¡°Los astros est¨¢n alineados con la izquierda en M¨¦xico, hay que ver si alcanza solo con una parte¡±

El periodista y escritor Jorge Zepeda Patterson (Mazatl¨¢n, 1952) se convierte cada seis a?os en una suerte de seleccionador de f¨²tbol. Cul¨¦ irredento, ha vuelto a escoger por tercera vez el equipo ideal que aspira a alcanzar el mayor t¨ªtulo para un pol¨ªtico: la presidencia. ¡®Los suspirantes 2018¡¯ (Planeta) abarca nueve perfiles de posibles ocupantes de Los Pinos y una banca de suplentes de seis que, de alg¨²n modo, est¨¢n en la sombra en este partido, aunque no se descarta que puedan tener mayor protagonismo cuando se acerque el final del encuentro.

¡°La selecci¨®n es un acto de fe¡±, admite Zepeda, quien inici¨® parte de la criba hace un a?o, a falta de dos para las presidenciales. ¡°Tiene tanto de c¨¢lculo pol¨ªtico y anal¨ªtico como de adivinaci¨®n, no hay otra manera de hacerlo¡±, a?ade, aunque no duda en que los cuatro principales candidatos para las elecciones de julio del a?o que viene est¨¢n en el libro: uno ser¨ªa Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador y el otro Miguel ?ngel Mancera, salvo que este rechace ir por el PRD. Hecha la selecci¨®n, Zepeda cede el testigo a una serie de colaboradores, algunos que ya han participado en ediciones anteriores, caso de Ricardo Raphael (encargado del perfil de Miguel ?ngel Osorio Chong), Salvador Camarena (Ricardo Anaya), pero tambi¨¦n nuevas incorporaciones como Humberto Padgett (Eruviel ?vila) o Sandra Lorenzano (Margarita Zavala). En los nueve principales se busca una lectura transversal, con los matices propios de cada autor, en la que se entrelazan aspectos del d¨ªa a d¨ªa pol¨ªtico con temas de familia. En la banca de suplentes, el cap¨ªtulo dedicado a ¡®Los otros: los que siempre est¨¢n ah¨ª, los que quieren¡­ y hasta los que estorban¡¯, se encuentra una aproximaci¨®n apenas a seis personajes, entre ellos el canciller, Luis Videgaray.

A diferencia de otros a?os, la particularidad de esta tercera edici¨®n de ¡®Los suspirantes¡¯ radica en el PRI. ¡°Es el responsable de que se haya abierto el abanico, porque en otras fuerzas la batalla est¨¢ limitada a un m¨¢ximo de tres contendientes. Hace seis a?os estaba claro que el contendiente ser¨ªa Enrique Pe?a Nieto, pero esta vez no hay un gallo fuerte¡±, admite Zepeda.

¡°Algunos perfiles salieron m¨¢s pol¨ªticos, otros m¨¢s anecd¨®ticos¡±, se sincera el coordinador del volumen, que siente que hay dos personajes que sobresalen, m¨¢s que por sus posibilidades de llegar a Los Pinos, que tambi¨¦n, por su bagaje, en las ant¨ªpodas el uno del otro: Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador y Ricardo Anaya. ¡°Los ¨¦xitos de L¨®pez Obrador solo palidecen ante sus derrotas. Es un personaje novelesco con todos sus claroscuros¡±, asegura sobre el l¨ªder de Morena, que encabeza todas las encuestas para el pr¨®ximo a?o. Del jefe del Partido Acci¨®n Nacional (PAN), Zepeda apunta: ¡°Es todo un misterio, su encumbramiento es el resultado de un guion inveros¨ªmil, sobre todo por c¨®mo se hizo un chico de 36 a?os, ahora 38, con el control de un partido lleno de padrinos, de mitos vivientes, de santones, por no hablar del peso del grupo calderonista. La segunda instituci¨®n pol¨ªtica vigente m¨¢s vieja del pa¨ªs est¨¢ en manos de casi un adolescente, al menos por la imagen que proyecta. Es otra historia apasionante¡±.

A un a?o de las elecciones, Zepeda es consciente que a¨²n queda partido por jugar. Algunas claves, no obstante, parecen claras. Una de ellas es ¡°la incapacidad de la izquierda de ir con una alianza t¨¢ctica, que no estructural¡±. ¡°Los astros est¨¢n alineados para la izquierda mexicana, la pregunta es si alcanza solo con una parte. Hay algo de arrogante en Andr¨¦s Manuel, pero tambi¨¦n de admirar en su tozudez de no transigir con lo que ¨¦l considera sus convicciones¡±, considera Zepeda, para quien una alianza entre el PRD y Morena ser¨ªa una especie de dupla atacante imbatible a estas alturas. ¡°Hay una absoluta certeza de que tendr¨ªan garantizado un triunfo, como lo demuestra el Estado de M¨¦xico, donde jugaron de visitantes en una cancha donde hasta el ¨¢rbitro pitaba a favor de los locales¡±.