Fiesta de la tortilla en B¨¦lgica en tiempos de huevos contaminados
El pueblo de Malmedy desaf¨ªa la crisis de los huevos con fipronil manteniendo su tradici¨®n anual
Malmedy es ajena a los malos tiempos para el huevo. Con m¨¢s de media Europa pregunt¨¢ndose sobre el alcance real de la crisis de la contaminaci¨®n con pesticida fipronil, millones de huevos retirados de las estanter¨ªas y decenas de granjas bloqueadas en Holanda, B¨¦lgica o Alemania, la fiesta celebrada este martes en este peque?o pueblo belga, cuyo centro es una inmensa tortilla de 6.500 huevos, tiene algo de osado. De Manuel Fraga ba?¨¢ndose en las aguas de Palomares para tranquilizar a la poblaci¨®n tras el accidente nuclear. Del presidente brasile?o Michel Temer masticando un trozo de filete despu¨¦s del esc¨¢ndalo de la venta de carne podrida por empresas cariocas. Pero en este municipio val¨®n de apenas 12.000 habitantes, situado a 20 kil¨®metros de la frontera alemana, es la tradici¨®n y no el af¨¢n reivindicativo lo que ha llevado a sus habitantes a llevarse a la boca un alimento cuestionado, extremando, eso s¨ª, las medidas de seguridad.
"La calidad de todos nuestros huevos ha sido comprobada por la agencia alimentaria", defiende Anita Gandolf, una de las organizadoras. Vestida con un sombrero de cocina y una banda azul con el pomposo t¨ªtulo de Gran Maestre de la Hermandad de la Tortilla Gigante inscrito en ella, en las ¨²ltimas semanas ha empleado gran parte de su tiempo en calmar la alarma en torno al fraude alimentario. Una tarea dif¨ªcil con B¨¦lgica como uno de los epicentros de un problema que se extiende d¨ªa a d¨ªa: 20 pa¨ªses han recibido ya partidas de huevos sospechosos, entre ellos Espa?a, y Francia ha reconocido que existe la posibilidad de que sigan a la venta, aunque califica de "muy d¨¦bil" el riesgo sanitario. La mayor¨ªa de afectados son Estados europeos, pero en tiempos de la globalizaci¨®n, los huevos han llegado de granjas europeas a pa¨ªses tan lejanos como Hong Kong y L¨ªbano.
Es dif¨ªcil saber si el empe?o de Gandolf y los suyos ha logrado resultado, pero las cifras no son muy alentadoras. Este a?o la asistencia ha sido muy inferior respecto a ediciones pasadas, con unos 1.000 comensales recibiendo gratis platos de la tortilla entre t¨ªmidas gotas de lluvia, menos de la mitad que en a?os anteriores. Los organizadores han culpado precisamente a la meteorolog¨ªa de esa ca¨ªda, pero pese a que las autoridades han advertido en las ¨²ltimas semanas de que una intoxicaci¨®n es pr¨¢cticamente imposible, nadie sabe cu¨¢ntos potenciales visitantes se han quedado en casa por ese temor latente al pesticida prohibido. "Es m¨¢s la lluvia, porque hemos hecho mucha publicidad positiva. Aunque puede que haya personas que hayan dudado en venir por el problema de la contaminaci¨®n", admite.
La tortilla desaparece en apenas dos horas desde un enorme recipiente de cuatro metros de di¨¢metro a los platos de locales y visitantes. Son muchos los que se han acercado desde localidades cercanas, y no menos los que repiten plato, pero no todos est¨¢n a la espera de recibir su raci¨®n. Muy cerca, algunos restaurantes tienen clientes que ignoran la gratuidad del producto estrella de la segunda mayor fiesta de Malmedy tras el carnaval. Entre ellos, nadie admite que la psicosis alimentaria haya sido la raz¨®n por la que evitan comer huevo. Algunos dicen que prefieren otra cosa porque son al¨¦rgicos, porque han llegado tarde y ya no quedaba, o simplemente, porque no les gusta.
¡°Tal vez seamos un poco negligentes o ingenuos, pero confiamos en los organizadores. Espero que los hayan controlado¡±, afirma Lilian Schroeder, de 49 a?os, que toma el postre junto a sus hijos despu¨¦s de haber probado la tortilla. Los huevos provienen todos de la misma granja, una explotaci¨®n situada a 40 kil¨®metros de Malmedy. La fiesta no es solo patrimonio de este municipio, que lleva celebr¨¢ndola desde 1996. Siete ciudades de Francia, Canad¨¢, Estados Unidos, Argentina y Nueva Caledonia est¨¢n adscritas a la pintoresca Hermandad Mundial de Caballeros de la Tortilla Gigante.
En torno a la plaza principal, el huevo no es solo protagonista en los platos y ollas. Un mercadillo vende camisetas con sus im¨¢genes, pollos de adorno para colocar en casa o gorras decoradas con motivos similares. Rodeada de bosques donde las vacas pastan apaciblemente, Malmedy quiere hacer de la crisis oportunidad. "Nos ha hecho publicidad porque mucha gente ha hablado de nuestra fiesta". O como dec¨ªa Oscar Wilde: "Solo hay una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti".?
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