Las siempre procelosas aguas del Nilo
La inauguraci¨®n durante este a?o de una presa en Etiop¨ªa, el mayor proyecto hidroel¨¦ctrico de ?frica, reaviva las tensiones en la cuenca del gran r¨ªo del continente, especialmente en Egipto
En Egipto, la cuesti¨®n de las aguas del Nilo lleva latente desde hace tiempo. Pero la Gran Presa del Renacimiento, megaproyecto et¨ªope que ser¨¢ inaugurado este oto?o, representa una fuente de tensi¨®n. Se trata de la mayor instalaci¨®n hidroel¨¦ctrica de ?frica y fuente de orgullo nacional: con ella, Etiop¨ªa espera impulsar la econom¨ªa del pa¨ªs con el crecimiento m¨¢s r¨¢pido del continente. Pero el desarrollo de proyectos hidr¨¢ulicos llevados a cabo por Adis Abeba sobre el Nilo Azul (el gran afluente que nace en Etiop¨ªa) tiene un impacto directo sobre el caudal del r¨ªo sin que El Cairo tenga margen de maniobra en la mesa de negociaciones. Desde su inicio, en 2010, el proyecto de la presa et¨ªope se convirti¨® en una de las prioridades egipcias.
A pesar de mantener una dependencia muy fuerte hacia el Nilo, Egipto ha mantenido una actitud de superioridad, e incluso de desprecio en algunos casos, hacia los dem¨¢s pa¨ªses nil¨®ticos. La postura de inmovilismo adoptada por El Cairo se ha ido reflejando a lo largo de las d¨¦cadas en la mesa de negociaciones. En la ¨¦poca de Hosni Mubarak, pa¨ªses situados aguas arriba se quejaban de que Egipto mandaba a la mesa de negociaci¨®n delegaciones de funcionarios subalternos, que no dominaban ni el ingl¨¦s ni tampoco el asunto.
Pero tanto por razones meteorol¨®gicas (a causa del bajo nivel de precipitaciones) como geogr¨¢ficas (no olvidemos que se trata de territorio des¨¦rtico), de los 11 Estados de la cuenca del Nilo, Egipto es el que tiene una mayor dependencia del r¨ªo. Y es particularmente dependiente del Nilo Azul, ya que es fuente del 80% de las aguas que llegan a la presa de Asu¨¢n.
Desde hace d¨¦cadas, Egipto ha adoptado posturas de reivindicaci¨®n hist¨®rica y legal bas¨¢ndose en acuerdos firmados en la ¨¦poca colonial entre El Cairo y el entonces reci¨¦n independizado Sud¨¢n. En dichos acuerdos, ambos pa¨ªses se otorgaban el reparto de aguas del Nilo, y Egipto se llevaba la parte del le¨®n. Pero esta situaci¨®n impuesta por Egipto en 1959, ¨¦poca en la que desempe?aba un ineludible liderazgo regional, est¨¢ siendo socavada por el r¨¢pido desarrollo econ¨®mico y crecimiento demogr¨¢fico en los pa¨ªses situados r¨ªo arriba, que no fueron part¨ªcipes de los acuerdos firmados. En la actualidad, m¨¢s de 430 millones de personas viven en los 11 pa¨ªses que forman la cuenca del Nilo: Egipto, Sud¨¢n, Sud¨¢n del Sur, Etiop¨ªa, Kenia, Uganda, Ruanda, Burundi, Tanzania, la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo y Eritrea. Las proyecciones de poblaci¨®n total para 2050 se elevan a casi 1.000 millones.
Antes de que comenzara a construirse la infraestructura, El Cairo se plante¨® lanzar una respuesta militar contra Adis Abeba
Adem¨¢s, si se tiene en cuenta que la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la cuenca dependen del r¨ªo no solo por su suministro de agua, sino sobre todo como un medio de producci¨®n el¨¦ctrica, esto se traduce en una situaci¨®n tr¨¢gica para Egipto.
Los pa¨ªses ribere?os (con Eritrea como observador) forman parte de la Iniciativa de la Cuenca del Nilo (NBI, en ingl¨¦s). Se trata de un proyecto inclusivo cuyo objetivo consiste en llevar a cabo una gesti¨®n global de las aguas. En 2010, y a pesar del rechazo de Egipto y Sud¨¢n, los ocho pa¨ªses restantes firmaron el Acuerdo de ?Entebbe. Posteriormente, Egipto sostuvo que no participar¨ªa en las negociaciones de la NBI hasta que se aceptaran sus dos condiciones: que se le garantice la notificaci¨®n previa a la construcci¨®n de cualquier proyecto nuevo en el r¨ªo y que las decisiones se tomen por consenso. Pero los dem¨¢s pa¨ªses son reacios a darle a El Cairo un poder de veto de facto sobre sus planes de desarrollo de infraestructuras dom¨¦sticas.
