El hospital de ni?os Garrahan, un ejemplo de la Argentina que funciona
El mayor centro asistencial para ni?os de Argentina, que cumple 30 a?os con un gran reconocimiento, atiende a 600.000 pacientes por a?o, muchos de ellos extranjeros
M¨¢s de un trasplante de ¨®rganos por semana y 22 operaciones por d¨ªa durante los ¨²ltimos 30 a?os: el Hospital de Pediatr¨ªa Garrahan?es un emblema del sistema de salud p¨²blica de Argentina, que se mantiene gratuita y universal pese a todas las crisis que ha sufrido el pa¨ªs. El Garrahan fue levantado durante el mandato del expresidente Ra¨²l Alfons¨ªn en un terreno abandonado de 113.000 metros cuadrados, ubicado frente a una c¨¢rcel en el sur de la ciudad de Buenos Aires. All¨ª conviven penurias y sonrisas, gracias a lo que podr¨ªa llamarse la ¡°filosof¨ªa Garrahan¡±, un principio marcado a fuego entre los m¨¢s de 3.500 hombres y mujeres que cada d¨ªa trabajan en el hospital: ¡°Adem¨¢s de curarlos, hay que hacer que los ni?os cumplan sus sue?os¡±.
Los sue?os est¨¢n all¨ª, en cada cama. Diego, de 15 a?os e internado desde los dos por una displasia esquel¨¦tica, logr¨® ser convocado a la selecci¨®n argentina de f¨²tbol de talla baja; Juliana, expaciente con un transplante hep¨¢tico, gan¨® cuatro medallas en los juegos mundiales de trasplantados; Tadeo, afectado por una miopat¨ªa miofibrilar ¨Cuna enfermedad muy poco frecuente¨C arm¨® una banda de cumbia y llen¨® la plaza de su barrio; Alejandro Davio, con hidrocefalia cong¨¦nita, deslumbr¨® con su guitarra a m¨²sicos famosos como Le¨®n Gieco; Ian, un peque?o de 11 a?os, fue paciente oncol¨®gico y atrajo un tsunami solidario que llen¨® el hospital de regalos. ¡°Ellos no van a recordar sus enfermedades o que los pinchamos, van a recordar que ac¨¢ tambi¨¦n vivieron episodios positivos. Eso convierte al hospital en un hospital amigable¡±, dice a EL PA?S el director del Garrahan, Carlos Kambourian.
Asma y obesidad
Hace 15 a?os que Kambourian es pediatra. Antes del Garrahan, trabaj¨® en ¡°la trinchera¡±, como le llama al conurbano de Buenos Aires. Consultado acerca de las patolog¨ªas que m¨¢s crecieron entre los ni?os de la regi¨®n, no duda: ¡°El cambio clim¨¢tico quiz¨¢s no lo percib¨ªs en cosas f¨ªsicas, pero si en los pibes, cada invierno es mas duro del anterior y aparecen bronquiolitis y reagudizaci¨®n de asmas. Por otra parte, la desnutrici¨®n y la obesidad son los dos ejes de trabajo que ya estamos tomando las riendas. Es grave y es muy complejo, sobre todo en el interior de Argentina. Seis de cada diez pibes tienen un nivel de sobrepeso que adem¨¢s no est¨¢ detectado. ¡®Es gordito el nene, porque es fuerte y come bien¡¯ es un mensaje que se sigue repitiendo entre muchos padres que relacionan vitalidad con sobrealimentaci¨®n¡±.
¡°Somos lo que somos porque lo hizo la gente que est¨¢ adentro y est¨¢ disponible para todos los pibes del pa¨ªs¡±, se entusiasma Kambourian, un pediatra de 42 a?os: ¡°Desde su g¨¦nesis, el Garrahan logr¨® la excelencia y la marca que tiene hasta hoy. Es una marca que, como las grandes, te da seguridad, vas y la compras¡±. Dicen que para muestra bien vale un bot¨®n: la coordinadora de Servicios Quir¨²rgicos es Marcela Bailez, primera mujer nombrada al frente de una organizaci¨®n mundial de cirug¨ªa infantil, la International Pediatric Endosurgical Group. Bailez tiene a su cargo el Centro de Simulaci¨®n Quir¨²rgico?del hospital, un espacio que combina equipamientos modernos para simular cirug¨ªas y punciones con beb¨¦s mu?ecos intervenidos en forma artesanal. Su funci¨®n es abaratar costos y multiplicar la ense?anza a los residentes.
