Un civil que se enfrent¨® al golpe: ¡°Volver¨ªa a ponerme frente a los militares¡±
Uno de los civiles que luch¨® contra la sublevaci¨®n militar del a?o pasado en Turqu¨ªa y result¨® gravemente herido relata su experiencia
?Qu¨¦ mueve a una persona a arriesgar su vida y tratar de parar un carro armado, un tiroteo, un golpe de Estado, con su propio cuerpo? El turco Ahmet Alkili? reconoce que la respuesta no puede hallarse siguiendo las reglas de la l¨®gica. A¨²n, cuando recuerda la noche de la fallida asonada militar del a?o pasado en Turqu¨ªa, las im¨¢genes le parecen irreales, como en una f¨¢bula: ¡°Era como si una fuerza divina nos empujase, como si Dios nos hubiese dado valor para enfrentarnos a los soldados¡±. Y est¨¢ convencido de que si ocurriese de nuevo, volver¨ªa a hacerlo. Volver¨ªa a poner su cuerpo frente a los tanques y las balas para evitar que los golpistas se hiciesen con el poder.
Ahmet, un joven y exitoso constructor de 33 a?os, se define como un creyente convencido y un patriota; no un fan¨¢tico, como tratan de pintar algunos en la oposici¨®n a aquellos que la noche del 15 de julio de 2016 arriesgaron la vida para defender al Gobierno electo y a su presidente, Recep Tayyip Erdogan, frente a los militares sublevados. Aquella noche, la esposa de Ahmet trat¨® de impedir que su marido se echase a la calle; era mucho lo que se jugaba: una vida acomodada, el futuro de tres criaturas (la m¨¢s peque?a de las cuales, una ni?a, apenas contaba dos meses), su propia existencia. Pero el discurso del presidente Erdogan a trav¨¦s de una llamada de FaceTime a un canal de televisi¨®n termin¨® de convencerlo: ¡°No salimos a la calle porque am¨¢semos a Erdogan, sino porque, como presidente de la Rep¨²blica, es nuestro comandante en jefe. Si hubiese sido presidente Kemal Kili?daroglu [el actual jefe de la oposici¨®n] tambi¨¦n habr¨ªamos salido¡±.
Junto a un viejo amigo, Tayfun, y a su padre, de 60 a?os, se dirigi¨® a la plaza del barrio de ?mraniye (en la parte asi¨¢tica de Estambul). ¡°Por el camino vi que hab¨ªa largas colas en los cajeros, gente que sacaba sus ahorros y les grit¨¦: 'Nos est¨¢n arrebatando el pa¨ªs y lo ¨²nico que os preocupa es el dinero'. Pero la plaza tambi¨¦n estaba llena de miles de personas¡±.
Turqu¨ªa despide a m¨¢s de 7.000 funcionarios
M¨¢s de 7.000 funcionarios turcos, entre ellos 302 docentes de universidades, han sido despedidos este viernes mediante un nuevo decreto emitido al amparo del Estado de emergencia impuesto en Turqu¨ªa tras el fallido golpe militar del 15 de julio del a?o pasado, han informado los medios locales.
Seg¨²n las televisiones turcas, 7.347 empleados del Estado han sido despedidos la v¨ªspera del primer aniversario de la asonada, de la que Ankara responsabiliza a la red de seguidores del predicador islamista Fethullah G¨¹len, radicado en Estados Unidos.
En su p¨¢gina web, el diario H¨¹rriyet precisa que entre los despedidos hay 2.303 polic¨ªas, 1.486 funcionarios del Ministerio del Interior, 789 del Ministerio de Sanidad, 551 de la Direcci¨®n de Asuntos Religiosos y 418 del Ministerio de Justicia.
Cerca de 140.000 empleados p¨²blicos han sido despedidos de sus puestos de trabajo desde que el Gobierno turco impuso el Estado de excepci¨®n el 20 de julio de 2016, bajo el cual los afectados pr¨¢cticamente no han podido recurrir la medida o acudir a los tribunales. Solo existe un comit¨¦ que el Gobierno estableci¨® recientemente para estudiar las quejas que se presenten.
Cuando rememora el ambiente, se emociona. Aquel clima de unidad, de desconocidos abraz¨¢ndose y de lucha por un mismo ideal ¡ªen definitiva, la fuerza de la masa¡ª,?les empuj¨® a caminar. Se dirigieron al puente del B¨®sforo, donde se hab¨ªan hecho fuerte los golpistas, apoyados por tanques y veh¨ªculos militares. ¡°Caminamos durante dos horas, pero a m¨ª me parecieron cinco minutos. Sent¨ªa que mis pies no tocaban el suelo. Pese a que el sonido de los disparos aumentaba a medida que avanz¨¢bamos, nadie daba un paso atr¨¢s¡±.
