La disputa diplom¨¢tica con Qatar amenaza el equilibrio de poder en Oriente Pr¨®ximo
El respaldo de Trump al frente anti iran¨ª liderado por Arabia Saud¨ª ha avivado las tensiones regionales
La mara?a de conflictos que se extiende por Oriente Pr¨®ximo se ha complicado a¨²n m¨¢s esta semana con el doble atentado que ha sacudido Teher¨¢n y la ruidosa fractura del frente anti iran¨ª por la disputa diplom¨¢tica entre las monarqu¨ªas de la pen¨ªnsula ar¨¢biga. Aunque los dos sucesos no est¨¢n relacionados de forma directa, se producen en medio de las crecientes tensiones entre las dos potencias regionales, Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª, que ha reforzado el respaldo de Donald Trump al Reino del Desierto. De no rebajarse, la crisis amenaza con alterar el precario equilibrio de poder, y no de forma pac¨ªfica.
El inusual ataque terrorista en la capital de Ir¨¢n est¨¢ firmado por el autodenominado Estado Isl¨¢mico (ISIS, por sus siglas en ingl¨¦s). Sin embargo, uno de los pilares del r¨¦gimen iran¨ª, la Guardia Revolucionaria (Pasdar¨¢n), responsabiliz¨® a Arabia Saud¨ª y prometi¨® venganza. Las implicaciones son graves porque ambos pa¨ªses, que tradicionalmente han rivalizado por el liderazgo geoestrat¨¦gico?en la regi¨®n, se encuentran enfrentados en todos los conflictos de la zona de Siria a Yemen, pasando por Libia, L¨ªbano, Palestina, Irak y Bahr¨¦in. Dada la creciente animadversi¨®n de sus dirigentes, la menor chispa puede transformar en una guerra abierta la que hasta ahora est¨¢n librando por interposici¨®n de aliados locales.
Aunque tanto la monarqu¨ªa absoluta saud¨ª como el ISIS siguen una versi¨®n igualmente intransigente del islam sun¨ª, la repetida afirmaci¨®n de Ir¨¢n, una teocracia chi¨ª, de que ese grupo terrorista est¨¢ a las ¨®rdenes de Riad carece de fundamento. El reino tambi¨¦n ha sido objeto de varios atentados del mismo. Para las autoridades saud¨ªes es la intromisi¨®n iran¨ª en las comunidades chi¨ªes de los pa¨ªses ¨¢rabes la que da alas a los extremistas violentos. Pero las causas de esa animosidad no est¨¢n en los arcanos de la religi¨®n sino en acontecimientos pol¨ªticos recientes.
Basta repasar lo ocurrido desde el a?o 2000 para comprender el cambio de tornas que se ha producido en torno al golfo P¨¦rsico y que ha acabado con el ostracismo internacional en el que Ir¨¢n se encontraba desde la revoluci¨®n de 1979. El siglo empez¨® con los atentados del 11-S, que sacudieron las relaciones de EE UU con Arabia Saud¨ª (15 de los 19 terroristas eran saud¨ªes) y abrieron el debate sobre la influencia de la interpretaci¨®n saud¨ª del islam (wahabismo). Siguieron las cuestionables intervenciones de Washington en Afganist¨¢n y en Irak, que libraron a Teher¨¢n de sus dos principales enemigos, adem¨¢s de abrirle la puerta a su expansi¨®n regional.
Barack Obama lleg¨® a la presidencia de EE UU cuando un Ir¨¢n crecido bajo el Gobierno de Mahmud Ahmadineyad aspiraba a convertirse en una potencia at¨®mica. Pero en lugar de bombardearlo como le ped¨ªan los dirigentes de Arabia Saud¨ª y Emiratos ?rabes Unidos (EAU), promovi¨® el acuerdo nuclear. Para Riad y Abu Dhabi fue un golpe bajo que condonaba un comportamiento intolerable y pasaba por alto los muchos desmanes de su rival. La decepci¨®n saud¨ª coincidi¨® con el relevo en la corona y el inusual poder que el nuevo rey, Salm¨¢n, ha concedido a su hijo, el joven pr¨ªncipe Mohamed.
