93 muertos al d¨ªa por violencia armada en Estados Unidos
En el pa¨ªs con la proporci¨®n m¨¢s alta de armas en el mundo, el partidismo y los lobbies impiden reformas de calado
![Un agente del FBI en lo alrededores del lugar del tiroteo, en Alexandria](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ERCWFYMZEVSAZKUZ6EMFGKO2UU.jpg?auth=11798620d3f2e7f3bcfcc7d44bf7f7a309185532bf556efee3185da2de99d7c2&width=414)
La secci¨®n de estad¨ªsticas en la p¨¢gina web de la Campa?a Brady es un golpe fr¨ªo de realidad en el acalorado debate sobre las armas de fuego en Estados Unidos. Cada d¨ªa de media 309 personas reciben disparos, 93 de ellas mueren. En un a?o, equivale a 114.994 personas, de las que 33.880 fallecen. Las cifras suponen una anomal¨ªa en el mundo desarrollado. Como tambi¨¦n lo es el c¨¢lculo de que hay nueve armas por cada diez ciudadanos. Es la proporci¨®n m¨¢s alta del planeta.
Estos son los datos detr¨¢s de sucesos como el de este mi¨¦rcoles en Alexandria (Virginia), en que un hombre abri¨® fuego contra congresistas republicanos que jugaban al b¨¦isbol. Hubo cinco heridos, incluido el l¨ªder de la bancada conservadora en la C¨¢mara de Representantes, Steve Scalise.
La Campa?a Brady lleva el nombre de James Brady, que era el jefe de prensa y portavoz de Ronald Reagan cuando en 1981 ¨¦l y el presidente recibieron un impacto de bala por disparos de un hombre. Reagan se recuper¨® pero Brady qued¨® postrado en una silla de ruedas. Se convirti¨® en un ferviente defensor de un mayor control de armas y logr¨® que el Congreso aprobara en 1993 una ley, bautizada con su nombre, que endureci¨® los requisitos. Desde entonces, se han denegado tres millones de ventas.
El caso de Brady ilustra c¨®mo el impacto de tiroteos es el ¨²nico factor que desencadena reformas significativas en el acceso a pistolas y rifles en EE UU. La clave, sin embargo, es que solo ocurre con determinados tiroteos. La cultura de las armas, cuyo uso queda amparado por la Constituci¨®n, la presi¨®n de votantes y del lobby de los fabricantes lastra los intentos de reforma en el Capitolio.
El ¨²ltimo cambio legal significativo en todo el pa¨ªs es de 2007, cuando se ampli¨® la prohibici¨®n de venta a personas con trastornos y delincuentes. Las mayores iniciativas en los ¨²ltimos a?os las han impulsado los Estados.
En 2011 ya result¨® herida por disparos una congresista, la dem¨®crata Gabrielle Giffords. Desde entonces, tiene da?ado el cerebro y un brazo, y encabeza una cruzada a favor de un mayor control a las armas, pero su caso no logr¨® propiciar el consenso necesario entre los legisladores.
Tampoco lo propici¨® la muerte en 2012 de 20 ni?os y 6 adultos en una escuela de Connecticut. Tras la matanza, el presidente Barack Obama propuso extender el control de antecedentes, prohibir los rifles de asalto y limitar el n¨²mero de balas. No logr¨® los votos suficientes en el Congreso. El d¨ªa en que la votaci¨®n fracas¨®, Obama ley¨® un comunicado en la Casa Blanca. A su lado estaba Giffords.
Es una inc¨®gnita el impacto que puede tener el tiroteo a Scalise en el Partido Republicano que en los ¨²ltimos a?os se ha opuesto a endurecer los controles de venta. El derecho a portar armas es un principio sacrosanto para los conservadores. Y tras cada matanza, han apostado porque haya m¨¢s personas armadas para defenderse, no lo contrario. En las primeras horas tras el tiroteo de Alexandria, no ha habido ninguna se?al que apunte a un cambio significativo entre los legisladores republicanos, que ostentan la mayor¨ªa en el Congreso.
A falta de esclarecerse los hechos, algunas informaciones apuntan a que el tirador de Alexandria utiliz¨® un rifle semiautom¨¢tico de estilo militar. Ese tipo de fusil fue el que emple¨® en junio de 2016 un simpatizante yihadista que mat¨® a 49 personas en una discoteca de Orlando, en el peor tiroteo de la historia de EE UU. Entonces, resurgi¨® el debate pol¨ªtico sobre la prohibici¨®n a la venta de esos rifles, que se levant¨® en 2004. Un a?o despu¨¦s, nada ha cambiado.
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