Cotidianidad de excepci¨®n

El sobresalto se ha encarnado en los d¨ªas. Ya no es inherente a la cotidianidad, sino que es la propia cotidianidad. Estamos viviendo en Brasil (y creo que en buena parte del mundo) a espasmos. Un espasmo, otro espasmo, otro espasmo m¨¢s. Todas las noches, nos vamos a dormir (o a intentar dormir) sin saber qu¨¦ pasar¨¢ en el pa¨ªs. O incluso con qu¨¦ presidente terminar¨¢ el d¨ªa. Ya no podemos imaginarnos el d¨ªa de ma?ana. A veces, no podemos imaginarnos ni la hora siguiente. El sobresalto teje la experiencia, tanto la colectiva ¡ªla manera como estamos con los dem¨¢s¡ª como la individual ¡ªnuestra manera de estar con nosotros mismos¡ª. Acusamos el impacto en nuestras v¨ªsceras, lo sentimos en la ansiedad mezclada con los tragos de caf¨¦, pero no somos capaces de dimensionarlo. As¨ª, la excepci¨®n se va infiltrando en las horas, y tambi¨¦n en las almas. Y as¨ª tambi¨¦n mina nuestra resistencia. ?C¨®mo persistir?

El control, desde siempre, es una ilusi¨®n. Pero en momentos como este, estamos m¨¢s all¨¢ de la posibilidad de ilusi¨®n. Y aunque no sea algo nuevo en la historia de la humanidad, que obviamente no lo es, hay algo que acent¨²a y ampl¨ªa esa percepci¨®n de la realidad: la vida conectada por internet, en la que, segundo a segundo, algo surge en la pantalla para contar, sobresaltando, un sobresalto. Y, sobresaltados, replicamos lo que nos sobresalta, sobresaltando a otros. Y, as¨ª, creamos un mundo de gente que contiene la respiraci¨®n, y a veces tambi¨¦n el pensamiento.

En ¨¦pocas como esta, las trampas son varias. Y tal vez la mayor sea la reacci¨®n. Hay una diferencia entre reaccionar por reflexi¨®n y reaccionar por reflejo. La reacci¨®n por reflejo obedece a la misma l¨®gica de alguien que se rasca al sentir que le ha picado un mosquito. Se parece a una respuesta sin pensamiento, r¨¢pida como un ¡°like¡± en las redes sociales. Es dif¨ªcil alcanzar cu¨¢l es el efecto de una reacci¨®n generalizada por reflejo. Pero es importante darse cuenta de que, en ese momento, los sectores de la sociedad que disputan el poder ¡ªo luchan para mantenerlo¡ª reaccionan con pensamiento y reaccionan con planificaci¨®n. Y parte de su pensamiento y de su planificaci¨®n es contar con el hecho de que la mayor¨ªa seguir¨¢ reaccionando por reflejo.

En tiempos de aceleraci¨®n, lo que se infiltra en las horas es esta sensaci¨®n de anormalidad que no pasa. Convertida en un presente continuo, es como si el d¨ªa siguiente no llegara nunca. Y, para recuperar la ¡°normalidad¡±, cualquier normalidad, corremos el riesgo de aceptar lo inaceptable. Cuanto mayor sea el deseo de ¡°normalidad¡±, aunque ilusoria, m¨¢s estar¨¢n dispuestas las personas y los grupos a conceder y a perder derechos. Y es ah¨ª donde reside el peligro.

Resistir al autoritarismo es dejar de reaccionar por reflejo y pasar a reaccionar por reflexi¨®n

Resistir en este momento tambi¨¦n es dejar de reaccionar por reflejo, y pasar a reaccionar a partir de la reflexi¨®n. Cuando todo parece ca¨®tico, cuando todo est¨¢ mezclado y se parece, hay que fijarse en los hechos. Fijarse atentamente en los hechos. Ellos nos indican d¨®nde est¨¢n las verdades y nos ayudan a ver d¨®nde est¨¢ la manipulaci¨®n, as¨ª como la falsificaci¨®n. El pensamiento todav¨ªa es la mejor forma de resistencia.

Hay un libro que nos puede ayudar a pensar sobre este momento. Sobre la tiran¨ªa ¨C Veinte lecciones que aprender del siglo XX. Inquieto por la impactante victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses, Timothy Snyder, profesor de historia de la universidad de Yale, public¨® un texto en Facebook que se hizo viral. Empezaba as¨ª: ¡°Los americanos no son m¨¢s sabios que los europeos, que vieron la democracia ceder al fascismo, el nazismo o el comunismo. La ¨²nica ventaja es que podr¨ªamos aprender de su experiencia¡±. El texto se ampli¨® y se convirti¨® en un libro, superventas en los Estados Unidos, traducido ya a varios idiomas.

