Trump pone en la cuerda floja a su fiscal general con nuevas descalificaciones
El presidente se declara "muy decepcionado" con Jeff Sessions. "Veremos que pasa, el tiempo dir¨¢", afirma
No importa qui¨¦n caiga. Donald Trump quiere recuperar el control de la investigaci¨®n de la trama rusa y para ello ha puesto en el disparadero a su propio fiscal general, Jeff Sessions. En una maniobra ins¨®lita, pero bien calculada, el presidente y sus portavoces no dejan de descalificar desde hace una semana al hombre que, tras recusarse del caso, cay¨® en desgracia. La presi¨®n es m¨¢xima y el futuro del responsable del Departamento de Justicia pende de un hilo. "Estoy muy decepcionado con el fiscal general. Veremos qu¨¦ pasa. El tiempo dir¨¢", sentenci¨® el presidente.
Attorney General Jeff Sessions has taken a VERY weak position on Hillary Clinton crimes (where are E-mails & DNC server) & Intel leakers!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) July 25, 2017
Los protagonistas de la trama rusa van cayendo uno tras otro. Primero fue el consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn. Tras 24 d¨ªas en el cargo, tuvo que tirar la toalla al destaparse que hab¨ªa mentido sobre sus conversaciones con el embajador ruso en Washington, Serg¨¦i Kislyak. Luego le ha tocado a este ¨²ltimo. Este s¨¢bado, tras nueve a?os de destino, fue retirado del escenario por Vlad¨ªmir Putin. Y ahora todas las flechas apuntan a Sessions.
El martes por la ma?ana, Trump dej¨® claro su desapego en una serie de tuits. En esta ocasi¨®n fue por la actitud del fiscal ante el caso de los correos electr¨®nicos de Hillary Clinton y las filtraciones de los servicios de inteligencia. El presidente calific¨® de ¡°muy d¨¦bil¡± la posici¨®n de Sessions, al tiempo que se quejaba de que no hubiese investigado los supuestos ¡°esfuerzos ucranios¡± para sabotear su campa?a electoral. Por la tarde, en conferencia de prensa, se declar¨® "muy decepcionado" con Sessions. "No tendr¨ªa que haberse recusado, y cuando lo fue a hacer, me lo tendr¨ªa que haber dicho previamente y yo habr¨ªa elegido a otro para el puesto¡±, afirm¨® el presidente, repitiendo el argumento dado el mi¨¦rcoles pasado en una entrevista con The New York Times.
La reprimenda p¨²blica dio nuevos br¨ªos a las especulaciones sobre su destituci¨®n. Desde hace una semana apenas hay d¨ªa que pase sin que al fiscal no le llegue una andanada de la Casa Blanca. El lunes el presidente tuite¨® que Sessions viv¨ªa ¡°asediado¡±. Y el fin de semana, rompiendo su promesa de no tocar a su rival dem¨®crata, se quej¨® de que no se investigase con el mismo ah¨ªnco los correos de Clinton que la trama rusa.
Ante este fuego amigo, Sessions ha mantenido un estoico segundo plano. Cuando hace dos meses emergieron las primeras desavenencias, se supo que hab¨ªa ofrecido su dimisi¨®n y que Trump la hab¨ªa rechazado. Pero en aquel momento, el pulso era soterrado. Ahora, es p¨²blico y creciente, hasta el punto de que los medios estadounidenses ya barajan nombres de sustitutos como el antiguo fiscal y alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, quien para enredar a¨²n m¨¢s la madeja ha defendido que Sessions se recusase.
El fiscal general se inhibi¨® del caso en marzo cuando se descubri¨® que en sus audiencias de confirmaci¨®n hab¨ªa ocultado al Senado dos encuentros con el embajador ruso. La ola de cr¨ªticas, incluidas las republicanas, alcanz¨® tal virulencia que, como responsable del Departamento de Justicia y del FBI, opt¨® por recusarse para evitar la contaminaci¨®n de las investigaciones en curso.
Las competencias fueron asumidas por su adjunto Rod Rosenstein, un funcionario de m¨ªnimo perfil pol¨ªtico que, tras la abrupta destituci¨®n del director del FBI, decidi¨® delegar la investigaci¨®n de la trama rusa en un fiscal especial. La medida, destinada a blindar el caso de la injerencia presidencial, fue adoptada sin consultar a la Casa Blanca.
El puesto recay¨® adem¨¢s en Robert Mueller, una de las leyendas vivas del FBI, agencia que dirigi¨® tanto con George W. Bush como con Barack Obama. Bajo su mando, la investigaci¨®n ha ido ensanchando el campo de acci¨®n. Si en un origen las pesquisas se centraban en la posible connivencia del entorno de Trump con el Kremlin en la campa?a desatada contra Clinton durante las elecciones, ahora han entrado a cuerpo entero en el per¨ªmetro financiero del presidente y su entorno.
Con el caso fuera de control, el nerviosismo de la Casa Blanca ha ido en aumento. Sin atreverse a dar el paso de la destituci¨®n, que implicar¨ªa un enorme esc¨¢ndalo pol¨ªtico, Trump ha empezado a librar una guerra de desgaste con su fiscal general. A los ataques del presidente se han sumado los portavoces que no dejan de repetir la desilusi¨®n que siente el mandatario con quien fuera su amigo y seguidor de primera hora. Sessions est¨¢ en la cuerda floja.
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