Trump desaira a los musulmanes al romper con la tradicional cena del fin del Ramad¨¢n
El acto en la Casa Blanca, que inaugur¨® Jefferson en 1805, se mantuvo incluso tras el 11-S
Cuando Donald Trump no se comunica por Twitter, lo hace por gestos. Sonoros y f¨¢ciles de entender. Como el que lanz¨® este domingo a la comunidad musulmana al negarse a asistir a la tradicional cena de fin del Ramad¨¢n. Es la primera vez en 20 a?os que un presidente deja de acoger esta cita oficial, a la que acud¨ªan pol¨ªticos, diplom¨¢ticos e importantes representantes del islam. Incluso tras los atentados del 11-S, George W. Bush asisti¨® para demostrar que el combate de EE UU era contra el terrorismo y no la religi¨®n.
Como sustitutivo del acto, el mandatario republicano hizo p¨²blico un escueto comunicado lleno de buenas palabras. "En nombre del pueblo de Estados Unidos, Melania y yo enviamos calurosos saludos a los musulmanes mientras celebran Eid al-Fitr. Durante estas fiestas recordamos la importancia de la misericordia, compasi¨®n y la buena voluntad. Junto con los musulmanes del mundo, Estados Unidos renueva su compromiso para honrar esos valores¡±. Poco m¨¢s.
La decisi¨®n de romper con la cena, que se ofreci¨® por primera vez en la Casa Blanca en 1805 con Thomas Jefferson, es entendida como una se?al. El Ramad¨¢n, el mes de ayuno musulm¨¢n, posee un enorme simbolismo. Pese a ello, el propio jefe de la diplomacia, Rex Tillerson, rechaz¨® celebrar el ¨¢gape que anualmente ofrec¨ªa su Departamento de Estado. Ahora le ha seguido el presidente marcando una l¨ªnea clara. ¡°Es un mensaje de que los musulmanes no importamos aqu¨ª. El presidente tiene tiempo para jugar al golf pero no para atender a quienes le necesitan¡±, afirm¨® a Newsweek el im¨¢n Talib Sharif, de la gran mezquita de Washington.
La acritud del gesto ha tra¨ªdo a la memoria, aunque muy aplacada, la islamofobia original de Trump. Cuando era candidato sostuvo p¨²blicamente que el islam odiaba a Estados Unidos y pidi¨® el ¡°cierre total y completo¡± del pa¨ªs a los musulmanes. Nada m¨¢s llegar al poder intent¨® poner en pr¨¢ctica sus descabelladas ideas con un veto migratorio a siete pa¨ªses. Los jueces, tras una gigantesca movilizaci¨®n ciudadana, lo paralizaron. El varapalo y la necesidad de sacar adelante sus planes en Oriente Medio moderaron su discurso y le llevaron en Arabia Saud¨ª, en su primera salida al extranjero, a lanzar un ¡°mensaje de amistad, esperanza y amor¡± a los musulmanes. Unas palabras que se alejan ahora de los hechos.
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