Las locas vacaciones de Donald Trump
El presidente ha convertido su veraneo en su club de golf en una trinchera pol¨ªtica
Corr¨ªa el a?o 2004. Donald John Trump, sentado en su escritorio de la Trump Tower, redactaba su manual de avaricia Trump: Piense como un millonario, y suger¨ªa a sus futuros lectores: "No tomes vacaciones. ?Para qu¨¦? Si no est¨¢s disfrutando de tu trabajo, est¨¢s en el trabajo equivocado". Durante la promoci¨®n del producto, el presentador estrella Larry King le pregunt¨® por su consejo y el empresario rubicundo le dijo que "la mayor¨ªa de las personas exitosas que conozco no se toman vacaciones. Sus vacaciones son sus negocios. Yo apenas me muevo" [de Nueva York, se entiende, de su tower].
Sin embargo, la presidencia de Mr. Trump ha sido hasta ahora una combinaci¨®n de Casa Blanca ¨Cla mayor parte del tiempo, eso s¨ª¨C y excursiones con una condici¨®n: la presencia de un campo de golf (cuando Obama era presidente ¨¦l lo criticaba por su gusto por el golf y por sus d¨ªas de asueto, reclam¨¢ndole m¨¢s "¨¦tica de trabajo"). Ha pasado 13 de sus 28 fines de semana como Comandante en Jefe fuera de Washington y sus viajes han costado a los ciudadanos cerca de 30 millones de d¨®lares, seg¨²n el Centro para el Progreso Americano. En su primer semestre, Mar-a-Lago ha sido su lugar de evasi¨®n presidencial favorito. Para ¨¦l salir de Washington ¨Cla capital de las ¨¦lites pol¨ªticas a la que llama con desprecio El Pantano, The Swamp, pues ¨¦l se considera un outsider, un anti-pol¨ªtico¨C es respirar. Pero en medio del insoportable verano de Florida ¨Cel presidente pasar¨ªa all¨ª sus d¨ªas "libres" recocido por el calor y la humedad de m¨¢s del 90%¨C, y tras demandar a los legisladores republicanos que no salgan de Washington hasta que saquen adelante su ansiada reforma sanitaria ¨Ctodav¨ªa trabad¨ªsima¨C, ha optado por su club de golf de Bedminster, en Nueva Jersey, a unos 70 kil¨®metros de Nueva York, donde arranc¨® sus 17 d¨ªas de descanso ¨C"No tomes vacaciones. ?Para qu¨¦?"¨C el pasado lunes 4 de agosto tuiteando a sus seguidores, para que no pensasen que holgaba en una hamaca, que ya estaba "trabajando en Bedminister" y advirtiendo: "No son vacaciones ¨C ?citas y llamadas!".
Ciertamente, el presidente, aunque no ha renunciado a las vacaciones que sol¨ªa denostar, no ha permanecido de brazos cruzados. Con la Casa Blanca en obras ¨Cel Despacho Oval, templo de las decisiones presidenciales, sin muebles ni moqueta, en plena remodelaci¨®n¨C Donald Trump ha seguido disparando desde su campo de golf convirtiendo agosto en un mes tempestuoso, el clima pol¨ªtico sin el que no puede vivir. ?Qui¨¦n puede amenazar con un holocausto nuclear desde un campo de golf en verano? Trump. En Bedminster avis¨® a Corea del Norte de que podr¨ªa someterla a "una furia y un fuego que el mundo jam¨¢s ha visto". El veraneante m¨¢s poderoso del mundo tambi¨¦n ha tenido tiempo para amenazar con una intervenci¨®n militar en Venezuela, atacar a correligionarios del Partido Republicano o hablar de la supuesta bancarrota de su peri¨®dico m¨¢s odiado, el venerado en el mundo entero The New York Times, mientras retuitea con generosidad al canal conservador Fox News.
Todo parec¨ªa correr a su gusto en vacaciones hasta el desastre de Charlottesville, Virginia, donde una marcha de ultras racistas y neonazis hizo de un peque?o pueblo sure?o una pesadilla de violencia con tres muertos (una manifestante antiracista y dos polic¨ªas que iban en un helic¨®ptero que se estrell¨® durante la jornada de disturbios). El veraneante de Bedminster tuvo que hablar de lo sucedido, y se limit¨® a repartir culpas entre los ultras y los contramanifestantes que les hicieron frente. Medio pa¨ªs se pregunt¨® por qu¨¦ le cuesta tanto al presidente repudiar a quienes odian a negros y jud¨ªos.
Tras un viaje expr¨¦s a Washington, la noche del lunes aterriz¨® en Manhattan en helic¨®ptero para pasar su primera noche en la Trump Tower desde que tom¨® posesi¨®n en enero. En la torre ¨Cpese a que hasta ahora no hab¨ªa puesto pie all¨ª¨C ha sido establecida la oficina militar de la Casa Blanca y el Pent¨¢gono paga 130.000 d¨®lares mensuales por tener ese espacio reservado. El mi¨¦rcoles volver¨¢ a Bedminster. En la Gran Manzana lo espera un espectacular dispositivo de seguridad y una viva agenda de protestas que a buen seguro no ver¨¢ ni de lejos. Se perder¨¢ una llamativa. En alg¨²n punto a¨²n no desvelado de la ciudad una galer¨ªa de arte colocar¨¢ una rata hinchable gigante: con la cara de Trump.
El lunes 21 de agosto el presidente dar¨¢ por terminadas sus vacaciones. Volver¨¢ a la Casa Blanca. Le quedan unos d¨ªas para completar su veraneo m¨¢s explosivo.
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