Escrito para los estadounidenses, el libro tambi¨¦n dice mucho a todos los pueblos, ya que las nuevas m¨¢scaras del viejo autoritarismo est¨¢n tan globalizadas como el mundo que las gesta. A continuaci¨®n, entablo una conversaci¨®n con este libro, a partir de la experiencia de vivir, en Brasil, lo que denomino ¡°cotidianidad de la excepci¨®n¡±.

1) Cu¨¢l es la parte que te toca

¡°La mayor parte del poder que se concede al autoritarismo se concede voluntariamente¡±, dice Timothy Snyder. Es justamente lo que vamos dejando que hagan por comodidad o con la esperanza de que la excepci¨®n sea solo para los dem¨¢s. O, peor: con la expectativa de sacar alg¨²n provecho para nosotros mismos o para el grupo al que representamos. Justo en lo que el autor llama ¡°pol¨ªtica del d¨ªa a d¨ªa¡± vamos consintiendo lo que jam¨¢s deber¨ªamos consentir. Justo tambi¨¦n en la pol¨ªtica del d¨ªa a d¨ªa podemos impedir que el autoritarismo avance. Justo en los momentos de gravedad cada uno tiene que radicalizar su ¨¦tica.

Entre los varios ejemplos, el autor recuerda que el holocausto jud¨ªo no habr¨ªa sido posible sin la adhesi¨®n de los ciudadanos comunes. Y esa adhesi¨®n se produce poco a poco. Cuando recordamos el asesinato de seis millones de jud¨ªos, adem¨¢s de gitanos, homosexuales, personas con alg¨²n tipo de deficiencia f¨ªsica o mental, la mayor¨ªa cree que solo un monstruo ser¨ªa capaz de llevar a cabo tama?a barbarie. Sin embargo, se trataba del fin de un proceso que solo fue posible debido a una serie de peque?as adhesiones y concesiones cotidianas de la cual fue part¨ªcipe la mayor parte de la poblaci¨®n no jud¨ªa.

El futuro que result¨® de este pasado de concesiones y adhesiones fue el exterminio de seis millones de personas. Pero podemos estar seguros de que el ciudadano que cometi¨® su primera omisi¨®n o sac¨® alg¨²n peque?o provecho de lo sucedido jam¨¢s habr¨ªa imaginado que en el futuro pr¨®ximo caminar¨ªa sobre cad¨¢veres. Y podemos estar seguros de que la mayor¨ªa de esas personas no se cre¨ªa solo ciudadano, sino un poco m¨¢s: ¡°ciudadano de bien¡±. Los monstruos, al fin y al cabo, eran los jud¨ªos.

El horror no sucedi¨® de golpe. El horror fue sucediendo un poco cada d¨ªa, el horror fue sucediendo un poco m¨¢s cada d¨ªa. La primera vez que alguien atraves¨® la calle para no cruzarse con un jud¨ªo hasta entonces amigo. La peque?a venganza personal realizada por tener envidia del otro, que tiene m¨¢s ¨¦xito en los estudios, los negocios y el amor. El provecho que los comerciantes no jud¨ªos podr¨ªan sacar ¡ªy sacaron¡ª al eliminar a la competencia. Algo m¨¢s trivial, pero terrible, que es callarse ante lo que le hacen a su vecino para salvar la propia piel. La petici¨®n de ayuda rechazada, la puerta en la cara. Ninguna de las grandes barbaries de la historia humana se consum¨® sin el silencio de la mayor¨ªa. Y el silencio siempre se inicia en la cotidianidad.?

Silenciar es el primer acto de deshumanizaci¨®n del otro

Silenciar es el primer acto de deshumanizaci¨®n del otro, y se practica ampliamente ahora mismo en Brasil. Aqu¨ª, podr¨ªamos escribir varios libros sobre las concesiones hechas al autoritarismo ayer y hoy. Cada brasile?o que se horroriza con alguna barbarie cometida en otro lugar, ayer y hoy, deber¨ªa preguntarse con sinceridad qu¨¦ hace ante los miles de cad¨¢veres de j¨®venes negros que mueren asesinados en la periferia, parte de ellos por balas compradas con dinero p¨²blico, disparadas por polic¨ªas militares. Es importante denunciar el genocidio que se comete lejos, siempre que no te olvides del que permites que suceda en tu patio trasero.

En este momento, hay otra deshumanizaci¨®n en curso en Brasil. Y hay que estar muy atento a ella. Ahora que las manifestaciones vuelven a ocupar las calles del pa¨ªs tras divulgarse la conversaci¨®n entre un empresario investigado y el vicepresidente que se transform¨® en presidente debido a un impeachment, vale la pena que cada uno se pregunte qui¨¦n vandaliza qu¨¦ en este pa¨ªs antes de empezar a llamar ¡°v¨¢ndalo¡± al otro. Porque un d¨ªa, y puede que no muy lejano, el ¡°v¨¢ndalo¡± puedes ser t¨².?

