Los talibanes: ¡°Mientras siga habiendo un solo soldado americano en nuestro pa¨ªs, continuaremos nuestra yihad¡±
La guerrilla, que controla casi la mitad de Afganist¨¢n, tiene apoyo popular por la corrupci¨®n oficial
¡°Mientras siga habiendo un solo soldado americano en nuestro pa¨ªs, continuaremos nuestra yihad¡±, ha advertido este martes un portavoz talib¨¢n en respuesta al anuncio de que EE. UU. va a reforzar su presencia militar en Afganist¨¢n. En claro contraste, el presidente afgano, Ashraf Ghani, ha celebrado la decisi¨®n de su hom¨®logo norteamericano, Donald Trump, que supone un espaldarazo a su cuestionada gesti¨®n.
No es ninguna sorpresa. Frente a la fragilidad del Gobierno, la guerrilla, que la intervenci¨®n estadounidense en represalia por el 11-S ech¨® del poder en Kabul en 2001, est¨¢ bien establecida en amplias zonas del este y del sur del pa¨ªs. De hecho, numerosos observadores coinciden en que, debido a la corrupci¨®n generalizada, los insurgentes tienen a menudo mayor apoyo que las autoridades estatales. Esa realidad, que se superpone a la divisi¨®n ¨¦tnica del pa¨ªs, hace improbable que un refuerzo de la presencia militar occidental, incluso si va acompa?ada de una sustanciosa ayuda econ¨®mica internacional, resulte suficiente para cambiar la situaci¨®n sobre el terreno.
¡°En vez de proseguir la guerra en Afganist¨¢n, los americanos debieran plantearse retirar a sus soldados¡±, ha declarado el portavoz de la milicia insurgente, Zabihullah Mujahid, en un comunicado difundido horas despu¨¦s de la comparecencia televisada de Trump y del que se han hecho eco las agencias de noticias.
El analista norteamericano Brian Downing est¨¢ de acuerdo. ¡°Una mayor implicaci¨®n [militar] de EE. UU. no va a facilitar ning¨²n incentivo para la reforma [del Gobierno afgano]. S¨®lo su salida puede hacerlo¡±, estima.
Para Ghani, la decisi¨®n de Trump, quien antes defend¨ªa la retirada y ha reconocido haber cambiado de opini¨®n tras su llegada a la Casa Blanca, supone un bal¨®n de ox¨ªgeno. ¡°Es la prueba de que EE. UU. est¨¢ con nosotros, sin l¨ªmite de tiempo¡±, ha declarado durante una visita a Kandahar, la ciudad que fuera baluarte de los talibanes. ¡°No pod¨¦is ganar esta guerra¡±, les ha dicho, pero tambi¨¦n ha admitido impl¨ªcitamente que el Gobierno tampoco podr¨¢ hacerlo cuando les ha pedido que se unan a las conversaciones de paz.
Washington lleg¨® a tener hasta 100.000 soldados desplegados en Afganist¨¢n en 2010. Hoy, esa cifra se ha reducido a 8.400 (que alcanzan los 13.000 con las aportaciones de otros pa¨ªses de la OTAN). El aumento de tropas, hasta 4.000 seg¨²n algunos medios estadounidenses aunque Trump no lo ha precisado, intenta elevar la moral del Ej¨¦rcito afgano, cuyas filas est¨¢n sufriendo una verdadera sangr¨ªa frente a las operaciones insurgentes y la incompetencia y corrupci¨®n de sus propios mandos. Pero el esfuerzo militar resultar¨¢ insuficiente si no se busca al mismo tiempo un arreglo pol¨ªtico con los talibanes para evitar que estos prosigan su guerra de desgaste o, en ¨²ltima instancia, recurran a la internacionalizaci¨®n y abran Afganist¨¢n a los yihadistas expulsados de Irak y Siria, como ya hicieran con los militantes de Al Qaeda a finales del siglo pasado.
¡°A pesar de los aproximadamente 70.000 millones de d¨®lares que Estados Unidos ha invertido [en ellas], las fuerzas armadas afganas a¨²n no son capaces de asegurar todo el pa¨ªs¡±, advert¨ªa el Inspector General para la Reconstrucci¨®n de Afganist¨¢n del Congreso estadounidense a principios de a?o. Seg¨²n sus datos, apenas controlan un 57 % del territorio afgano. Los talibanes han ido reconquistando el resto desde que la OTAN pusiera fin a su misi¨®n militar a finales de 2014.
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