Una multitud clama contra la violencia machista y la complicidad estatal en Argentina
Los feminicidios aumentaron un 8% entre 2015 y 2016 y este a?o amenaza con ser a¨²n peor
"Nos est¨¢n matando". Esa advertencia pod¨ªa leerse hoy en carteles, camisetas y pintadas en las calles por las que pas¨® la multitudinaria manifestaci¨®n contra los feminicidios en Buenos Aires. Por tercer a?o consecutivo, miles de personas volvieron a concentrarse el 3 de junio para exigir el fin de la violencia machista. Pero la movilizaci¨®n social no logra frenar las muertes: casi cada d¨ªa un mujer es asesinada en Argentina y la cifra va en aumento. En 2016 hubo un 8% m¨¢s que en 2015 y este a?o amenaza con ser a¨²n peor. En s¨®lo cinco meses, se han registrado 133 muertes.
"El Estado es responsable de su desprotecci¨®n y de su muerte, junto con el femicida", denuncia el colectivo Ni Una Menos, motor de una movimiento que ha logrado generar gran conciencia entre la sociedad argentina pero que ha tenido una escasa respuesta estatal. Las peticiones son muy claras. La primera es aplicar la ley existente contra la violencia machista y dotarla de presupuesto. Otra es formar a los polic¨ªas, a los fiscales y a los jueces que tienen que atender estos casos. Tambi¨¦n exigen estad¨ªsticas oficiales y educaci¨®n sexual integral en las escuelas.?
A¨²n son pocas las mujeres que se atreven a denunciar la violencia de g¨¦nero que padecen y hacerlo no es una garant¨ªa para estar a salvo: una de cada diez asesinadas el a?o pasado hab¨ªa denunciado a su agresor en la comisar¨ªa. Los familiares critican que la Polic¨ªa tarda en buscar a las mujeres desaparecidas y no usa todos los recursos a su alcance. Ocurri¨® en 2014 con Melina Romero, de 17 a?os, y ha vuelto a repetirse este a?o con Araceli Fulles, de 22 a?os: los agentes tardaron un mes en encontrarlas. El siguiente obst¨¢culo es la Justicia, ya que muchos casos quedan impunes.
As¨ª pas¨® con el asesinato de la adolescente Gisela L¨®pez, tal y como denuncia su hermano Gabriel frente al Congreso argentino. "Sali¨® el 22 de abril de 2016 del colegio y no la volvimos a ver. Cuando fuimos a la comisar¨ªa nos dijeron: 'Se fue con un macho' y no hicieron nada", cuenta Gabriel. Su cad¨¢ver fue localizado el 10 de mayo en un descampado cercano por un joven de 14 a?os que pasaba en caballo por ah¨ª. Cuatro hombres fueron juzgados por su asesinato, pero el tribunal los absolvi¨® por falta de pruebas. "Argentina tiene mucha sed de justicia por tantos casos impunes", se indigna el hermano de Gisela, al borde de las l¨¢grimas.
Una mayor¨ªa de mujeres, pero tambi¨¦n miles de hombres de todas las clases sociales y edades, algunos con ni?os, militantes peronistas y de partidos de izquierda, de sindicatos y colectivos estudiantiles, confluyeron en la Plaza de Mayo para exigir que ni una mujer m¨¢s sea asesinada. "Basta de violencia machista y complicidad estatal. Todos los d¨ªas una mujer, una ni?a, una travesti, aparece muerta. El patriarcado se sostiene con esa violencia sobre nuestro cuerpos", se?al¨® el documento le¨ªdo por la periodista Liliana Dauness y la titular de Madres de Plaza de Mayo L¨ªnea Fundadora, Nora Corti?as.
La violencia machista es un problema muy grave en toda Am¨¦rica Latina y los feminicidios son solo la punta del iceberg. "Quien ama no maltrata ni humilla ni mata", "Si te pega no te quiere", "Yo elijo c¨®mo me visto y con qui¨¦n me desvisto", "Aborto legal, seguro y gratuito ya", "Quiero salir a la calle sin miedo", dec¨ªan algunos de los mensajes que portaban las mujeres en la marcha. Horas antes, numerosas organizaciones realizaron talleres para aprender a detectar a tiempo las primeras se?ales de violencia y ponerle freno. "El machismo solo desaparecer¨¢ si hay un cambio cultural y ese cambio tiene que empezar en la escuela, con educaci¨®n sexual integral", dice Mar¨ªa Pereyra, militante de la campa?a a favor del aborto.
El movimiento Ni Una Menos pide al Estado argentino centrar los esfuerzos en la prevenci¨®n y no en el endurecimiento de penas. "Las respuestas f¨¢ciles de 'm¨¢s c¨¢rcel, m¨¢s penas' no sirven, llegan cuando estamos muertas", denuncian las integrantes del movimiento, en referencia a la reciente reforma legislativa que ha restringido las salidas transitorias a los condenados. Pero otros manifestantes la ven con buenos ojos y piden que los feminicidas "se pudran en la c¨¢rcel".
La movilizaci¨®n del 3 de junio de 2015 fue tan multitudinaria que obtuvo el respaldo un¨¢nime de todo el arco pol¨ªtico, pero ahora han aparecido divisiones internas. Desde el escenario de Plaza de Mayo se pidi¨® este s¨¢bado la liberaci¨®n de la l¨ªder social kirchnerista Milagro Sala, que lleva m¨¢s de 500 d¨ªas en prisi¨®n preventiva. "Milagro Sala est¨¢ presa por ser ind¨ªgena, pobre, mujer y dirigente social", opina Luc¨ªa, militante de La C¨¢mpora. "No me gusta que se confunda el reclamo contra la violencia de g¨¦nero con consignas partidarias", se opone Gisela, quien ha venido a la marcha por libre con sus hijas, de 7 y 10 a?os, porque quiere que crezcan en un pa¨ªs en el que "no tengan miedo al salir a la calle".
Han pasado ya dos a?os desde la primera movilizaci¨®n y el aumento de los feminicidios desespera a algunos de los manifestantes. Unos pocos se cuestionan si las marchas son contraproducentes y otros repiten que solo con organizaci¨®n popular se lograr¨¢n cambios. La convocatoria volvi¨® a ser masiva, pero menor a las precedentes. Quienes resisten en las calles coinciden en que frenar esta lacra llevar¨¢ mucho tiempo.
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