Llamar ¡°v¨¢ndalo¡± al manifestante es la estrategia utilizada para deslegitimizar las manifestaciones contrarias a los intereses dominantes

La estrategia de deshumanizaci¨®n que contiene la palabra ¡°v¨¢ndalo¡±, que borra cualquier matiz y elimina contexto y circunstancias, se estableci¨® en las manifestaciones de junio de 2013 y se reedita siempre que el contenido de la protesta es contrario a los intereses dominantes. En este momento, los sectores de la sociedad brasile?a que se dedican a disputar el poder ¡ªo a mantenerse en ¨¦l¡ª quieren bloquear cualquier posibilidad de que se convoquen elecciones directas tras la probable casaci¨®n o destituci¨®n o renuncia de Michel Temer. Usan ¡ªy especialmente abusan de¡ª la estrategia de transformar a los manifestantes en ¡°v¨¢ndalos¡± y reprimir las manifestaciones con violencia para que la gente tenga miedo de salir a la calle para pedir ¡°[elecciones] directas ya¡±.

La expresi¨®n m¨¢s evidente del autoritarismo que la mayor¨ªa acepta e incluso apoya en este pa¨ªs, el autoritarismo arraigado en la cotidianidad y asumido como normalidad, es el abuso de la Polic¨ªa Militar. Y, de nuevo, este abuso se usa estrat¨¦gicamente contra el ciudadano para garantizar los intereses de mantener el poder. Ni una sola vez deber¨ªa aceptarse que un representante de esta instituci¨®n hiriese a un manifestante o acabase con una manifestaci¨®n con bombas de gas lacrim¨®geno, espray de pimienta y balas de goma. Pero se acepta como algo natural: es lo que se denomina ¡°enfrentamiento¡± o, seg¨²n el caso, ¡°dispersi¨®n¡±. Y vulnera la legalidad todas las veces, y lo permitimos.

Si observamos las narrativas de parte de la prensa, al mismo tiempo coautora y difusora de las palabras de orden ¡°v¨¢ndalo¡± y ¡°enfrentamiento¡±, nos damos cuenta de que la Polic¨ªa Militar ocupa un lugar como m¨ªnimo peculiar en las manifestaciones. Es como si, en cualquier momento, la fuerza de seguridad del Estado pudiera descontrolarse y acabar con todo. Y eso quien lo narra lo ve como algo natural. Cada manifestaci¨®n est¨¢ dominada por una tensi¨®n constante, ya que, en cualquier momento, un polic¨ªa puede decidir cometer el primer acto de ¡°dispersi¨®n¡±. Y cada manifestante protesta temiendo que lo acorralen, que las bombas lo asfixien o que las balas de goma lo alcancen. Y, en la mayor¨ªa de las manifestaciones, es exactamente eso lo que sucede. Y entonces viene la narrativa: ¡°La marcha se desarrollaba pac¨ªficamente hasta que los v¨¢ndalos se enfrentaron a la Polic¨ªa Militar...¡±.

Se olvida, por conveniencia, que la Polic¨ªa Militar est¨¢ all¨ª tambi¨¦n para garantizar el derecho constitucional a la manifestaci¨®n, est¨¢ all¨ª para garantizar que los manifestantes puedan manifestarse, est¨¢ all¨ª para proteger a los manifestantes. Y se olvida que, en el caso de que alguien cometa un acto de violencia, la polic¨ªa est¨¢ all¨ª para contenerlo tambi¨¦n para que la manifestaci¨®n pueda continuar. Pero se trata como si los denominados ¡°v¨¢ndalos¡± y la polic¨ªa fueran fuerzas iguales, que ocupan la misma posici¨®n simb¨®lica. Pero no es una pelea entre bandas rivales. La Polic¨ªa Militar es el Estado. Y est¨¢ all¨ª para proteger a los ciudadanos, no para vandalizarlos.?

Un pa¨ªs que no para cuando la Polic¨ªa Militar utiliza armas letales en una manifestaci¨®n ya ha naturalizado la tiran¨ªa

Cada vez que la Polic¨ªa Militar acaba con una manifestaci¨®n con bombas de gas lacrim¨®geno, cada vez que la prensa llama ¡°enfrentamiento¡± a la incapacidad de la polic¨ªa de contener personas que utilizan la violencia sin ella misma ampliar y expandir la violencia, cada vez que t¨² y yo nos callamos, Brasil da un paso adelante en el camino del autoritarismo. Un pa¨ªs que permite que un polic¨ªa, por lo tanto, un funcionario, le reviente la cabeza a un manifestante, como sucedi¨® en Goi?nia, es un pa¨ªs que ya est¨¢ sumergido en el autoritarismo. Un pa¨ªs que no para cuando la Polic¨ªa Militar utiliza armas letales en una manifestaci¨®n, hiriendo a personas, como sucedi¨® en Brasilia, es un pa¨ªs que ya ha naturalizado la tiran¨ªa.

