El falso terremoto de los martes en San Francisco
Desde 1942 todas las alarmas de la ciudad suenan a mediod¨ªa para comprobar el funcionamiento del sistema
Han pasado 111 a?os desde el gran terremoto de San Francisco, y la ciudad lo sigue teniendo presente. Se conmemora de muchas maneras, por ejemplo, con fotos en tabernas recordando c¨®mo era el trazado antes del Big One. La grada m¨¢s radical del equipo de f¨²tbol local se llama como el a?o del suceso, los 1906. Tambi¨¦n se conmemora con Bay to Breakers, una carrera de lado a lado de la ciudad. De la orilla de la bah¨ªa a la del Pac¨ªfico, 12 kil¨®metros con ciudadanos disfrazados para olvidar la tristeza de la cat¨¢strofe. Tras esta desgracia lleg¨® el terremoto de Loma Prieta en 1989, el primero emitido por televisi¨®n, en pleno partido de b¨¦isbol. San Francisco, espera su siguiente movimiento.
Las calles tienen labrado su nombre en el canto de la acera en cada cruce. Si todo se quema o se destruye uno puede saber d¨®nde est¨¢. Esto tambi¨¦n facilitar¨ªa la reconstrucci¨®n del trazado de la ciudad. Una visi¨®n un tanto catastr¨®fica, pero l¨®gica si se tiene en cuenta la cantidad de temblores que sufre la zona, que son perceptibles mientras se lee un libro o se ve la televisi¨®n. En 1906, un total de 496 personas perdieron la vida y pr¨¢cticamente todo el centro de la ciudad qued¨® reducido a cenizas por el fuego que se inici¨® tras un movimiento s¨ªsmico. Tan solo la avenida Van Ness, hoy c¨¦ntrica arteria, sirvi¨® de cortafuegos. Al sur, la calle Market, donde hoy tienen su sede Twitter y Uber, fue el l¨ªmite de las llamas.
En San Francisco es imposible vivir al margen de los terremotos, tanto que cada martes se recibe una advertencia que aterra la primera vez que se oye, sobre todo si se percibe sin saberlo. Desde 1942, un sistema p¨²blico de altavoces sincronizados se activa semanalmente a mediod¨ªa. 109 sirenas resuenan y paralizan la actividad durante 15 segundos interminables. Despu¨¦s, el alivio: ¡°This is a test. This is a test¡±. Solo es una prueba. Un simulacro para comprobar que el servicio no fallar¨¢ cuando la falla de San Andr¨¦s vuelva a encajarse.
Incluso en el coche o con los auriculares puestos se escucha la alarma. Las radios locales tambi¨¦n interrumpen la emisi¨®n. El sistema se estren¨® con 50 altavoces, como una medida de alerta, y en 2011 se ampli¨®. La popularidad es tal que hasta la persona que grab¨® el mensaje es conocida, Dave Morey, periodista de KFOG, emisora local, retirado en 2008, cuya voz se considera un emblema de la ciudad.
Aunque sorprendente, el efecto que buscan las autoridades es concienciar y activar a los ciudadanos para que tenga a mano y listo su kit de emergencia. No se trata de un paquete cualquiera, sino de un modelo concreto que ayuda a sobrevivir durante 72 horas en caso un movimiento fuerte. Incluso cuentan con una p¨¢gina oficial donde se ofrecen consejos. Algunos son curiosos. Como, por ejemplo, no poner en la cisterna pastillas que ti?en el agua y ayudan a limpiar. Algo com¨²n en muchos hogares. Aqu¨ª se considera una sentencia de muerte. Esa agua podr¨ªa salvar vidas como dep¨®sito de emergencia. A?adir el compuesto qu¨ªmico hace que deje de ser potable.?
En todas las conversaciones surge una duda: ?Qu¨¦ suceder¨ªa si hubiese un terremoto, exactamente, un martes a mediod¨ªa? Para empezar, se eliminar¨ªa la aclaraci¨®n final, para dejar claro que no se trata de una prueba. Para continuar, la alarma no se parar¨ªa, sino que seguir¨ªa alertando y, a continuaci¨®n, dar¨ªa instrucciones en los tres idiomas m¨¢s populares de la ciudad: ingl¨¦s, espa?ol y chino canton¨¦s. Tambi¨¦n en caso de un posterior tsunami.
El Ayuntamiento ha recibido solicitudes para hacer peticiones de mano a trav¨¦s del sistema de altavoces, proclamando el amor a los cuatro vientos. Una por una, han sido amablemente denegadas.
En febrero de 2012 se difundi¨® un rumor. El cantante Tony Bennet, hijo adoptivo de la ciudad, estaba de visita junto al alcalde. Era el d¨ªa de San Valent¨ªn y su himno ¡°I left myheart in San Francisco¡± cumpl¨ªa 50 a?os. Todos esperaban que, para celebrar la efem¨¦ride, sonase en toda la localidad. No fue as¨ª, solo se emiti¨® en Union Square, una plaza c¨¦ntrica y monumental, justo donde hoy Apple tiene su tienda emblem¨¢tica.
El mensaje era claro, con los terremotos no se juega. Se bromea, pero no con el sistema p¨²blico. Como no pod¨ªa ser de otra manera, en la capital de Silicon Valley la sirena tiene hasta su propio perfil de Twitter. No es oficial, sino una parodia, que emite al mismo tiempo que la ciudad se paraliza para recordar que, a pesar de tanta tecnolog¨ªa, el poder la de la naturaleza puede llevarse todo por delante en cualquier momento.?
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