Bajo su batuta, Arabia Saud¨ª ha emprendido una pol¨ªtica exterior mucho m¨¢s agresiva que le ha llevado a intervenir en Yemen?y lanzarse a liderar el mundo musulm¨¢n, no de la forma te¨®rica en que hasta ahora el reino se erig¨ªa en custodio de los Santos Lugares, sino como cabeza de una alianza sun¨ª a la que incluso quiere dotar de un Ej¨¦rcito. Algunos analistas ven en estos ambiciosos proyectos, que no todos sus vecinos comparten, una huida adelante ante los retos de mantener una monarqu¨ªa absoluta en el siglo XXI.
Tal es el contexto en el que Arabia Saud¨ª y Emiratos ?rabes han decidido arrinconar a Qatar, con el corte de relaciones y el cierre de fronteras, desatando la crisis m¨¢s grave entre las petromonarqu¨ªas desde la invasi¨®n iraqu¨ª de Kuwait en 1990. El pretexto de las supuestas declaraciones del emir, reiteradamente desmentidas por Doha, suscita un amplio escepticismo tanto en medios diplom¨¢ticos como entre los acad¨¦micos independientes. Tambi¨¦n hay coincidencia en que la visita de Donald Trump a Riad actu¨® de desencadenante.
Arabia Saud¨ª y sus aliados de momento est¨¢n consiguiendo lo contrario de lo declarado: al arrinconar a Qatar le est¨¢n empujando en brazos de Ir¨¢n
Pero no fue el presidente norteamericano quien dividi¨® a las monarqu¨ªas de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga. A pesar de su asociaci¨®n en el Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (CCG), sus desacuerdos son varios y vienen de lejos. Sin embargo, al alinearse sin fisuras con el relato saud¨ª de que Ir¨¢n es el responsable de todos los males de la regi¨®n y la fuente del terrorismo global, Trump dio alas a Riad para acallar cualquier disidencia en su vecindario. Y Qatar, con su apoyo a los Hermanos Musulmanes, sus simpat¨ªas hacia las revueltas ¨¢rabes y su disposici¨®n a hablar con dios y con el diablo al mismo tiempo, mostraba una independencia pol¨ªtica, m¨¢s molesta a¨²n por el eco que le dan la cadena catar¨ª?Al Jazeera y otros medios de su propiedad.
¡°En lo que respecta a financiar a grupos cercanos al ISIS o Al Qaeda en Siria, o a tratar con Israel, los catar¨ªes no est¨¢n haciendo nada muy diferente del resto¡±, coinciden varias fuentes. ¡°Tampoco es particularmente proiran¨ª; s¨®lo hay que mirar a Dub¨¢i para ver que se trata de una acusaci¨®n c¨ªnica¡±, a?aden.
¡°La actual disputa no tiene nada que ver con la financiaci¨®n del terrorismo o la ideolog¨ªa radical, y mucho menos con ninguna inclinaci¨®n oficial de Qatar hacia Ir¨¢n¡±, defiende por su parte Wadah Khanfar, impulsor del HuffPost Arabi que, como la cadena Al Jazeera de la que fue el primer director general, se encuentra en el punto de mira de Arabia Saud¨ª y sus aliados. En su opini¨®n, las medidas contra Qatar est¨¢n dirigidas ¡°contra los valores de la primavera ¨¢rabe¡± por parte de unos reg¨ªmenes que, tras ¡°d¨¦cadas de suprimir las libertades y violar los derechos humanos han dado ox¨ªgeno a los grupos yihadistas¡±.
Sea cual fuere el objetivo de Arabia Saud¨ª y sus aliados, de momento est¨¢n consiguiendo lo contrario de lo declarado. Al arrinconar a Qatar le est¨¢n empujando en brazos de Ir¨¢n, que ya le ha ofrecido sus puertos y el env¨ªo de alimentos. Tambi¨¦n se han ganado la condena de Turqu¨ªa, la otra potencia regional sun¨ª. Eso es m¨²sica celestial para Teher¨¢n que ve como la crisis ha socavado el CCG, debilitado los intentos de establecer un frente antiiran¨ª y tal vez mine la cooperaci¨®n turco-saud¨ª en apoyo de los rebeldes sun¨ªes en Siria.
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