¡°Para que un ni?o denuncie abusos, debe sentir que nadie le juzgar¨¢¡±
Phil Saviano fue v¨ªctima de abusos sexuales en su infancia. Su tenacidad y lucha en contra el silencio abri¨® el hist¨®rico caso Boston, el mayor contra la Iglesia cat¨®lica. Ahora, habla a EL PA?S
Otra vez una denuncia de agresiones sexuales en el seno de la Iglesia; otra vez, de casos ocurridos supuestamente a?os atr¨¢s y, de nuevo, con la sospecha de la connivencia institucionalizada embarrando todo. La noticia salt¨® el 29 de junio: el responsable de finanzas del Vaticano, el cardenal George Pell, estaba acusado m¨²ltiples abusos en Australia, donde era sacerdote hasta que el Papa le llam¨®. Es la primera acusaci¨®n de esta caracter¨ªsticas que llega la c¨²pula vaticana.?
La historia lleg¨® a la casa del Phil Saviano con carga de profundidad: a Pell no solo se le investiga por los abusos, sino por el encubrimiento masivo de sacerdotes. Saviano es el hombre que en Spotlight, la pel¨ªcula sobre las agresiones a ni?os en la Iglesia de Boston, se presenta en la redacci¨®n de The Boston Globe con una caja llena de papeles y clama a los periodistas que se tomen en serio el caso, que investiguen las m¨²ltiples agresiones a ni?os. Es el hombre que les muestra d¨®nde est¨¢, en realidad, el titular de la noticia: en el silencio sistematizado en el seno de la Iglesia.?
La foto de un ni?o rubio que aparece en la pel¨ªcula, entre las manos del actor, se encuentra en una carpeta en su casa a la afueras de Boston. La imagen es de mediados de los 60, cuando ten¨ªa 11 a?os. Fue por entonces cuando un sacerdote de Worcester, un pueblo a las afueras de Boston en el que Saviano se cri¨® con su familia, empez¨® a abusar de ¨¦l. Sent¨ªa p¨¢nico a contarlo en casa porque sent¨ªa que, de alg¨²n modo, le culpar¨ªan por ello. ¡°Yo viv¨ªa en una ciudad peque?a y, all¨ª, al sacerdote inmediatamente se le presupon¨ªa la respetabilidad. A los 11, 12 o 13 a?os lo consider¨¢bamos el representante de Dios en la Tierra, por eso cuesta tanto decirle que no cuando te mete en algo as¨ª¡±, cuenta. ¡°Puede parecer que es un comportamiento un poco obsceno o lo que sea, pero dices: ?c¨®mo va a ser tan malo si el sacerdote me fuerza a hacerlo? Aquello era muy confuso para un ni?o¡±.?
No abri¨® el pico hasta finales de 1992, cuando lo cont¨® en el Globe. Solo despu¨¦s avis¨® a su padre, que entonces ya estaba viudo. Phil tem¨ªa, dice, que si primero hablaba con ¨¦l, le convenciera de que callara y acabara por dar marcha atr¨¢s. Fue al d¨ªa siguiente de la entrevista cuando le telefone¨® y le cont¨® lo que hab¨ªa sufrido de peque?o. ¡°Me dijo que para qu¨¦ contaba eso a un peri¨®dico despu¨¦s de tantos a?os. Sent¨ªa que iba a crear un esc¨¢ndalo en el pueblo. Yo le dije, ?sabes? Cuando era ni?o siempre tem¨ª cont¨¢rtelo porque pensaba que me culpar¨ªas. ?Y ves lo que est¨¢s haciendo ahora?¡±.?
A Saviano, que se enfrent¨® a la todopoderosa Iglesia de Boston, que cre¨® su propia organizaci¨®n de v¨ªctimas de abusos, que persigui¨® a los peri¨®dicos hasta que al fin investigaron a fondo; lo ¨²nico que le paralizaba era el rechazo de su padre.?
Hay un paralelismo entre la trama de Spotlight y la que este hombre de 63 a?os recuerda con su familia. Entre su primera denuncia, que pasa sin pena de gloria, y la gran investigaci¨®n del peri¨®dico que destapa esa aberraci¨®n sistem¨¢tica, transcurren 10 a?os. Son los mismos que pasan hasta que el progenitor comprende y acepta. ¡°Cuando todo estall¨® en 2002 y el Globe empez¨® a publicar las noticias¡±, dice, hablaron por tel¨¦fono y le dijo: ¡°Veo que ten¨ªas raz¨®n y quer¨ªa decirte que me siento orgulloso de ti¡±.?
Saviano pelea ahora por que cambien las leyes y que uno pueda litigar contra un agresor ya en la edad adulta
El interior del hogar de Phil est¨¢ lleno de colores, los de las piezas de arte y decoraci¨®n tradicional mexicana que se dedica a vender en Estados Unidos. Su negocio se llama Viva Oaxaca y en su tarjeta de visita se presenta como ¡°propietario, importador, aventurero, viajero¡±. Con mucho cuidado, algo estremecedor, guarda cartas del sacerdote que le quebr¨® la infancia. ¡°El padre Holley¡±, dice Phil. ¡°Muri¨® en 2008¡±. Fue encarcelado en Nuevo M¨¦xico por otro caso y Saviano le contact¨® a?os atr¨¢s, cuando trat¨® de litigar por los abusos. Buscaba que confesara. ¡°Siempre evit¨® darme respuesta directas¡±, cuenta Saviano, pero en la primera misiva ¡°dijo que se acordaba de m¨ª, que yo era brillante, que ten¨ªa una personalidad excepcional, se quejaba de las condiciones en prisi¨®n¡¡±.?
Su batalla judicial lleg¨® ya demasiado tarde. ¡°Si mis padres me hubieran ense?ado algo sobre c¨®mo proteger mi cuerpo, que incluso un sacerdote puede fallar¡¡±, lamenta. Para que un ni?o cuente lo que ocurre, para que denuncie un abuso, dice, ¡°tienes que crear un ambiente en el que sientan que pueden acudir a sus padres a decirles lo que sea y que no van a ser juzgados, aunque se trate incluso de algo que les pase en la Iglesia¡±.?
Saviano pelea ahora junto a su asociaci¨®n por que cambien las leyes y que uno pueda litigar contra un agresor ya en la edad adulta. ¡°En Nueva York, por ejemplo, solo puedes hacerlo hasta los 23, y por mi experiencia s¨¦ que no empiezas siquiera a enfrentarte a esos hechos hasta que entras en los 20¡¡±. Spotlight, dice, le dio un empuj¨®n a su causa.
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