El planeta no puede esperar a Trump
La gran paradoja es que el presidente de EE UU va a da?ar gravemente los intereses de su propio pa¨ªs saliendo del acuerdo clim¨¢tico
Esta vez el mundo no va a esperar a Estados Unidos. Cuando m¨¢s visible es el impacto del cambio clim¨¢tico, no es momento de parar la acci¨®n. Aunque Trump quiera bajarse del Acuerdo de Par¨ªs, la comunidad internacional va a seguir adelante. Este, y no otro, fue el consenso en la Cumbre celebrada en Marrakech a los pocos d¨ªas de la elecci¨®n de Donald Trump. Aquella reuni¨®n estuvo marcada por el impacto que caus¨® esta elecci¨®n, pero a diferencia de anteriores ocasiones, la reacci¨®n un¨¢nime fue la de que hab¨ªa que seguir adelante con los Acuerdos de Par¨ªs para frenar el cambio clim¨¢tico, independientemente de quien se sentara en el despacho oval.
El da?o principal de la decisi¨®n de Trump afecta a los propios Estados Unidos, sus empresas y su sector energ¨¦tico, que pueden verse fuera del movimiento mundial y tecnol¨®gico que impulsa el cambio de modelo energ¨¦tico. Por ello no es casual que se haya producido una rebeli¨®n interna liderada en esta ocasi¨®n por las empresas americanas, y no por organizaciones ecologistas, preocupadas por el impacto en sus negocios. La gran paradoja es que Trump, que acu?¨® eso de ¡°el cambio clim¨¢tico es un invento chino para perjudicar a Am¨¦rica¡±, va a da?ar gravemente los intereses de su propio pa¨ªs saliendo del acuerdo clim¨¢tico.
Estados Unidos es el negociador m¨¢s influyente en las cumbres del clima. Desde que en 1992 en R¨ªo de Janeiro, jefes de Estado del mundo entero se pusieran de acuerdo en la necesidad de hacer frente al cambio clim¨¢tico de origen antropog¨¦nico, EE UU ha formado parte en todo el proceso negociador. Quiz¨¢s por eso la lucha contra el cambio clim¨¢tico no haya sido demasiado efectiva: a lo largo de estos a?os Washington ha puesto muchos palos en las ruedas.
Cuando en 1997 se firm¨® el Protocolo de Kioto, el entonces vicepresidente, ahora figura relevante en la lucha por el clima, Al Gore, no consigui¨® su ratificaci¨®n. Sin embargo, en aquella negociaci¨®n, la Uni¨®n Europea s¨ª jug¨® un papel de liderazgo que hizo posible que Kioto saliera adelante. El actual abandono por parte de Trump puede suponer una oportunidad para Europa, que puede recuperar el liderazgo ambiental que perdi¨® en la fallida Cumbre de Copenhague.
Tras el fracaso de Copenhague, Par¨ªs s¨ª consigui¨® poner de acuerdo a la comunidad internacional en un compromiso de reducci¨®n de emisiones. La presencia de Estados Unidos en el acuerdo fue uno de los motivos para el optimismo: por primera vez parec¨ªa sumar sin condiciones al pacto global.
Recordemos que Estados Unidos ha sido durante muchos a?os el pa¨ªs m¨¢s contaminador del mundo. Con una econom¨ªa basada en los combustibles f¨®siles, s¨®lo el desbocado crecimiento de China impulsado por el carb¨®n le hizo perder ese dudoso honor.
Motivos ambientales, pero tambi¨¦n econ¨®micos y sociales, est¨¢n propiciando el cambio de modelo energ¨¦tico, y el avance parece imparable. Esto explica el nerviosismo de las empresas norteamericanas por la decisi¨®n de Trump. Es una mala noticia para el planeta que EEUU abandone Par¨ªs, pero en esta ocasi¨®n la comunidad internacional ha dicho alto y claro que el cambio de modelo es irreversible. El mundo no se va a parar para que Trump se baje; pero si quiere hacerlo, la inercia le har¨¢ estamparse.
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