Los ni?os que China no quiere ver
La gran mayor¨ªa de los ni?os abandonados en China est¨¢n enfermos o padecen alguna discapacidad
A Tian Tabao la abandonaron sus padres cuando era un beb¨¦. Hab¨ªa nacido tetrapl¨¦jica: solo pod¨ªa mover la cabeza. La mujer que se hizo cargo de ella acab¨® entreg¨¢ndola a Liming (¡°Amanecer Brillante¡±), un orfanato cat¨®lico para discapacitados en Biancun, una aldea de la provincia de Hebei, en el norte de China. A sus 29 a?os, Tabao a¨²n vive all¨ª.
¡°Estar aqu¨ª es seguro. Aqu¨ª todos somos una gran familia. Nos ayudamos y aprendemos los unos de los otros. No importa que hagamos las cosas m¨¢s lento o m¨¢s r¨¢pido¡±, explica. Fuera es distinto. ¡°Cuando acabo de trabajar, si voy de compras, veo que me miran raro. Me doy cuenta de que en general la sociedad no es muy tolerante con los discapacitados¡±, dice esta joven de ojos vivaces, semblante serio y las ideas muy claras, que a base de tes¨®n ha aprendido a manejar un ordenador con la boca, hasta convertirse en una de las gestoras de las redes sociales del centro.
Cada a?o, aunque el n¨²mero ha ido en descenso gradualmente, llegan a¨²n a los orfanatos aproximadamente 10.000 ni?os abandonados. La gran mayor¨ªa, hasta el 98% seg¨²n algunos c¨¢lculos, est¨¢n enfermos o son discapacitados.
Detr¨¢s de ese porcentaje hay varios factores. La sociedad china ha mirado tradicionalmente las malformaciones con recelo. En un pa¨ªs en el que las autoridades calculan que un 6% de la poblaci¨®n ¡ªcerca de 85 millones de personas, m¨¢s que toda la poblaci¨®n de Alemania¡ª, padecen alg¨²n tipo de discapacidad, hasta los a?os 90 se denominaba a estas personas ¡°canfei¡±: malformados e in¨²tiles. Un defecto f¨ªsico se percib¨ªa como reflejo de una tacha moral o un castigo divino por alguna maldad suya o de su familia. ¡°Se les percib¨ªa como una carga. Una familia con un miembro discapacitado era vista como gente maldita¡±, explica Wang Zhenyao, director del Instituto de Investigaci¨®n sobre la Filantrop¨ªa, un ¡°think tank¡± chino especializado en la asistencia social. Hace una d¨¦cada se destap¨® una red que esclavizaba a miles de ellos; la historia se repiti¨® cuatro a?os despu¨¦s.
A esta percepci¨®n se ha sumado la fuerte carga econ¨®mica que puede suponer un dependiente en esas condiciones. Con un sistema de seguridad social a¨²n muy incipiente, el tratamiento puede agotar r¨¢pidamente el salario medio de un trabajador migrante, en torno a los 4.000 yuanes (unos 600 euros) mensuales.
Liming, fundado en 1988 ante el aumento en aquella ¨¦poca de abandono de menores con incapacidades, acoge en tres centros a cerca de 160 personas, de edades entre los dos y los m¨¢s de treinta a?os.La mayor¨ªa fueron recogidos de beb¨¦s. ¡°Los dejaban frente a la puerta, o junto a la iglesia del pueblo, en cajas. Muchos con ropa, pa?ales, algo de comida o dinero¡¡± Una peque?a ayuda, testimonio quiz¨¢ del desgarro causado por desprenderse de un hijo, explica la hermana Yang, coordinadora de la organizaci¨®n. ¡°Muchas veces lo hacen porque no pueden m¨¢s, no tienen dinero o no saben o pueden cuidar del ni?o. Y saben que nosotras no rechazamos a nadie¡±.
Muchos otros no tienen otra perspectiva que continuar all¨ª para siempre. ¡§?Posibilidades de adopci¨®n? Para estos ni?os, muy pocas¡±, reconoce Lang Lixia, directora del orfanato. El centro ha dejado de aceptar nuevos pupilos para dedicarse a los que envejecer¨¢n all¨ª.
En los ¨²ltimos 20 a?os se han producido avances. El Gobierno chino est¨¢ construyendo m¨¢s orfanatos con m¨¢s fondos para atender a los ni?os abandonados. La ley de 2008 sobre discapacidades obliga a no discriminar entre minusv¨¢lidos y las personas de capacidad plena. Las grandes empresas deben reservar un 1,5% de sus puestos de trabajo para minusv¨¢lidos, so pena de una multa. El Estado entrega una cantidad por ni?o para facilitar su tratamiento. Tras numerosas quejas, el Gobierno ha invertido cerca de 70 millones de euros en acondicionar 25.000 lavabos p¨²blicos. Liming ha empezado a recibir un peque?o subsidio por cada pupilo que acoge
Aunque a¨²n falta mucho por hacer. La sociedad, reconoce el experto Wang, a¨²n est¨¢ lejos de sentirse concienciada:, ¡°los discapacitados siguen siendo a¨²n en muchos casos ciudadanos invisibles¡±, comenta. En metr¨®polis como Pek¨ªn o Shangh¨¢i es f¨¢cil encontrar estaciones de metro sin acceso para ellos. Los carriles especiales para ciegos pueden terminar f¨¢cilmente contra una valla o una baliza. Las multas a las empresas son dif¨ªciles de cobrar en la pr¨¢ctica.
Incluso en centros como Liming, reconoce la directora del orfanato, Lang Lixia, las cuidadoras carecen de una formaci¨®n formal como asistentes sociales, y son las m¨¢s experimentadas las que explican c¨®mo hacer las cosas a las m¨¢s j¨®venes, o a los voluntarios que acuden a echar una mano. Las necesidades son muchas, y los fondos, los justos. Desde hace tres a?os, por recomendaci¨®n de las autoridades locales, han dejado de aceptar nuevos casos.
En el tratamiento a los discapacitados, simplemente ¡°no es posible que el Estado se haga cargo de todo el cuidado de ni?os abandonados y discapacitados. Hay cosas que el gobierno no tiene la energ¨ªa o la capacidad de hacer¡± ¡ªexplica Qiao Qingmei, del Instituto para Discapacidades de la Universidad Renmin de Pek¨ªn¡ª. ¡°La tendencia ser¨¢ reforzar a las fuerzas civiles y las ONG. Que el Gobierno mantenga el control, pero subrogue los servicios a estas organizaciones¡±, muchas de ellas confesionales, como Liming.
Lang, la directora del orfanato, lo tiene claro. ¡°Si nuestros ni?os no estuvieran aqu¨ª, estar¨ªan en condiciones mucho peores¡±.
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