En Brasil, la pena de muerte no est¨¢ permitida por ley, pero los agentes del Estado la ponen en pr¨¢ctica regularmente con la justificaci¨®n del ¡°enfrentamiento¡±. Es importante darse cuenta de que tanto en las manifestaciones como en la cobertura de las manifestaciones se utiliza la misma estrategia. Quien dice que ¡°el delincuente bueno es el delincuente muerto¡± ha ampliado este concepto al aceptar ¡ªo incluso al apoyar¡ª que se hiera al ¡°v¨¢ndalo¡±. Y, una vez m¨¢s, la justificaci¨®n es la del ¡°enfrentamiento¡±. Del muerto ¡°en un enfrentamiento¡± (siempre los pobres, la mayor¨ªa negros) se pasa al herido ¡°en un enfrentamiento¡± en las manifestaciones. Se deshumaniza para matar cotidianamente en la periferia urbana, se deshumaniza ahora para herir en las manifestaciones. Y cada vez que nos quedamos en silencio ante estos hechos, renunciamos a nuestros derechos, rasgamos la Constituci¨®n y podemos estar seguros de que el d¨ªa siguiente ser¨¢ peor. En el sobresalto siguiente ¡ªvale la pena repetirlo¡ª el ¡°v¨¢ndalo¡± puedes ser t¨².

Hay quien no apoya la represi¨®n a los manifestantes, pero cree que todo se debe a una falta de preparaci¨®n de la Polic¨ªa Militar. Pero, si de hecho la polic¨ªa no est¨¢ preparada, es ingenuo dejar de percibir que esta falta de preparaci¨®n est¨¢ instrumentalizada. Y que tambi¨¦n es selectiva. M¨¢s que falta de preparaci¨®n, es una manera de tratar las manifestaciones que no convienen a quien est¨¢ en el poder. En este sentido, la Polic¨ªa Militar se transforma en una fuerza ideol¨®gica. Cabe recordar tambi¨¦n que quien no est¨¢ preparado no puede llevar armas, mucho menos representando al Estado.

Hay dos efectos muy convenientes para quien quiere acabar con las manifestaciones contrarias a su inter¨¦s de perpetuarse en el poder: transformar una manifestaci¨®n en ¡°trifulca¡± ¡ªla tercera palabra del triunvirato autoritario al tratar las manifestaciones¡ª y sacar a la gente de la calle, ya que muchos pasan a tener miedo de acabar heridos y se quedan en casa. Piensa, desconf¨ªa, presta atenci¨®n a lo que muestran los hechos.?

Pi¨¦nsalo bien antes de repetir el triunvirato autoritario: llamar ¡°v¨¢ndalo¡± al otro, ¡°enfrentamiento¡± a la represi¨®n y ¡°trifulca¡± a la manifestaci¨®n

En Sobre la tiran¨ªa, el autor da un buen consejo: ¡°Evita pronunciar frases que todo el mundo utiliza¡±. Y el m¨ªo es: pi¨¦nsalo bien antes de llamar ¡°v¨¢ndalo¡± al otro, ¡°enfrentamiento¡± a la represi¨®n y ¡°trifulca¡± a la manifestaci¨®n. Puedes pensar que est¨¢s a salvo, que solo le va a ocurrir a los dem¨¢s, pero la historia muestra que el autoritarismo no evoluciona as¨ª.

La convocaci¨®n del Ej¨¦rcito realizada por Temer, un acto de autoritarismo pero tambi¨¦n de estupidez por parte de un gobernante acorralado, fue duramente criticada. El presidente ¡ªinvestigado por corrupci¨®n, obstrucci¨®n a la justicia y participaci¨®n en organizaci¨®n criminal¡ª y su grupo, compuesto por varios investigados, se echaron atr¨¢s. Lo que es urgente percibir es que la Polic¨ªa Militar ya vandaliza las calles, igual que vandaliza el derecho a pedir ¡°directas ya¡±. Estos militares que tienen autorizaci¨®n para estar en la calle, estos que deber¨ªan estar protegiendo los derechos constitucionales y que, sin embargo, est¨¢n vandalizando la democracia en nombre del Estado pero al servicio de intereses particulares, son los que tenemos que vigilar. Y reaccionar con reflexi¨®n.

Al hablar de la realidad americana a partir de la experiencia hist¨®rica, Timothy Snyder hace algunos comentarios que tambi¨¦n sirven para Brasil. El 2 de febrero de 1933, por ejemplo, un peri¨®dico de jud¨ªos alemanes escribi¨®: ¡°No estamos de acuerdo con la opini¨®n de que Herr Hitler y sus amigos, que han conquistado, finalmente, el poder que durante tanto tiempo desearon, van a poner en pr¨¢ctica las propuestas que circulan. No privar¨¢n, de repente, a los jud¨ªos alemanes de sus derechos constitucionales, no los reunir¨¢n en guetos, ni los someter¨¢n a los impulsos envidiosos y homicidas de las multitudes. No pueden actuar as¨ª porque varios factores cruciales imponen restricciones a los que tienen el poder¡±.

