que durante casi ocho decenios disput¨® b¨¦licamente con su vecino oriental la hegemon¨ªa continental, tambi¨¦n en el campo de la organizaci¨®n universitaria y de la propia geograf¨ªa se vio obligada a plantear sus ?alternativas. En torno a la figura del humanista Paul Vidal de La Blache (1845-1918) desarroll¨® una geograf¨ªa regional desde el epicentro de la Rue Saint-Jacques, en la colina de la Sorbona, por todos los pa¨ªses de la francofonia y la francofilia, entre ellos Espa?a.
Fue en la geograf¨ªa regional francesa, seguida en parte por la geograf¨ªa cultural norte?americana, donde se descalific¨® el ambientalismo alem¨¢n, reduci¨¦ndolo con el calificativo de determinismo. Se trataba especialmente de diferenciarse, y bas¨¢ndose te¨®ricamente en el vitalismo y espiritualismo de Henri Bergson (1859-1941) afirmaban sobre todas las cosas la libertad del hombre y sus diversas posibilidades de adaptaci¨®n y de ?superaci¨®n de los condicionantes naturales. De esta forma, la geograf¨ªa, como la regi¨®n de Alsacia y Lorena, se transform¨® en una especie de provincia cient¨ªfica cuyo control se disputaron germanos y franceses, oscureciendo muchos de los avances de la disciplina tanto en ambos Estados como en todos los dem¨¢s.
Las dos grandes derrotas alemanas del siglo XX, con sus secuelas de muerte y destrucci¨®n y las tr¨¢gicas di¨¢sporas de los supervivientes, facilitaron el desplazamiento de todas las hegemon¨ªas al otro lado del Atl¨¢ntico, tambi¨¦n la geogr¨¢fica. Determinismo y posibilismo fueron as¨ª superados en la geograf¨ªa internacional por las sucesivas explicaciones cuantitativas, por las cr¨ªticas m¨¢s o menos radicales o por las m¨²ltiples versiones posmodernas.
Fuera de la disciplina geogr¨¢fica, en cambio, la fuerza de los condicionantes naturales y de sus grandiosas manifestaciones peri¨®dicas continu¨® atrayendo la explicaci¨®n cient¨ªfica de muchos hechos hist¨®ricos, econ¨®micos y pol¨ªticos, e incluso sociales. Historiadores econ¨®micos como Earl J. Hamilton (1899-1989) o David S. Landes (1924-2013), incluso economistas como el estadounidense laureado Paul Krugman, han recurrido a elementos del medio natural para construir algunas de sus explicaciones, atribuyendo generalmente el nombre de geograf¨ªa, la disciplina, a su objeto de estudio: el territorio.
Pero han sido especialmente el ensayo y el periodismo los ¨¢mbitos en los que las explicaciones de deterministas han encontrado mayor eco y aplicaci¨®n. Sin lugar a dudas, la culminaci¨®n de este hecho se puede ver en la conocida y compleja obra de Robert D. Kaplan. ?l se ha dedicado fundamentalmente a interpretar la situaci¨®n actual de los territorios del antiguo Imperio Otomano, aunque su libro m¨¢s popular y significativo por su contenido determinista y por su contundente t¨ªtulo es La venganza de la geograf¨ªa, de 2012. M¨¢s recientemente, el periodista brit¨¢nico Tim Marshall ha abundado en el tema con otra popular obra sobre la influencia del territorio natural en la historia de los pueblos, centrada en 10 mapas diferentes.
Frente al mudo desprecio de la mayor parte de la comunidad de ge¨®grafos acad¨¦micos ante este tipo de obras, con la excepci¨®n de alguna cr¨ªtica espor¨¢dica, como la de Harm de Blij (1935-2014), quiz¨¢ la actitud m¨¢s inteligente sea la de subirse a esta ola de popularidad. Si la opini¨®n p¨²blica cree en el poder explicativo de lo que entiende por geograf¨ªa, con mayor o menor precisi¨®n, el papel de los ge¨®grafos profesionales deber¨ªa ser el de mostrar las implicaciones intelectuales e ideol¨®gicas de las explicaciones demasiado simplistas y analizar ejemplos de determinaciones y de adaptaciones, de superaciones y excepciones diversas. Ello con todo el rigor, pero sin elitismos ni desprecios y tratando de conectar con las necesidades y los intereses de los ciudadanos del siglo XXI. M¨¢s a¨²n cuando la evidencia sobre la limitaci¨®n de la Tierra y el impacto de los fen¨®menos naturales es incontestable.
Carles Carreras es catedr¨¢tico de Geograf¨ªa Humana en la Universidad de Barcelona y miembro de la Reial Acad¨¨mia de Bones Lletres de Barcelona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.