Afganist¨¢n obliga a Trump a dar un giro en su pol¨ªtica exterior
El Gobierno evita cifrar el incremento militar y las fechas del despliegue. Tillerson advierte de que estudian condicionar la ayuda a Pakist¨¢n a la adopci¨®n por parte de ese pa¨ªs de un "enfoque diferente" ante los talibanes
Estados Unidos seguir¨¢ en Afganist¨¢n, habr¨¢ m¨¢s soldados desplegados y se explorar¨¢n acuerdos pol¨ªticos con los talibanes. Lo envenenado de la guerra afgana ha podido con Donald Trump. El presidente anunci¨® la noche del lunes una nueva hoja de ruta para este conflicto que resulta una enmienda a la totalidad de aquel discurso suyo que llamaba a dejar las guerras lejanas, especialmente esta en la que los americanos llevan 16 a?os atrapados. Trump confirm¨® un refuerzo de la presencia militar y renunci¨® a fijar fechas de retirada, pero advirti¨®: ¡°Ya no vamos a construir pa¨ªses; vamos a matar terroristas¡±.
Trump hereda de Barack Obama el problema que este recibi¨® a su vez de George W. Bush. Tras los atentados del 11-S, los americanos lideraron una coalici¨®n internacional para destruir a Al Qaeda y expulsar a los talibanes de Afganist¨¢n, pero d¨¦cada y media de invasi¨®n no ha servido para ninguno de estos objetivos. Los americanos y sus aliados no han sido capaces de ganar la guerra ni tampoco de dotar a las fuerzas locales de autonom¨ªa suficiente como para abandonarlas. Los halcones del Pent¨¢gono han impuesto su discurso y han logrado luz verde para sumar otros 4.000 soldados a los 8.400 ahora desplegados, seg¨²n los planes discutidos en julio, aunque de momento no se ha confirmado ning¨²n detalle del nuevo contingente ni un calendario de env¨ªo.
¡°Una retirada apresurada crear¨ªa un vac¨ªo que los terroristas, incluidos el ISIS [siglas en ingl¨¦s del Estado Isl¨¢mico] y Al Qaeda llenar¨ªan de inmediato, tal y como ocurri¨® antes del 11-S. Y, como sabemos, Am¨¦rica se fue de Irak de forma equivocada y apresurada¡±, admiti¨® Trump en un discurso a la naci¨®n en horario de m¨¢xima audiencia, desde la base militar de Fort Myer, en Arlington (Virginia).
El mandatario no ocult¨® que se trataba de una capitulaci¨®n en toda regla. ¡°Comprendo la frustraci¨®n de los americanos¡±, dijo al principio de su discurso. ¡°Mi primer instinto era salir, y a m¨ª, hist¨®ricamente, me ha gustado seguir mis instintos, pero he o¨ªdo toda mi vida que las decisiones son muy distintas cuando te sientas en la mesa del Despacho Oval¡±, explic¨®. Fue el mayor reconocimiento p¨²blico desde que lleg¨® a la presidencia, el pasado 20 de enero, de lo distintas que se ven las cosas desde el poder. Distintas de c¨®mo las juzgaba en la campa?a electoral o de cuando, por ejemplo, en 2012, tuiteaba este mensaje: ¡°Es tiempo de salir de Afganist¨¢n. Construimos carreteras y escuelas para gente que nos odia. No favorece nuestro inter¨¦s nacional¡±.
Minifaldas en 1972
Contaba este martes The Washington Post, en una reconstrucci¨®n de los entresijos del camino hasta esta decisi¨®n, que, para convencer a Trump de que no todo estaba perdido en Afganist¨¢n, el general H. R. MacMaster, consejero de Seguridad Nacional, le ense?¨® una fotograf¨ªa de 1972, de unas muchachas paseando en minifalda por la calles de Kabul. Era una forma de explicar que hubo un Afganist¨¢n lejos de los burkas y de los talibanes.
La nueva Administraci¨®n americana ha optado por decidir el repliegue militar del pa¨ªs en funci¨®n de las ¡°condiciones¡± y no de un calendario, a diferencia de Barack Obama, cuyas previsiones quedaron en papel mojado. El dem¨®crata prometi¨® al llegar a la Casa Blanca que comenzar¨ªa el repliegue en 2011 y en 2014 asegur¨® que se completar¨ªa antes de finalizar su mandato. Esos m¨¢s de 8.000 que permanecen en el territorio suponen una parte m¨ªnima de los 100.000 que lleg¨® a haber.
Afganist¨¢n fue un foco de frustraciones para Obama y puede serlo tambi¨¦n para Trump. Hasta ahora, la guerra se ha llevado por delante la vida de 2.400 soldados estadounidenses y ha engullido 700.000 millones de d¨®lares del contribuyente. El Gobierno de Kabul ha perdido terreno, solo tiene control indiscutible en el 57% del pa¨ªs, frente al 72% de un a?o antes. Resulta muy optimista pensar que los efectivos adicionales vayan a suponer un giro de la situaci¨®n a corto plazo. Tampoco exhibiciones de fuerza, como la llamada ¡°madre de todas las bombas¡± que Estados Unidos lanz¨® en abril, lo hizo.
El plan de Trump simboliza el triunfo de los generales ¡ªMacMaster y jefe del Pent¨¢gono, Jim Mattis¡ª sobre el ya exestratega jefe de Trump, el defenestrado Steve Bannon, valedor de la ret¨®rica m¨¢s aislacionista. Breitbart News, la publicaci¨®n a la que Bannon ha regresado como editor y que constituye un referente de la extrema derecha, ha criticado el cambio de tercio de Trump respecto a esta guerra.
Con todo, el presidente lanz¨® una advertencia al Ejecutivo de Kabul. ¡°Estados Unidos trabajar¨¢ con el Gobierno afgano siempre que veamos determinaci¨®n y avances. Pero nuestro compromiso no es ilimitado, y nuestro apoyo no es un cheque en blanco. El pueblo estadounidense espera ver reformas reales y resultados reales¡±, dijo.
Condiciones para Pakist¨¢n y para el Gobierno de Kabul
El secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, dijo hoy que condicionar¨¢ la relaci¨®n de su pa¨ªs con Pakist¨¢n a la adopci¨®n por parte de ese pa¨ªs de un "enfoque diferente" ante los talibanes, y que podr¨ªa presionar a Islamabad con un recorte de la ayuda militar si no hace esos cambios.
"Todo eso puede estar sobre la mesa", dijo Tillerson al ser preguntado en una conferencia de prensa por la posibilidad de un recorte de la ayuda militar.
El titular de Exteriores respondi¨® as¨ª al ser preguntado por un posible recorte de la ayuda militar y por la opci¨®n de retirar el estatus de Pakist¨¢n como aliado prioritario de Estados Unidos fuera de la OTAN, algo que confiere ventajas financieras y militares.
Tillerson dijo que, en los ¨²ltimos a?os, ha habido una "erosi¨®n de confianza" entre Estados Unidos y Pakist¨¢n, porque en ese pa¨ªs se ha dado refugio a "organizaciones terroristas" que planean "atentar contra las fuerzas estadounidenses y trastocar los esfuerzos de paz dentro de Afganist¨¢n".
El jefe de la diplomacia estadounidense asegur¨® que Washington tambi¨¦n adoptar¨¢ una "diplomacia basada en condiciones" respecto a Afganist¨¢n.
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