?Alg¨²n parecido con las p¨¢ginas de los peri¨®dicos brasile?os de los ¨²ltimos tiempos? El autor de Sobre la tiran¨ªa cree que, en los Estados Unidos, los parecidos existen. Escribe: ¡°Esa era la posici¨®n de muchas personas sensatas en 1933, y es la posici¨®n de muchas personas sensatas hoy. El error est¨¢ en presumir que los gobernantes que han llegado al poder por medio de las instituciones no pueden cambiar o destruir estas mismas instituciones¡±. Y m¨¢s adelante: ¡°A veces, las instituciones pierden la vitalidad y su funci¨®n, se transforman en simulacros de lo que fueron alg¨²n d¨ªa, y pasan a fortalecer el nuevo orden en lugar de actuar como un foco de resistencia¡±.

Para quien se pregunta cu¨¢l es su papel en un momento como este, algunos fragmentos pueden ser reveladores: ¡°Cuando los l¨ªderes pol¨ªticos dan un ejemplo negativo, los compromisos profesionales con pr¨¢cticas honestas se vuelven m¨¢s importantes. (...) Los gobiernos autoritarios necesitan funcionarios obedientes, y los comandantes de los campos de concentraci¨®n buscaban empresarios interesados en mano de obra barata. (...) Si los abogados hubieran seguido la norma que prohib¨ªa las ejecuciones sin juicios, si los m¨¦dicos hubieran obedecido la regla que prohib¨ªa las operaciones sin consentimiento, si los ejecutivos hubieran apoyado la prohibici¨®n de la esclavitud y si los bur¨®cratas se hubieran negado a procesar la documentaci¨®n relacionada con los asesinatos, el r¨¦gimen nazi habr¨ªa enfrentado muchas m¨¢s dificultades para llevar a cabo las atrocidades por las que se lo recuerda¡±.

Y concluye: ¡°La ¨¦tica profesional debe guiarnos precisamente cuando nos dicen que la situaci¨®n es excepcional. En ese caso, nadie puede decir que ¡®solo estaba obedeciendo ¨®rdenes¡¯. Por otro lado, si los profesionales liberales confunden su ¨¦tica espec¨ªfica con las emociones del momento, pueden acabar diciendo y haciendo cosas que antes habr¨ªan juzgado inimaginables¡±.?

En Sobre la tiran¨ªa, tambi¨¦n hay algo para los polic¨ªas militares honestos, que existen, conozco a algunos. Cabe recordar que la honestidad es m¨¢s que no robar o aceptar sobornos. Honestidad es proteger la vida humana, m¨¢s que las cosas, y es proteger la Constituci¨®n. ¡°Los reg¨ªmenes autoritarios en general cuentan con una fuerza policial antidisturbios, cuya tarea consiste en dispersar a los ciudadanos que intentan protestar¡±, recuerda el autor. Hay un cap¨ªtulo dedicado a mostrar como los polic¨ªas y los soldados fueron instrumentalizados para servir al r¨¦gimen nazi y al ¡°Gran Terror¡± en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. A los polic¨ªas dispuestos a defender la Constituci¨®n tambi¨¦n en Brasil, les da el siguiente consejo: ¡°Si est¨¢s obligado a llevar un arma cuando est¨¢s de servicio, que Dios te proteja. Que sepas que males del pasado se cernieron sobre polic¨ªas y soldados que un d¨ªa se vieron cometiendo actos irregulares. Prep¨¢rate para decir no¡±.

Un consejo para los polic¨ªas honestos: ¡°prep¨¢rate para decir no¡±

2) Cuando todo parece mezclarse y confundirse, sigue los hechos

¡°Abandonar los hechos es abandonar la libertad¡±, dice el autor de Sobre la tiran¨ªa. En Brasil, un ejercicio importante es ver qu¨¦ contin¨²a en vigor a pesar de la situaci¨®n insostenible de Michel Temer. Mientras la crisis ocupa los principales titulares, hay otra capa de acontecimientos que sigue su curso impasible.

En plena convulsi¨®n del pa¨ªs, el Senado ha reducido la protecci¨®n ambiental de 600.000 hect¨¢reas de selva amaz¨®nica, en el Estado de Par¨¢, y ha arrancado m¨¢s de 10.000 hect¨¢reas del Parque Nacional S?o Joaquim, en el Estado de Santa Catarina. Con el pretexto de hacer la ¡°regularizaci¨®n agraria¡±, la C¨¢mara de los Diputados ha aprobado una medida provisional que, en la pr¨¢ctica, permite la apropiaci¨®n legal de tierras: los que invadieron ¨¢reas p¨²blicas pueden reivindicar su propiedad hasta 2.500 hect¨¢reas. Los diputados ruralistas intentan hacer avanzar en el Congreso la relajaci¨®n de las reglas para obtener permisos ambientales, demostrando que tragedias como las de Mariana, (cuando la presa de una empresa minera se rompi¨®, provocando uno de los mayores desastres ecol¨®gicos de la historia) importan menos que los intereses privados de grupos que est¨¢n en el poder. La polic¨ªa ha matado a diez trabajadores rurales en Pau D¡¯Arco, en Par¨¢. El hecho ha llegado a noticiarse como ¡°enfrentamiento¡±, pero los sobrevivientes cuentan relatos de tortura y ejecuciones.?

