Misterios latinoamericanos para un europeo
En Europa cada dos o tres generaciones reaparece la barbarie de la guerra entre vecinos mientras que en Latinoam¨¦rica, de vez en cuando, hay encontronazos violentos
Muchas veces, cuando intercambio alg¨²n correo electr¨®nico con alg¨²n mexicano al que no conozco en persona, su correo viene encabezado con un ¡°Estimada Pau¡±. M¨¢s tarde, cuando tenemos ocasi¨®n de conocernos personalmente, el mexicano de turno queda desconcertado al descubrir que en realidad Pau es un catal¨¢n de pueblo torpe y con barba. Algunos ¡ªy algunas¡ª quedan decepcionados ante tal descubrimiento y otros no pueden creer que Pau no sea un diminutivo de mi nombre ¡°de verdad¡±. Hace tiempo que decid¨ª no deshacer por v¨ªa electr¨®nica el divertido entuerto y dejar que fuera el eventual encuentro real el que, como dicen las cantantes de coplas, me mostrara al mundo tal y como soy, para sorpresa de mi interlocutor mexicano.
Pues bien, una estupefacci¨®n parecida a la que sienten los mexicanos cuando descubren que Pau no es siempre Paulina, sent¨ª cuando vine a vivir a M¨¦xico y tuve conocimiento de tres fen¨®menos pol¨ªtico-culturales latinoamericanos que o bien no hab¨ªan llamado antes mi atenci¨®n o bien hab¨ªa desde?ado con un mam¨®n ¡°no ser¨¢ para tanto¡±.
El primero de ellos es que las categor¨ªas pol¨ªtico-culturales nacidas en Europa, singularmente el eje izquierda-derecha, no permite explicar demasiado de lo que ocurre en los pa¨ªses latinoamericanos. Muchos pens¨¢bamos que el eje izquierda-derecha ven¨ªa a ser europeo solo en el mismo sentido en que las matem¨¢ticas eran ¨¢rabes, esto es, las hab¨ªan inventado los ¨¢rabes, pero se aplicaban en cualquier marco cultural; del mismo modo, a pesar de haber nacido como categor¨ªa conceptual en Europa, el eje izquierda-derecha resultaba ser una herramienta que permit¨ªa llevar a cabo an¨¢lisis pol¨ªticos s¨®lidos en cualquier parte del mundo. Pues resulta que no. El eje izquierda-derecha viene a ser europeo no solo en sentido geneal¨®gico, sino en cuanto a su limitado campo de aplicaci¨®n. ?Es el PRI actual de derechas? ?Es Morena de izquierdas? Supongo que se puede responder con sentido a estas preguntas, pero lo importante es que, tanto si lo son como si no, eso apenas explica una parte, y quiz¨¢s no la m¨¢s importante, del escenario.?
En Latinoam¨¦rica el Estado, y singularmente el Estado de derecho, acostumbra a ser m¨¢s fr¨¢gil de lo que normalmente son los Estados en Europa
El segundo descubrimiento que hice fue que, a diferencia de lo que ocurre en algunos pa¨ªses europeos, al mismo tiempo que los pa¨ªses latinoamericanos establecieron un relato de identidad nacional pr¨¢cticamente indisputado encontraban ¡ªy encuentran¡ª dificultades para construir instituciones p¨²blicas firmes; en otras palabras: han construido naciones fuertes pero Estados d¨¦biles. No quiero que se me malinterprete: cuando digo que han sabido edificar narraciones nacionales s¨®lidas, no estoy emitiendo juicio de valor alguno, simplemente estoy describiendo que, a diferencia de lo que ocurre en muchos pa¨ªses europeos, no existen grandes impugnaciones, por ejemplo, a la identidad nacional mexicana. M¨¢s o menos todo el mundo da por hecho que es mexicano, y la pregunta es si, adem¨¢s de mexicanos, son algo m¨¢s. Por el momento, no he conocido a nadie que renuncie a presentarse como mexicano. En Europa, en cambio, hay espa?oles que no quieren ser espa?oles, franceses que repudian ser franceses y europeos para quienes Europa es la peste. Un fracaso en toda regla. Por lo dem¨¢s, en Latinoam¨¦rica el Estado, y singularmente el Estado de derecho, acostumbra a ser m¨¢s fr¨¢gil de lo que normalmente son los Estados en Europa. Lo cual viene a mostrar que la relaci¨®n entre naci¨®n y Estado no es tan cercana como normalmente se cree: se pueden tener Estados fuertes sin tener naciones fuertes, como en Europa, y se pueden tener naciones fuertes sin tener Estados fuertes, como en Latinoam¨¦rica.
El tercer descubrimiento fue que, viniendo de Europa, y acostumbrado a la frecuencia con la que durante el siglo XX se desataban guerras entre pa¨ªses que resultaban ser ¡ªantes o despu¨¦s de la propia guerra¡ª vecinos, me sorprendi¨® la escasez de guerras entre pa¨ªses latinoamericanos, as¨ª como tambi¨¦n la estabilidad de sus fronteras. En Europa, m¨¢s o menos cada dos o tres generaciones reaparece la barbarie de la guerra entre vecinos y la mutaci¨®n de los mapas. En Latinoam¨¦rica hay algunas tensiones entre pa¨ªses vecinos, e incluso, de vez en cuando, encontronazos violentos, pero son m¨¢s bien espor¨¢dicos y de nimia capacidad destructora si se los compara con la voracidad aniquiladora con la que normalmente se desarrollan los conflictos b¨¦licos en Europa. As¨ª que en Latinoam¨¦rica he podido hacer algo que es casi imposible hacer en Europa: alejar del imaginario pol¨ªtico y cultural la guerra entre Estados.
Pasados m¨¢s de tres a?os desde que llegu¨¦ a M¨¦xico y tras haber hecho estos tres descubrimientos, debo confesar que lo ¨²nico que he comprendido es que eran cosas que desconoc¨ªa. ?Por qu¨¦ ocurren? Sigue siendo un misterio para m¨ª. En esto ¨²ltimo, sin embargo, creo no estar totalmente solo: muchos amigos mexicanos me han confesado que a ellos tambi¨¦n les resulta dif¨ªcil encontrar una explicaci¨®n precisa y un¨ªvoca para esos fen¨®menos.
Pau Luque es profesor de Filosof¨ªa del Derecho en la UNAM
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