Brasil entra en su quinto a?o de crisis pol¨ªtica sin atisbo de soluci¨®n

Todo eso ¨Cy bastante m¨¢s- aqueja al presidente de Brasil. La situaci¨®n de Michel Temer parece desesperada, pero ¨¦l no se rinde. Con un lenguaje casi b¨¦lico ha anunciado que pelear¨¢ por su cargo hasta el fin, aun a riesgo de profundizar la interminable crisis pol¨ªtica que sacude el pa¨ªs desde hace cuatro a?os. Temer ha ido perdiendo apoyos pol¨ªticos y econ¨®micos. Algunos tan importantes como el del imperio medi¨¢tico O Globo o el del expresidente Fernando Henrique Cardoso. Pero a¨²n le queda un pu?ado de aliados. El primero, el Congreso, donde decenas de parlamentarios, empezando por los presidentes de sus dos c¨¢maras, comparten las penalidades de ser investigados por corrupci¨®n. Tambi¨¦n algunos grupos empresariales que contribuyeron de forma decisiva, hace 14 meses, a la ca¨ªda de la presidenta Dilma Rousseff. Los movimientos sociales presuntamente apartidistas que en 2016 inundaron la calle contra la insoportable corrupci¨®n del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), despu¨¦s de 13 a?os en el poder, se conforman ahora con poner memes en Facebook. En el Tribunal Supremo hay magistrados que ya han demostrado su disposici¨®n a sacar a Temer del apuro. Y tampoco flaquea la fidelidad de la derecha, convencida de que ¡°es peor un honrado incompetente que un corrupto competente¡±, en palabras de su gur¨² period¨ªstico Reinaldo Azevedo. Hasta respetables voces internacionales como The Economist han pedido que contin¨²e con el argumento de que tampoco es para tanto. ¡°La pol¨ªtica en Brasil es como un House of Cards bajo los efectos del ¨¢cido¡±, declar¨® al Financial Times el director del banco de negocios BTG Pactual, Steve Jacobs, defensor de Temer.

¡°El mercado a¨²n lo apoya¡±, conviene Thiago de Arag?o, director de inteligencia de la consultor¨ªa de an¨¢lisis pol¨ªtico Arko Advice. ¡°La situaci¨®n es inestable pero lo ser¨ªa m¨¢s a¨²n si se produjese una medida tan dr¨¢stica como la ca¨ªda de un presidente¡±. La crisis deton¨® hace justo cuatro a?os, en junio de 2013, con las primeras protestas populares contra Rousseff. Se agrav¨® luego con el estallido de la Operaci¨®n Lava Jato, que poco a poco fue revelando una monumental trama de corrupci¨®n que envuelve a los principales partidos. M¨¢s tarde se abati¨® sobre el pa¨ªs la peor recesi¨®n de su historia. Y finalmente, el impeachment de Rousseff. Entonces lleg¨® la hora de Temer, vicepresidente con el PT, y de su Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (PMDB), una las anomal¨ªas del sistema pol¨ªtico de Brasil: pese a ser el mayor partido, en los a?os anteriores hab¨ªa renunciado a competir por la c¨²pula del poder y prefer¨ªa obtener sus r¨¦ditos con alianzas de conveniencia a derecha o izquierda.

¡°El mercado vio en Temer la oportunidad de poner en marcha reformas econ¨®micas y alejar el riesgo de medidas populistas como las del PT¡±, apunta De Arag?o. La necesidad de esas reformas ha sido el mantra del Gobierno y de los sectores que lo respaldan cerrando los ojos a la corrupci¨®n. Con Temer tan debilitado, el programa est¨¢ en peligro, pero los inversores a¨²n conf¨ªan en salvar algo. De Arag?o da por hecho que el Gobierno sacar¨¢ adelante la reforma laboral en tr¨¢mite y, aunque no lograr¨¢ apoyos en el Congreso para la m¨¢s cuestionada reforma de las pensiones, ¡°puede implementar entre un 25% y un 35% de su contenido con medidas provisionales [por decreto]¡±.

La Lava Jato, que comenz¨® castigando casi por entero al PT, fue avanzando hasta manchar al n¨²cleo central del sistema de partidos. Y no pocos en Brasil creen que ese fue el factor que desencaden¨® el impeachament. ¡°A Temer lo colocaron para intentar parar la Lava Jato¡±, defiende Fernando Limongi, profesor de Ciencias Sociales de la Universidad de S?o Paulo. Limongi afirma que los grandes partidos brasile?os se hab¨ªan sumergido en ¡°una estrategia suicida, irracional, una pol¨ªtica de destrucci¨®n mutua que consisti¨® en alimentar las investigaciones para perjudicar al contrario cuando en cualquier momento se podr¨ªan volver contra ellos mismos, como as¨ª ocurri¨®". ¡°Todo cambia tan r¨¢pido que es dif¨ªcil hacer previsiones. Hasta hace poco pensaba que Temer aguantar¨ªa, pero ahora me inclino por creer que caer¨¢¡±, se?ala Limongi.

La defenestraci¨®n del presidente tampoco ser¨ªa el final de la crisis. La sombra de la corrupci¨®n envuelve a casi todos, incluido al candidato mejor situado en las encuestas para las elecciones de 2018, el expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva, del PT, que estos d¨ªas espera la que puede ser la primera condena de los cinco procesos judiciales abiertos contra ¨¦l. El pa¨ªs no entrar¨¢ en una cierta normalidad hasta que elija un presidente sin el lastre de las sospechas, apunta Limongi, quien concluye con un poso de iron¨ªa: ¡°Yo soy optimista, pero la situaci¨®n es tr¨¢gica¡±.