De maestro a pap¨¢ adoptivo
El argentino Javier Castellano conoci¨® como profesor a Gabriel. El juez salt¨® los obst¨¢culos legales y le acaba de dar la tenencia definitiva
¡°El me eligi¨® a m¨ª y yo lo eleg¨ª a ¨¦l¡±. As¨ª resume Javier Castellano la historia que lo une con Gabriel, un ni?o que primero fue su alumno y ahora, gracias a un fallo de la justicia, se acaba de convertir en su hijo mediante una adopci¨®n. En teor¨ªa hab¨ªa un obst¨¢culo legal, porque Castellano tuvo acogido de forma provisional durante cuatro a?os al menor y el c¨®digo civil proh¨ªbe una adopci¨®n despu¨¦s de esa f¨®rmula. Pero el juez entendi¨® que su v¨ªnculo era demasiado fuerte.
¡°Tuvimos una entrevista con el juez y sus padres. Gabriel dice que quiere seguir conmigo y sus padres coincidieron. Termin¨® todo el juzgado llorando¡±. El magistrado acept¨® la adopci¨®n y el caso sienta un precedente en Argentina. ¡°Esta bueno que se empiecen a abrir puertas y que se den cuenta que hay familias que tienen a ni?os en guarda durante cuatro o cinco a?os y les dicen pap¨¢ o mam¨¢. Hay que velar por los derechos del ni?o y basarse en lo que ellos quieren¡±, explica Javier.
Este hombre de 43 a?os viene de una vida muy diferente. Estuvo en Europa, donde trabaj¨® en el Banco Sabadell y Hewlett Packard. Un ritmo de ¡°hoteles de cinco estrellas y carteles con mi nombre esper¨¢ndome en los aeropuertos¡±. Tambi¨¦n estuvo en ?frica, donde conoci¨® la pobreza extrema. Junt¨® dinero, y decidi¨® dar un vuelco. Se instal¨® en Los algarrobos, una peque?a aldea de la provincia de C¨®rdoba (a 700 kil¨®metros de Buenos Aires) en la que s¨®lo viven 50 personas.
¡°Lo experiment¨¦, ya hice esta vida y ahora quiero cambiar, vivir una historia m¨¢s humana¡±, pens¨® Javier cuando ten¨ªa 34 a?os, ¡°Me cri¨¦ en C¨®rdoba y me di cuenta que este era mi lugar en el mundo. Pate¨¦ el tablero y largu¨¦ todo lo que ten¨ªa all¨¢, hasta una novia. No fue duro porque ten¨ªa tan claro que quer¨ªa venir, y estaba tan agradecido de haber conocido todo el mundo, que lo hice satisfecho¡±.
A los pocos meses se estaba armando una casa de piedra con la ayuda de unos alba?iles. ¡°A mi familia le cost¨® entender pero despu¨¦s vieron que yo ven¨ªa a hacer un mont¨®n de cosas ac¨¢. Muchos pensaban que me hab¨ªa vuelto completamente loco, pero la verdad estaba muy cuerdo porque estaba haci¨¦ndole caso a lo que me dec¨ªa el coraz¨®n. Loco hubiese estado si segu¨ªa haciendo algo que ya no me gustaba¡±, se enorgullece.
Entonces, fue el turno de ganarse la confianza de sus nuevos vecinos: ¡°Me acerqu¨¦ a la escuela y conoc¨ª a su ¨²nica maestra, Cecilia Mur¨²a, que adem¨¢s era la cocinera y la directora. Ella me cuenta que ten¨ªan un mont¨®n de computadoras que hab¨ªa entregado el gobierno pero que nadie sab¨ªa usar¡±. Javier se ofreci¨® a ense?arles sin percibir ning¨²n tipo de salario a cambio. ¡°A partir de ah¨ª pas¨¦ a ser ¡®el profe¡¯, no solo para los chicos sino para toda la comunidad¡±, recuerda. Ah¨ª conoci¨® a Gabrielito, como lo llama. El ni?o ten¨ªa cinco a?os, empezaba el jard¨ªn y viv¨ªa junto a su abuela dado que los padres biol¨®gicos tienen problemas cognitivos y no pod¨ªan hacerse cargo de ¨¦l. ¡°Lo primero que me atrap¨® de ¨¦l es que es un ni?o con una gran sonrisa y una alegr¨ªa. Lo vi como un peque?o maestro que me ense?¨® que la felicidad depende del esp¨ªritu¡±, asegura.
Cuando Javier vio la situaci¨®n en la que viv¨ªa el ni?o y su abuela, los comenz¨® a ayudar, aunque hasta ah¨ª no se le hab¨ªa cruzado la idea de adopci¨®n. Pero a la anciana le diagnosticaron c¨¢ncer y el ni?o necesitaba una familia. Las autoridades le dieron la guardia transitoria y en cuatro a?os, el ni?o estaba completamente adaptado a la vida de Javier, al punto que la Justicia decidi¨® la tenencia definitiva el pasado 27 de marzo, haciendo hincapi¨¦ en las referencias afectivas. ¡°Mis viejos son sus abuelos, mis hermanos son sus t¨ªos y mis sobrinos son sus primos¡±, afirma. El ni?o, mientras tanto, se fascina con los aviones que antes ve¨ªa de lejos y a los que ahora se sube. Ahora que por fin tiene a su ¡°Pap¨¢ Profe". Para ¨¦l ya es tiempo de so?ar.
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