Al llegar al puente, se lanzaron a la carrera hacia los soldados en una carga heroica a la vez que disparatada, pues eran civiles desarmados frente a militares con fusiles. ¡°Las balas silbaban a nuestro alrededor, as¨ª que nos echamos al suelo. Luego pararon, nos levantamos y volvimos a avanzar¡±. Entonces, los soldados abrieron fuego y esta vez no al aire, sino contra los manifestantes. ¡°Desde los generales a los soldados rasos, son todos unos cobardes. Enfrente ten¨ªan al pueblo, que s¨®lo empu?aba banderas de Turqu¨ªa¡±. Delante de Ahmet, los manifestantes de las primeras filas comenzaron a caer, abatidos ¡°como fichas de domin¨®¡±, describe. El siguiente fue ¨¦l.
Una bala le perfor¨® el cr¨¢neo, otra le alcanz¨® en el brazo. ¡°Se me nublaron los ojos y el mundo comenz¨® a desvanecerse. Me imagin¨¦ que el ¨¢ngel Azrael llegar¨ªa para llevarse mi alma. Supongo que as¨ª debe sentirse la muerte", asegura. "Comenc¨¦ tambi¨¦n a escuchar una voz interior que me dec¨ªa: 'Tienes muchas responsabilidades'. Y pens¨¦ en mi familia, en mis trabajadores... y luego la voz se transform¨® en un susurro creciente que dec¨ªa: Ahmet, Ahmet, Ahmet¡±. Era su amigo Tayfun, que trataba de mantenerlo consciente. Lo carg¨® a hombros para sacarlo del puente a la carrera. ¡°Esos cobardes segu¨ªan disparando, ni retirar a los heridos nos permit¨ªan. Estamos vivos de milagro¡±.
Ahmet fue intervenido en un hospital p¨²blico, en una operaci¨®n que se prolong¨® durante cinco horas para cerrar su fractura craneal y detener la hemorragia interna, cinco horas en las que los cazas F-16 de los sublevados no dejaron de rugir sobre los cielos de Estambul hasta que, por la ma?ana, el golpe fue derrotado. Ahmet pas¨® ocho d¨ªas en cuidados intensivos y otros tres meses de recuperaci¨®n: su cerebro no funcionaba, le costaba horrores hablar, no recordaba. Un d¨ªa, la memoria le regres¨® de repente y una energ¨ªa vigorizante se apoder¨® de ¨¦l. ¡°Dios ha acogido a los m¨¢rtires en su seno y a los heridos nos ha dado una segunda vida, con una misi¨®n¡±, afirma: ¡°Y como yo soy un civil, sin armas a mi disposici¨®n, mi misi¨®n es esforzarme en mi trabajo para contribuir al desarrollo de mi pa¨ªs. Por cada obra que hago, alimento a cien trabajadores, a cien familias. Esa es mi misi¨®n¡±.
El Gobierno ha concedido a los 248 fallecidos a manos de los golpistas el t¨ªtulo de m¨¢rtir, normalmente s¨®lo aplicado a los miembros de las fuerzas de seguridad ca¨ªdos en combate. Y a los m¨¢s de 2.300 civiles heridos como Ahmet les ha otorgado el t¨ªtulo honor¨ªfico de gazi, habitualmente usado para los veteranos de guerra. Sin embargo, no le gusta presumir en p¨²blico de estas credenciales pues se queja de que algunos gazi han sido insultados por simpatizantes de la oposici¨®n.
Es ella, la oposici¨®n, asegura el constructor, la que ha traicionado el esp¨ªritu de unidad que surgi¨® en las semanas posteriores al golpe y no el Gobierno con sus interminables purgas. ¡°Piensa en lo que ha ocurrido: nos han atacado desde dentro, es como el hijo que se vuelve contra su madre. As¨ª que probablemente sigue habiendo Fet? infiltrados en espera de un plan B¡±, dice utilizando el acr¨®nimo peyorativo usado habitualmente para referirse a los seguidores del cl¨¦rigo Fethullah G¨¹len, al que se acusa de instigar el golpe.
En el mismo entorno de Ahmet hay personas que, tras el golpe, han huido al extranjero por estar vinculadas a la cofrad¨ªa de G¨¹len. Personas que, como muchos otros turcos, se apuntaron al g¨¹lenismo cuando era un aliado del Gobierno de Erdogan y ser miembro de la cofrad¨ªa era un billete seguro para medrar. ¡°Afortunadamente tuve el conocimiento suficiente para no unirme a ellos y no deberle nada a nadie¡±.
¡°Dios no permitir¨¢ que vuelva a ocurrir algo as¨ª, pero si ocurre, esta vez estaremos preparados y yo volver¨¦ a echarme a la calle¡±, afirma sin sombra de duda en su rostro: ¡°Cada vez que este pa¨ªs levanta cabeza, alguien intenta golpearnos. Pero los turcos tenemos el cr¨¢neo de hierro¡±, dice acarici¨¢ndose la cicatriza de su cabeza.
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