Hay un proceso que la crisis pol¨ªtica no ha paralizado. Mientras Temer se balancea y existe una gran probabilidad de que caiga, la rep¨²blica ruralista sigue cada vez m¨¢s ¨¢gil y aut¨®noma en el Congreso. Sigue literalmente arrancando pedazos de la selva, liberando tierras para el ganado y la explotaci¨®n minera, legalizando la apropiaci¨®n de ¨¢reas p¨²blicas. Es importante entender: no se trata de la agroindustria que se preocupa por los efectos del cambio clim¨¢tico sobre la producci¨®n de alimentos y que es adepta a las nuevas tecnolog¨ªas que aprovechan mejor la tierra, sino del viejo modelo depredador que cruza la historia de Brasil. Aunque hablen tanto del ¡°progreso¡±, ponen en funcionamiento el atraso. No es una coincidencia que el delator del momento, el empresario Joesley Batista, due?o del frigor¨ªfico JBS, haya amasado su fortuna con bueyes, financiaci¨®n del Banco Nacional de Desarrollo Econ¨®mico y Social (BNDES) y sobornos a figuras p¨²blicas.

Temer se balancea, pero la rep¨²blica ruralista sigue avanzando y arrancando pedazos de selva

Hay preguntas que hay que hacer para buscar respuestas que no son f¨¢ciles de encontrar, pero que tienen que buscarse: ?qui¨¦n gana y qui¨¦n pierde? ?O qui¨¦n sigue ganando incluso cuando los otros, que eran aliados hasta ayer, empiezan a perder? Sigue los hechos.

En general, se mira al centro, pero todo sucede primero en la periferia. La urbana y tambi¨¦n la del campo y la selva. De la misma forma que lo que suced¨ªa en los gobiernos Lula-Dilma-PMDB se conceb¨ªa como el huevo de la serpiente en la construcci¨®n financiera y pol¨ªtica de la hidroel¨¦ctrica de Belo Monte, en medio del Xing¨², hoy la secuencia de episodios de violencia, solo aparentemente desconectados, indica d¨®nde est¨¢ el poder. Quien circula en la Amazonia y otras ¨¢reas distantes de los centros de decisi¨®n siente la tensi¨®n creciente, palpable en las calles, en el campo, en la selva y en los r¨ªos, porque siempre que determinados sectores de la sociedad se dan cuenta de que quedar¨¢n impunes, el tenue equilibrio se rompe primero all¨ª. Y de forma m¨¢s directa, porque sus protagonistas disimulan menos la truculencia. Y as¨ª, los m¨¢s fr¨¢giles mueren primero.

M¨¢s preguntas se imponen: ?qui¨¦n, en este momento, se esfuerza para que, aunque Temer caiga, nada cambie? ?Por qu¨¦ grupos que maquinaron y/o apoyaron la destituci¨®n de una presidenta elegida, sin base legal para ello, ahora consideran que las elecciones directas son una ¡°agresi¨®n a la Constituci¨®n¡±? Las respuestas no son f¨¢ciles en un escenario tan turbio como el actual. Pero nuestras posibilidades de encontrarlas est¨¢n en los hechos.

Hay todav¨ªa otra pregunta importante: ?qui¨¦n decide lo que hay que filtrar a la prensa, cu¨¢ndo y a qui¨¦n? ?Y cu¨¢les son los objetivos que promueven esa decisi¨®n?

De momento, lo que parece estar m¨¢s claro es por qu¨¦ el empresario Joesley Batista grab¨® al presidente Temer. Pero hay mucho m¨¢s que entender. Comprenderlo no absuelve a Temer, todo lo contrario. Lo que de hecho dijo es muy grave e incompatible con su cargo. Pero comprender todos los aspectos relacionados puede fortalecer la lucha por la democracia, e impedir que se cambien los actores pero que la farsa se siga representando.

Moverse por reflexi¨®n ¡ªy no por reflejo¡ª es todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil en un momento como este. Pero, de nuevo, lo que tenemos como punto de partida son hechos. El resto es ¡°posverdad¡±, ¡°narrativas alternativas¡±, reality show disfrazado de telediario. En Sobre la tiran¨ªa, el autor alerta: ¡°la posverdad es el prefascismo¡±.?

Veamos un ejemplo en que los hechos nos dan pistas para comprender lo que est¨¢ ante nuestros ojos. El pol¨ªtico Jo?o Doria gan¨® las elecciones a alcalde de S?o Paulo diciendo que no es un pol¨ªtico. Esta estrategia es un fen¨®meno del mundo globalizado, basta ver las elecciones de Donald Trump en los Estados Unidos. La palabra del momento es ¡°gestor¡±. Aceptando solo como ejercicio que Jo?o Doria es lo que dice ser ¡ªun gestor y no un pol¨ªtico¡ª, ?qu¨¦ nos muestra su reciente acci¨®n en la Cracolandia, adem¨¢s de que se deshumaniza a las personas?

