Brexit con acento franc¨¦s
Un int¨¦rprete garantizar¨¢ el entendimiento entre los negociadores del divorcio brit¨¢nico
Buena parte de las discusiones sobre c¨®mo Reino Unido sale de la familia europea se conducir¨¢n, parad¨®jicamente, en franc¨¦s. Pese a hablar ingl¨¦s, el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, quiere poder expresarse en su lengua materna en un proceso en que la elocuencia y la capacidad de persuadir al interlocutor desempe?ar¨¢n un papel clave. De paso, traslada a los socios brit¨¢nicos el mensaje de que el club comunitario no es tan angl¨®fono como parec¨ªa. Y limita el valor a?adido que el idioma reporta siempre a los representantes de Gran Breta?a. En este caso, el jefe de la delegaci¨®n brit¨¢nica, David Davis, habla algo de franc¨¦s, por lo que ambos estar¨¢n al corriente de sus respectivas argumentaciones. Para propiciar el entendimiento, habr¨¢ siempre un int¨¦rprete que permita a cada uno expresarse en ingl¨¦s o franc¨¦s.
El idioma de trabajo es solo uno de los muchos aspectos del Brexit en los que Bruselas lleva casi un a?o trabajando, desde que los ciudadanos brit¨¢nicos votaron en refer¨¦ndum abandonar la UE. El equipo de trabajo que afronta la primera deserci¨®n en el club comunitario cree tenerlo todo medido al detalle. Ese grupo, dirigido por Barnier, ha reclutado hasta casi 40 personas que ya trabajaban en las instituciones comunitarias y que ahora se dedican en exclusiva a conseguir ¡°una retirada ordenada¡± de Reino Unido. Adem¨¢s de la c¨²pula que conforman el excomisario franc¨¦s y su n¨²mero dos, Sabine Weyand, la unidad se estructura en cuatro ramas. Hay una m¨¢s general (estrategia y comunicaci¨®n) y tres sectoriales: competencia (para asegurar que la salida brit¨¢nica garantiza unas reglas del juego justas para todos), mercado interior (incluida la circulaci¨®n de personas), presupuesto (esencialmente para ajustar las cuentas con Reino Unido) y finalmente, comercio y acuerdos internacionales.
Como prueba de que la dedicaci¨®n que se les exige a estos curtidos funcionarios, todos han sido advertidos de que no podr¨¢n coger m¨¢s de dos semanas de vacaciones este verano para garantizar la continuidad de los trabajos. Aunque todo depender¨¢ de si los socios brit¨¢nicos se suman a esa voluntad de intensificar los trabajos del divorcio, que deber¨¢n concluir a finales de este a?o para empezar, a partir de ah¨ª, a tejer la relaci¨®n futura entre Londres y Bruselas.
Pese a la voluntad del presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker, de encapsular todo el trabajo en este grupo reducido para permitir que el Ejecutivo comunitario contin¨²e su agenda, el volumen de tareas trabajo rebasa la unidad del Brexit. Casi todas las direcciones generales de la Comisi¨®n elaboran informes sobre c¨®mo sacar a Reino Unido del ramillete comunitario. Y esa labor resta dedicaci¨®n a otros asuntos, se?alan fuentes comunitarias.
Todas las negociaciones se desarrollar¨¢n, en principio, en el edificio Berlaymont, sede de la Comisi¨®n Europea en Bruselas. Aunque la negociaci¨®n la pilota oficialmente Barnier, al otro lado de la arteria principal del barrio europeo, en el edificio del Consejo, un grupo mucho m¨¢s modesto ¡ªpero con influencia garantizada¡ª comprobar¨¢ que toda la negociaci¨®n se atiene a lo designado por los Estados miembros. De hecho, un representante de ese grupo asistir¨¢ a todas las rondas de discusi¨®n.
La Comisi¨®n ha concebido ciclos de cuatro semanas, con una de negociaci¨®n con los brit¨¢nicos y otras tres para elaborar propuestas e intercambiar documentos. Bruselas har¨¢ p¨²blicas todos los textos finales que env¨ªe a Londres. Ahora solo falta comprobar si se ha generado confianza suficiente entre las partes para hablar del espinoso divorcio.
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