Como suele pasar en Argentina, las crisis constantes?agudizan el ingenio. El Garrahan fue escenario de largos conflictos presupuestarios desde su fundaci¨®n hace tres d¨¦cadas, sobre todo en tiempos donde el Estado y la ciudad de Buenos Aires destinaban fondos en partes iguales, pero representaban a partidos pol¨ªticos diferentes. Muchas veces el hospital y sus peque?os pacientes quedaron a merced de discusiones interminables. Esos debates ocultaban una pol¨¦mica con tintes de discriminaci¨®n, la de los habitantes del extrarradio de Buenos Aires, con menor poder adquisitivo, que se atienden a diario tanto en el Garrahan como en el resto de los hospitales p¨²blicos de la capital.
Los cuestionamientos tambi¨¦n alcanzaron a los extranjeros, en especial los que llegan desde Venezuela, Paraguay y Bolivia para atenderse patolog¨ªas complejas como transplantes. El Garrahan los atiende, les ofrece alojamiento y hasta apoyo econ¨®mico a las familias. El hospital se mantiene 30 a?os despu¨¦s como un referente de la Argentina que funciona.
Desde febrero de este a?o, el Gobierno nacional se hace cargo del 80% del financiamiento, unos 2.000 millones de pesos (118 millones de d¨®lares). Pero no es suficiente. El hospital atiende a 600.000 chicos por a?o y necesita de financiamiento extra. ¡°Otras fuentes de ingreso son las obras sociales, porque mucha gente elige el Garrahan por encima de las cl¨ªnicas privadas. As¨ª se recuperan hasta 70 millones de pesos mensuales (cuatro millones de d¨®lares). Tambi¨¦n las fundaciones que trabajan para el hospital, ya sea juntando tapitas pl¨¢sticas para convertirlas en baldes y macetas, hasta reciclando chatarra¡±, enumera Kambourian. La Fundaci¨®n Garrahan, adem¨¢s, comenzar¨¢ en pocos d¨ªas la construcci¨®n del primer vacunatorio del hospital, en un espacio de 150 metros y con una inversi¨®n de 10 millones de pesos (590.000 d¨®lares).
Arte para todos
El edificio une las calles Combate de los Pozos y Pichincha con largos pasillos de cristal que parecen tubos de una nave espacial. Fuera de ellos decenas de gatos parecen vigilar el paso de cientos de chicos con patolog¨ªas de todo tipo. Caminan con su bolsa de suero a cuestas o agarrados de su mam¨¢ y buscan la sonrisa en todos los rincones del edificio. Es el ¨²nico paseo que tienen durante meses (a veces a?os) de internaci¨®n. Es por ello que varias administraciones del Garrahan han hecho especial hincapi¨¦ en el arte, con la participaci¨®n de reconocidos m¨²sicos y la proyecci¨®n de pel¨ªculas, entre otras cosas.
A los 20 d¨ªas de nacer, Tadeo Toro fue internado en neonatolog¨ªa. All¨ª estuvo cinco meses. Padece una miopat¨ªa miofibrilar, una patolog¨ªa que da?a los tejidos musculares y que no presenta muchos casos en el mundo. La enfermedad permiti¨® al ni?o descubrir su vocaci¨®n: quer¨ªa hacer m¨²sica. ¡°Lo de la m¨²sica empez¨® como una estimulaci¨®n porque Tadeo no pod¨ªa salir mucho a clase. El profesor de musicoterapia empez¨® a ense?arle cosas para que mueva los dedos¡±, recuerda Clara Duarte, la mam¨¢ del ni?o, que hoy tiene 11 a?os. El entusiasmo de Tadeo fue creciendo y ?lo llev¨® a la plaza de su barrio, Tapiales, de la mano de su integradora. El ni?o present¨® all¨ª a su banda, Altas Cumbias, inspirada en los cr¨¦ditos locales, Damas Gratis y El Polaco.
Luego llegaron las invitaciones, entre ellas la del propio Garrahan. ¡°Nunca hab¨ªa sonado cumbia en ese lugar y encant¨® a todos. Los mismos pacientes que est¨¢n en silla de ruedas se pusieron a bailar y a buscarse entre ellos. Tadeo a veces ni se da cuenta, pero se mueve con mucha soltura en el ambiente. A veces dice ¡®yo hice esto, nunca me di cuenta¡±, cuenta su madre. Tal como ocurre cuando se cumple un sue?o.
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