Reflexiona: ?un buen gestor derribar¨ªa un edificio con gente dentro?

Es importante empezar por las preguntas m¨¢s simples. ?Un buen gestor derribar¨ªa un edificio con gente dentro? ?Un buen gestor destruir¨ªa primero para encontrar alternativas para las personas despu¨¦s? Si la Cracolandia solo ha cambiado de lugar, ?por qu¨¦ era importante liberar aquella parte del centro?

Sin olvidar la pregunta que debe acompa?arnos durante mucho tiempo y cuya respuesta es crucial: ?a qui¨¦n le interesa destruir la pol¨ªtica y convencer a la poblaci¨®n de que todos los pol¨ªticos son corruptos y ninguno es digno de confianza?

Sigue los hechos, encuentra las respuestas por ti mismo. No vayas repitiendo lo que los otros dicen. Respeta tu propia inteligencia. Mira lo que dice el autor de Sobre la tiran¨ªa: ¡°Renunciar a la diferencia entre lo que se quiere o¨ªr y lo que de hecho es verdadero es una manera de someterse a la tiran¨ªa¡±.

3) La prensa, internet y lo que haces con esa informaci¨®n

Timothy Snyder escribi¨® este libro despu¨¦s de la victoria de un candidato que se vali¨® de mentiras para vencer unas elecciones presidenciales, divulg¨¢ndolas como ¡°noticias¡± en las redes sociales. Donald Trump tambi¨¦n se vali¨® del linchamiento de sus adversarios en internet, desacredit¨¢ndolos con falsedades y d¨¢ndoles motes peyorativos que, de tanto repetirlos, a la gente se le quedaban.

La estrategia es muy popular en Brasil, diseminada por movimientos que se han convertido en milicias digitales de derechas que cuentan con millones de seguidores y replicadores. Adem¨¢s de servir a lo m¨¢s autoritario del pa¨ªs, parece evidente que estos grupos sienten placer con el hecho de haber descubierto que pueden decir cualquier barbaridad como si fuera verdad y recibir¨¢n millones de ¡°likes¡±. Cuando el concepto de ¡°posverdad¡± empez¨® a discutirse en todas partes, claramente se divirtieron produciendo noticias falsas cuyo contenido era decir que noticias verdaderas eran falsas. A veces parecen ni?os psic¨®patas jugando a manipular, con la seguridad de que no se les responsabilizar¨¢ de nada.

Brasil paga caro tanto la destrucci¨®n de la educaci¨®n p¨²blica como el hecho de que la educaci¨®n privada se haya convertido solo en un negocio lucrativo, que reproduce la segregaci¨®n y los privilegios entre muros. Se ha creado una generaci¨®n de indigentes intelectuales de todas las clases sociales que no consiguen discernir el hecho de la falsificaci¨®n, pero est¨¢n dispuestos a adherir, a gritar y a linchar. ?C¨®mo recuperar la capacidad de pensar y vencer la pereza de leer en un momento tan decisivo para el d¨ªa siguiente del pa¨ªs?

Timothy Snyder escribi¨® cap¨ªtulos muy interesantes sobre la prensa, sobre la televisi¨®n y sobre las redes sociales. Y hace una bella y enf¨¢tica defensa del periodismo escrito y de los libros. He seleccionado algunos fragmentos:

Sobre la televisi¨®n:

¡°La televisi¨®n pretende superar el lenguaje de la pol¨ªtica mediante la transmisi¨®n de im¨¢genes, pero los saltos sucesivos de un cuadro a otro pueden perjudicar el sentido de conclusi¨®n. Todo sucede deprisa, pero nada sucede de verdad. Todas las noticias del telediario son ¡®urgentes¡¯, pero solo hasta ser desbancadas por la noticia siguiente. De esta forma, a todos nos alcanza una ola tras otra, pero nunca vemos el oc¨¦ano. (...) Consideramos este trance colectivo algo normal. Caemos en ¨¦l lentamente¡±.

Sobre las milicias productoras de noticias falsas y linchamientos virtuales en las redes sociales:

¡°En el mundo bidimensional de internet, han surgido colectivos invisibles a la luz del d¨ªa: tribus con diferentes visiones del mundo, entregadas a manipulaciones. (Y, s¨ª, hay una conspiraci¨®n que se puede encontrar online: la conspiraci¨®n para mantenerte conectado en busca de conspiraciones).