Con el fin de resolver los desacuerdos, Uganda organiz¨® recientemente la primera cumbre de jefes de Estado de los pa¨ªses ribere?os. El resultado se podr¨ªa calificar de fracaso, ya que solo los presidentes et¨ªope y egipcio acudieron a la cita. Los dem¨¢s declinaron la invitaci¨®n en el ¨²ltimo momento. He aqu¨ª una muestra tangible de que Egipto ha perdido su poder en la regi¨®n.
La cuesti¨®n del abastecimiento y la calidad del agua en Egipto, que sufre un ¡®boom¡¯ demogr¨¢fico, es m¨¢s cr¨ªtica que nunca
En la primavera de 2013, pol¨ªticos y responsables egipcios hablaron del posible sabotaje de la presa et¨ªope con el entonces presidente, Mohamed Morsi, sin saber que se estaba retransmitiendo la reuni¨®n en directo. Se hicieron propuestas de ataque a¨¦reo del proyecto, desestabilizaci¨®n del Gobierno, etc¨¦tera.
Ya antes de que comenzara la construcci¨®n de la presa, en 2010, Egipto lleg¨® a considerar una respuesta militar contra el pa¨ªs abisinio. D¨¦cadas atr¨¢s, el presidente egipcio Anuar el Sadat hab¨ªa declarado que el agua era ¡°el ¨²nico asunto que podr¨ªa llevar a Egipto a la guerra de nuevo¡±. Esta hip¨¦rbole discursiva refleja la tensi¨®n que desata este asunto y la posici¨®n cr¨ªtica en la que se encuentra Egipto.
?Por qu¨¦ se lleg¨® a esta situaci¨®n? Parte de la crisis actual se debe a una mala gesti¨®n y previsi¨®n por parte de los sucesivos Gobiernos egipcios. Adem¨¢s de reanudar de manera activa las negociaciones y de utilizar nuevas t¨¦cnicas de desalinizaci¨®n o de depuraci¨®n de las aguas, el Gobierno tendr¨ªa que adoptar iniciativas en el ¨¢mbito nacional que tendr¨¢n un impacto a largo plazo, como poner fin a d¨¦cadas de una gesti¨®n hidr¨¢ulica p¨¦sima o inexistente y desarrollar pol¨ªticas p¨²blicas que incluyan una campa?a nacional prioritaria de control de natalidad. Egipto ha visto c¨®mo su poblaci¨®n se duplicaba en 25 a?os, hasta los 100 millones de habitantes. Hussein Sayed, coordinador del censo, ha declarado: ¡°Descubrimos que en 10 a?os hemos hecho lo que podr¨ªa ser considerado como un nuevo pa¨ªs¡±.
Por otra parte, el r¨¦gimen tendr¨ªa que concienciar a la poblaci¨®n de los problemas relacionados con la escasez y la calidad del agua, as¨ª como en general de los problemas medioambientales. Asistimos hoy en d¨ªa a una situaci¨®n grave en cuanto a la salud p¨²blica, con altos niveles de enfermedades hep¨¢ticas en zonas rurales debidas a la contaminaci¨®n de las aguas del Nilo.
Igualmente, Egipto deber¨ªa proseguir la reactivaci¨®n de su pol¨ªtica africana. Esta tradici¨®n diplom¨¢tica, emprendida por Naser y continuada posteriormente por Butros Ghali, entonces viceministro de Exteriores, fue abandonada por Mubarak. Pero contrastando con sus antecesores, el presidente Abdelfat¨¢ Al Sisi ha dado un notable impulso a las negociaciones y el di¨¢logo con pa¨ªses de la cuenca del Nilo. La disputa sobre la gesti¨®n y el reparto de las aguas est¨¢ resultando ser un obst¨¢culo dif¨ªcil de superar.
En un contexto de crisis econ¨®mica, y con una situaci¨®n de seguridad complicada, la cuesti¨®n del abastecimiento y de la calidad del agua en un pa¨ªs que sufre un importante boom demogr¨¢fico es m¨¢s cr¨ªtica que nunca. Al Sisi declar¨® recientemente que Egipto tiene un d¨¦ficit h¨ªdrico de 21.500 millones de metros c¨²bicos al a?o, que logran paliar parcialmente.
La cuesti¨®n del Nilo es reveladora de problemas mucho m¨¢s profundos. De hecho, no hace m¨¢s que poner de relieve las diferentes crisis que padece el pa¨ªs. En este caso, y de manera m¨¢s aguda, la actitud de ¡°despu¨¦s de m¨ª, el diluvio¡± se convertir¨ªa tr¨¢gicamente en ¡°despu¨¦s de m¨ª, la sequ¨ªa¡±.
Eva S¨¢enz-Diez es investigadora del mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n en la Universidad de Louvain-La-Neuve (B¨¦lgica). Autora del libro ¡®D¡¯une revolution ¨¤ l¡¯autre. Politiques d¡¯enseignement et changements sociaux¡¯ (Publisud, Par¨ªs, 2013).
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