Desaparecidos: una prueba de fuego para el acuerdo de paz en Colombia
La incertidumbre contin¨²a y para muchas personas que buscan a sus familiares, nada ha cambiado
Hace casi dos a?os el Gobierno colombiano y las FARC-EP anunciaron la adopci¨®n de medidas inmediatas orientadas a buscar a las personas desaparecidas por raz¨®n del conflicto armado. Un a?o despu¨¦s se firmaba el Acuerdo Final de Paz en el teatro Col¨®n de Bogot¨¢.
En aquel momento compartimos el entusiasmo de cientos de familias colombianas. Ese compromiso de afrontar el drama de la desaparici¨®n respond¨ªa en parte a la insistente solicitud que hicimos desde el Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR) de no esperar hasta la firma de un documento final para que tanto Gobierno como FARC se comprometieran a llevar a cabo acciones concretas para dar respuestas a las miles de v¨ªctimas del conflicto.
Hoy ese entusiasmo se ha visto sustituido por una cierta dosis de frustraci¨®n, tras casi dos a?os en los que no se ha avanzado al ritmo que la sociedad colombiana espera y merece.
Ser¨ªa injusto negar que ha habido avances en esta materia en los ¨²ltimos a?os. Los ha habido. Colombia cuenta con una amplia legislaci¨®n, con un Acuerdo de Paz que para muchos es un ejemplo ante el mundo. La Unidad de b¨²squeda de personas desaparecidas, con car¨¢cter humanitario y extrajudicial, est¨¢ ya en proceso de creaci¨®n. Pero no es suficiente. M¨¢s all¨¢ del papel, las v¨ªctimas necesitan cambios reales en sus vidas.?
En estos dos a?os se podr¨ªa haber hecho mucho m¨¢s. La incertidumbre contin¨²a y para muchas personas que buscan a sus familiares, nada ha cambiado. Porque lo que esperan miles de familiares de desaparecidos en este pa¨ªs, m¨¢s all¨¢ de acuerdos y compromisos, son avances concretos, respuestas. Tienen derecho a saber, y tanto el Gobierno colombiano como los miembros de las antiguas FARC-EP tienen la obligaci¨®n de hacer todo lo posible para que las obtengan. La adopci¨®n de esas medidas inmediatas fue solo el primer paso de un largo camino que Colombia debe empezar a recorrer sin pausa y con la seriedad que amerita el dolor de tantas v¨ªctimas.
Las cifras hablan por s¨ª solas, aunque muchos no quieran escuchar. A pesar de m¨²ltiples factores que influyen en el subregistro de este fen¨®meno en Colombia, hasta hoy el Sistema de Informaci¨®n Red de Desaparecidos y Cad¨¢veres (SIRDEC, adscrito al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses), ha registrado cerca de 130.000 casos de personas reportadas como desaparecidas en Colombia. Nos enfrentamos a un fen¨®meno de enormes dimensiones, que no va a solucionarse en unos a?os. Tomar¨¢ d¨¦cadas dar respuestas a los familiares de las v¨ªctimas y, lamentablemente, algunos nunca las obtendr¨¢n.
?A la vez, las necesidades de las v¨ªctimas de un conflicto armado que se extingue se suman a las de quienes siguen siendo afectados por los conflictos que perviven en Colombia con grupos como el ELN, las AGC o el EPL. Consecuencias humanitarias como la desaparici¨®n sigue siendo una realidad de la que apenas se habla, una tragedia escondida para miles de personas en este pa¨ªs.
Ha llegado el momento de que las v¨ªctimas del conflicto armado sean realmente una prioridad para quienes est¨¢n llamados a tomar decisiones. El drama de la desaparici¨®n nos interpela como sociedad. La manera en que respondamos a este reto mostrar¨¢ hasta qu¨¦ punto Colombia cuenta con verdadera ambici¨®n para la implementaci¨®n del Acuerdo de Paz.
Christoph Harnisch es jefe de la delegaci¨®n del CICR en Colombia
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