Colombia busca acabar con la violencia en el pa¨ªs tras el desarme de las FARC
El atentado del Andino y los secuestros despiertan los fantasmas del pasado. Mientras, las autoridades persiguen una paz completa
Colombia cierra este martes un ciclo de m¨¢s de medio siglo marcado por la violencia de las FARC. Los cerca de 7.000 combatientes de la primera guerrilla del pa¨ªs culminan la entrega de armas y comienzan la fase final de su reincorporaci¨®n a la sociedad. Pero este proceso no basta para alcanzar una paz completa. Hace diez d¨ªas una bomba mat¨® a tres mujeres en Bogot¨¢, hay grupos insurgentes que siguen secuestrando y las mafias de narcotraficantes declararon en mayo la guerra a la polic¨ªa al verse acorraladas por las fuerzas de seguridad. Las autoridades afrontan el desaf¨ªo de consolidar la normalidad.?
El camino recorrido en Colombia desde la firma de los acuerdos entre el Gobierno de Juan Manuel Santosy las FARC, el a?o pasado, no tiene precedentes. La guerra con esa organizaci¨®n ha terminado. "No es lo mismo tener a una guerrilla todav¨ªa armada que una guerrilla que ha dejado las armas. Entonces, yo creo que lo que logramos es una permanencia de esta situaci¨®n posconflicto, y eso me parece notorio. El sentido de lo hist¨®rico es que se logra la plena irreversibilidad [del conflicto]", explica a EL PA?S Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el An¨¢lisis de Conflictos (CERAC).
Sin embargo, la violencia persiste. Hace dos s¨¢bados la sociedad colombiana se enfrent¨® a sus peores fantasmas. En medio de una tarde de compras, la explosi¨®n de un artefacto colocado en un ba?o de mujeres del centro comercial Andino acab¨® con la vida de tres j¨®venes y dej¨® una decena de heridos, sembrando el p¨¢nico en la capital. Una semana despu¨¦s, las fuerzas de seguridad realizaron diez registros y detuvieron el s¨¢bado a ocho sospechosos del ataque, a los que ayer se sum¨® uno m¨¢s. ¡°Las evidencias en poder de los investigadores se?alan que los cuatro hombres y las cuatro mujeres pertenecer¨ªan al autodenominado Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP)¡±, se?al¨® la fiscal¨ªa. Se trata de un grupo insurgente menor que, seg¨²n las autoridades, tuvo v¨ªnculos con c¨¦lulas del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN).
Esta guerrilla, la m¨¢s relevante todav¨ªa activa, se sent¨® en febrero con el Gobierno en una mesa de di¨¢logo en Quito (Ecuador) para tratar de negociar un cese al fuego. Sus dirigentes condenaron, al igual que las FARC, el atentado del Andino, pero su estructura horizontal y ca¨®tica complica esas conversaciones, que apenas han avanzado. En torno a la medianoche del viernes, el ELN liber¨® a dos periodistas holandeses que ten¨ªa secuestrados desde hac¨ªa una semana en la regi¨®n del Catatumbo, cerca de la frontera con Venezuela.
La liberaci¨®n se produjo despu¨¦s de un d¨ªa de confusi¨®n, en medio confirmaciones y desmentidos. La guerrilla aleg¨® que en esa zona, abandonada por el Estado, ¡°la posibilidad de efectuar privaciones temporales de la libertad a personas desconocidas y ajenas a las comunidades se corresponde con una actitud preventiva, de ejercicio de protecci¨®n y seguridad, natural para cualquier fuerza insurgente¡±. La realidad es que el ELN todav¨ªa no ha dejado la pr¨¢ctica del secuestro, lo que se ha convertido en la raz¨®n de m¨¢xima fricci¨®n con el equipo negociador del Gobierno.
A estas circunstancias se suma la violencia de grupos armados que viven del narcotr¨¢fico. El m¨¢s peligroso, el llamado Clan del Golfo, se caracteriz¨® por la ofensiva contra el Estado conocida como plan pistola. Es decir, un ofrecimiento a los sicarios de 700 d¨®lares por cada polic¨ªa asesinado que, salvando las distancias, devolvi¨® al imaginario colectivo a los tiempos de la guerra contra Pablo Escobar.
Menos atentados
Con todo, es evidente que la Colombia contempor¨¢nea es muy diferente a la Colombia del pasado. "El n¨²mero de atentados terroristas es bastante inferior y ha ido cayendo", se?ala Restrepo, quien destaca que "el radicalismo violento es excepcional". Tras el desarme de las FARC, adem¨¢s, las fuerzas de seguridad "pueden ocuparse de ejecutar acci¨®n militares sin la preocupaci¨®n de romper el cese al fuego", lo que en su opini¨®n "es una muy mala noticia para el crimen organizado y el ELN".? "En Colombia se est¨¢ confundiendo miedo con inseguridad y una percepci¨®n de inseguridad", contin¨²a este analista. Pero los riesgos son, de facto, menores.
¡°El mensaje es que el terrorismo no paga y que el terrorismo ser¨¢ castigado por la justicia, castigado por las autoridades¡±, afirm¨® Santos tras conocer la detenci¨®n de los presuntos responsables del atentado en el centro comercial. El presidente advirti¨® desde el primer momento de que no permitir¨¢ que nada perjudique el camino a la paz. ¡°Hemos avanzado mucho para consolidar la tranquilidad de los colombianos y tengan la seguridad de que no vamos a permitir que lo logrado hasta ahora sea frenado por un pu?ado de extremistas, de cobardes o de quienes no quieren la reconciliaci¨®n del pueblo colombiano¡±, asegur¨®.
El Papa y la reconciliaci¨®n
Ese es el objetivo central, en estos momentos, de las autoridades, que afrontan el reto de asentar una convivencia pac¨ªfica en un clima de elevada polarizaci¨®n de la sociedad, en la que muchos sectores siguen rechazando los acuerdos con las FARC. Precisamente, los expresidentes ?lvaro Uribe y Andr¨¦s Pastrana impulsaron la semana pasada una ¡°gran coalici¨®n¡± para las elecciones de 2018, que a¨²n no tiene cabeza de lista, ¡°entre los distintos sectores que obtuvieron la victoria del no en el plebiscito¡±.
En este contexto, el papa Francisco viaja a Colombia en septiembre con una meta: la reconciliaci¨®n. Jorge Bergoglio presidir¨¢ un ¡°gran encuentro de oraci¨®n por la reconciliaci¨®n nacional¡± en Villavicencio, capital del departamento del Meta (centro del pa¨ªs), uno de los m¨¢s azotados en las ¨²ltimas d¨¦cadas por la guerrilla y por la producci¨®n de coca.
En cualquier caso, el viaje del Papa, que visitar¨¢ tambi¨¦n Bogot¨¢, Medell¨ªn y Cartagena durante cuatro d¨ªas, es una oportunidad para dar nuevos pasos hacia la paz, sobre todo en el di¨¢logo con el ELN. La Iglesia cat¨®lica colombiana pidi¨® la semana pasada a los equipos negociadores del Gobierno y de la guerrilla que hagan lo posible para ¡°concertar y convenir un acuerdo bilateral de cese al fuego y hostilidades¡± con ocasi¨®n de la visita.
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