Sobre la prensa escrita:

¡°Antes de ridiculizar la ¡®corriente dominante¡¯ del periodismo, observa que ya no es la dominante¡±

¡°Si, por un lado, cualquier persona puede compartir un art¨ªculo, investigar y escribir es un trabajo arduo, que exige tiempo y dinero. Antes de ridiculizar a la ¡®corriente dominante¡¯ del periodismo, observa que ya no es la dominante. Lo que es dominante y f¨¢cil es la ridiculizaci¨®n, el periodismo de verdad es restrictivo y dif¨ªcil. Por eso, prueba t¨² mismo escribir un art¨ªculo digno de su nombre, que implique tener trabajo en el mundo real: viajar, entrevistar a personas, mantener relaciones con las fuentes, investigar en archivos, comprobarlo todo y revisar los borradores, todo esto dentro de un plazo ajustado e inaplazable. Si te gusta, crea un blog. Entretanto, conf¨ªa en aquellos que hacen todo eso para ganarse la vida. Los periodistas no son personas perfectas, as¨ª como otros profesionales no son perfectos. Pero el trabajo de las personas que practican un periodismo ¨¦tico tiene una calidad diferente del periodismo de quien eso no le preocupa¡±.?

Sobre la responsabilidad de quien da ¡°likes¡±, comparte y replica textos, audios y v¨ªdeos en internet:

¡°Si aprendemos a no vulnerar la mente de desconocidos en internet, otros aprender¨¢n a hacer lo mismo¡±

¡°Si buscamos los hechos, internet nos proporciona un poder envidiable para divulgarlos. (...) Como en la era de internet todos somos editores, cada uno de nosotros carga con cierta responsabilidad privada por el sentido de verdad de lo p¨²blico. Si adoptamos una postura de seriedad a la hora de buscar los hechos, cada uno de nosotros puede hacer una peque?a revoluci¨®n en la forma como funciona internet. Si buscas hechos comprobados, no enviar¨¢s informaci¨®n falsa a otras personas. Si prefieres seguir a periodistas en los cuales tienes motivos para confiar, tambi¨¦n puedes recomendarles a otras personas lo que publican. Si retuiteas solo el trabajo de personas que respetan los protocolos period¨ªsticos, es menos probable que te rebajes a tratar con robots o trolls. No vemos las mentes que perjudicamos cuando publicamos informaci¨®n falsa, pero eso no quiere decir que no les hagamos da?o. (...) Si aprendemos a no vulnerar la mente de desconocidos en internet, otros aprender¨¢n a hacer lo mismo¡±.

El autor aconseja: ¡°Reflexiona t¨² solo sobre las cosas. Dedica m¨¢s tiempo a los art¨ªculos largos. (...) Responsabil¨ªzate por lo que comunicas a las personas¡±.

4) En tiempos de incerteza, ?d¨®nde colocar el cuerpo??

Es muy duro vivir en una cotidianidad de excepci¨®n. Es muy duro atravesar el presente a sobresaltos. Es muy duro perder la ilusi¨®n de que conocemos m¨ªnimamente el d¨ªa de ma?ana. Es muy duro planear algo a partir de una realidad y, en seguida, todo cambia y lo que estaba programado caduca. Nuestros instintos m¨¢s b¨¢sicos nos inducen a desear que acabe lo m¨¢s r¨¢pido posible, aunque para eso tengamos que renunciar a los derechos conquistados con mucha dificultad. Nuestros instintos m¨¢s primitivos nos mandan seguir a cualquiera que prometa ¡°arreglar todo eso que est¨¢ ah¨ª¡±.

Pero qu¨¦ bien que nuestra especie piensa, y no solo reacciona. Entonces, podemos reflexionar y darnos cuenta de que lo que hoy es dif¨ªcil puede volverse m¨¢s dif¨ªcil durante mucho m¨¢s tiempo si adherimos a un proyecto autoritario y le volvemos la espalda al deber de hacer preguntas, de las m¨¢s simples a las m¨¢s espinosas. Como escribe Timothy Snyder, ¡°las personas que te garantizan que solo ganas seguridad a cambio de libertad, en general, quieren negarte ambas¡±.

Todo podr¨¢ resultar dif¨ªcil durante mucho m¨¢s tiempo si renunciamos al imperativo ¨¦tico de pensar, y de asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos. ¡°Comprender un momento es ver la posibilidad de participar en la creaci¨®n de otro momento¡±, escribe el autor de Sobre la tiran¨ªa. ¡°La historia nos permite ser responsables no de todo, pero de algo¡±.

Termino con un fragmento del libro particularmente inspirador para el momento actual de Brasil:

¡°El poder desea que tu cuerpo se debilite en la poltrona y que tus emociones se disipen en la pantalla. Sal de casa. Lleva tu cuerpo a lugares desconocidos, donde viven personas desconocidas. Haz nuevos amigos y manifi¨¦state junto a ellos. (...) Nada es real si no termina en la calle¡±.

Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes - O Avesso da Lenda, A Vida que Ningu¨¦m v¨º, O Olho da Rua, A Menina Quebrada, Meus Desacontecimentos, y de novela Uma Duas. Sitio web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum. Facebook: @brumelianebrum.

Traducci¨®n: Meritxell Almarza