El hombre que recorre el mundo para llegar a ver mil ¨®peras distintas
Menos de 50 obras le quedan a John Percy en su b¨²squeda mundial de rarezas esc¨¦nicas
Cuando la Fundaci¨®n Juan March recibi¨® un correo electr¨®nico de un tal John H. Percy pidiendo una entrada para la ¨®pera Mozart y Salieri, de Nikol¨¢i Rimski-K¨®rsakov, le respondieron que no se reservaban asientos: el espect¨¢culo era gratuito y bastaba con hacer cola. El testarudo Mr. Percy contraatac¨®: ¡°Tengo 72 a?os. No soporto bien las colas. Y adem¨¢s tengo un objetivo: ver 1.000 ¨®peras distintas antes de morir. Mozart y Salieri ser¨ªa la n¨²mero 944. Por favor, ?pueden garantizarme una entrada?¡±. Dif¨ªcil neg¨¢rsela.
La realidad es que Percy tiene energ¨ªa para aguantar diez colas. La noche anterior degust¨® Bomarzo en el Teatro Real. Una m¨¢s. Directo de Par¨ªs, donde un d¨ªa antes asisti¨® a la tragedia Ph¨¦dre, de Racin, y a donde regresar¨¢ para ver Alcyone, de Marais y The Storm, de Tchaikovsky. Dos nuevas adquisiciones. Desde all¨ª marchar¨¢ a Nueva York para acercarse m¨¢s a las tres cifras; esta vez con una extra?eza espa?ola: Los Elementos, de Antonio de Literes.
¡ª?No existen muchas ¨®peras espa?olas.
¡ª??Lo s¨¦, esta es de las raras! It¡¯s so exciting¡
Le brillan los ojos como a un cr¨ªo que juegue a la caza del tesoro, uno que comenz¨® all¨¢ por 1960. ¡°Llevaron a mi instituto la ¨®pera c¨®mica The Mikado, de Gilbert y Sullivan. Me enamor¨¦¡±. Al a?o siguiente su familia se mud¨® a St. Louis, Misuri, donde a¨²n reside. All¨ª descubri¨® una biblioteca con una enorme colecci¨®n de m¨²sica cl¨¢sica, que escuch¨® entera varias veces antes de marcharse a la universidad en Los ?ngeles, donde se enganch¨® para siempre: ¡°Iba a todas las ¨®peras programadas en San Francisco, enlazaba autobuses durante horas, arrastraba amigos para no ir solo y compraba las entradas de la ¨²ltima fila porque el dinero no llegaba¡±, recuerda riendo. ¡°Era un auditorio para 3.000 personas, ve¨ªamos a los cantantes como hormiguitas y no ten¨ªamos ni idea de qu¨¦ cantaban. Pero ten¨ªamos la m¨²sica. Gloriosa, trascendente¡±.
"He visto 1.500 obras diferentes de teatro musical y unos 200 ballets"
Desde entonces acumula m¨¢s de 945 ¨®peras; por el ritmo de maratoniano que lleva ya superar¨¢n las 950. Solo cuenta las ¨®peras sobre el escenario, dice que las versiones en concierto no valen: ¡°Para eso me compro una grabaci¨®n¡±. Lleva la cuenta por escrito en un archivador escolar con tres anillas, donde a?ade p¨¢ginas al quedarse sin espacio. ¡°Lo organizo por compositor, no alfab¨¦ticamente¡±, puntualiza. Entonces prueban el sonido en el sal¨®n de actos de la Fundaci¨®n, suena la Misa de R¨¦quiem en re menor de Mozart. Percy se embelesa al instante: ¡°Disculpa, no puedo evitarlo... Tengo m¨¢s de 3.000 lps, 1.000 cds y unos 200 dvds. Esta es una de mis piezas favoritas de coro¡±.
Se define como un enamorado de las artes esc¨¦nicas, de la m¨²sica, de la pintura. La ¨®pera por encima de todo. ¡°He recorrido 113 pa¨ªses¡ vivo para esto¡±, confiesa, como si hiciese falta remarcarlo. Desde que se jubil¨® suma a su archivador unas 65 obras al a?o. Desgrana sus logros con satisfacci¨®n: ¡°He visto 1.500 obras diferentes de teatro musical y unos 200 ballets. Y cada minuto libre lo paso visitando museos. Estoy decidido a admirar todas y cada una de las obras en exposici¨®n.¡± ?Que no est¨¢n expuestas? Las reclama: ¡°En San Petersburgo pas¨¦ dos semanas encerrado en el Hermitage, no paraba ni para comer. Hab¨ªa 10 cuadros de Nicolas Poussin guardados y me los ense?aron aunque estaban en conservaci¨®n... ?soy muy cabezota! Y lo mismo te cuento de todos los grandes museos europeos. Aqu¨ª en Madrid he visto todo el Prado, el Reina Sof¨ªa, el Thyssen, el Palacio Real, El Escorial¡ Supongo que no me siento en casa y veo la tele¡±.
Tiene una lista fetiche de 30 ¨®peras raras para ver. Al preguntarle por la m¨¢s extravagante de su archivador, Percy rebusca mentalmente y responde, saboreando cada s¨ªlaba: ¡°Il pomo d'oro, de Antonio Cesti¡±. Cuenta que era uno de sus unicornios, que no se hab¨ªa escenificado en los ¨²ltimos 300 a?os y que por casualidad se enter¨® de que lo har¨ªan en un convento de Batignano, Italia. ¡°?Me volv¨ª loco! Compr¨¦ el vuelo y al llegar all¨ª vi que no hab¨ªa modo de volver, pero consegu¨ª que un organizador me llevase y me trajese. Ni siquiera se grab¨®¡ pero fue glorioso, ?estaba en el cielo de la ¨®pera!¡±. ?Y la mejor interpretaci¨®n? ¡°Tatiana Trayanos, el Ariodante de H?ndel, en Santa Fe. Hab¨ªa muchos H?ndalians all¨ª. Aplaudimos durante 25 minutos¡±.
La inevitable pregunta final, porque Mozart y Salieri est¨¢ a punto de empezar: ?C¨®mo se costea esta extravagante afici¨®n?
¡ª?Con mi pensi¨®n de juez jubilado y con algo de dinero que me dejaron mis padres. Puedo permit¨ªrmelo porque me lo gasto todo en m¨ª.
¡ª??Nunca se cas¨® o tuvo hijos?
¡ª?No, nunca, aunque he estado buscando marido muchos a?os. ?Pero a nadie le gusta la ¨®pera tanto como a m¨ª! Por si acaso ¡ªal fot¨®grafo¡ª, s¨¢came guapo.
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