Juncker exhorta a dar un salto adelante en la integraci¨®n europea

La guerra ha terminado, suelen titular los peri¨®dicos tras las grandes conflagraciones. Pero la Gran Recesi¨®n no. Ni mucho menos. El populismo, ese estado l¨ªquido de lo que Horckheimer llamaba totalitarismo, no ha llegado a los Gobiernos en Holanda y en Francia; tampoco va a hacerlo en Alemania. Y la eurozona crece al ritmo m¨¢s alto en los 10 ¨²ltimos a?os. Pero Europa necesita profundas reformas para evitar que la pr¨®xima crisis reviente el edificio europeo.

Jean-Claude Juncker, el socialcristiano que preside la Comisi¨®n Europea, ha arrancado este mi¨¦rcoles en Estrasburgo el curso pol¨ªtico en el continente con un discurso denso, en tres idiomas (alem¨¢n, ingl¨¦s y franc¨¦s) y cargado de propuestas. Aunque algo falto de emoci¨®n. Su discurso sobre el Estado de la Uni¨®n deja una idea fundamental: "Estamos arreglando el techo del proyecto europeo. Pero debemos seguir a?adiendo pisos a esta casa. Ahora hace buen tiempo: hag¨¢moslo, porque cuando aparezcan los nubarrones, y aparecer¨¢n, ser¨¢ demasiado tarde. Aprovechemos los vientos favorables".

Juncker se engancha as¨ª a las reformas de la UE que empiezan a calar en Francia y Alemania. Y se decanta sin ambages por una mayor integraci¨®n: quiere que los 27, una vez el Reino Unido salga, se alisten sin excepci¨®n al euro, a Schengen (la libre circulaci¨®n) y a la uni¨®n bancaria, con un acuerdo pol¨ªtico en 2019 ¡ªen una cumbre en Ruman¨ªa al d¨ªa siguiente del Brexit¡ª?y con ese formidable salto de integraci¨®n concluido en 2025.

Moneda ¨²nica y econom¨ªa

Palabras mayores, porque nada de eso parece sencillo. Ni pol¨ªticamente (con fracturas Norte-Sur y Este-Oeste) ni siquiera t¨¦cnicamente. Solo 19 de los 28 miembros de la UE est¨¢n en el euro, y dos de ellos (Reino Unido y Dinamarca) han explicitado que no quieren la moneda ¨²nica. Juncker ha propuesto un mecanismo de ayuda t¨¦cnica que contar¨¢ tambi¨¦n con financiaci¨®n, dinero contante y sonante para preparar el terreno a las nuevas incorporaciones. Pero no est¨¢ claro que Polonia, a quien le ha ido estupendamente fuera del euro y que mantiene un enfrentamiento con Bruselas, quiera ingresar en el club. Grecia ha estado en varias fases con un pie fuera, y las cr¨ªticas a la moneda com¨²n son formidables incluso dentro de la eurozona, en pa¨ªses como Italia, cuya renta per c¨¢pita no ha crecido un solo euro en los ¨²ltimos 16 a?os de vida de la moneda.

El aparato econ¨®mico ha sido uno de los pilares fundamentales del discurso. Juncker propone convertir el Mecanismo de Estabilidad europeo (Mede, que ha rescatado a varios pa¨ªses en profundas crisis, como Espa?a) en un Fondo Monetario Europeo, tal como explic¨® este diario el domingo. Quiere un presupuesto para la eurozona (que quedar¨ªa alojado dentro del de la UE), un superministro de Finanzas (el vicepresidente econ¨®mico comunitario, que seg¨²n esa propuesta presidir¨ªa tambi¨¦n el Eurogrupo) y acabar de una vez con la uni¨®n bancaria, con un fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos y un fondo de resoluci¨®n de bancos.

Para todo ello, el luxemburgu¨¦s necesita a Alemania: Merkel podr¨ªa lograr un cuarto mandato en apenas unos d¨ªas, pero el color de la coalici¨®n de Gobierno decantar¨¢ las posiciones alemanas al respecto. Con los socialdem¨®cratas a bordo, Berl¨ªn y Par¨ªs remar¨ªan a favor de esas propuestas. Si Merkel necesita a los liberales, en cambio, el asunto se complica.

Comercio

Adem¨¢s del plano econ¨®mico, Juncker ha reiterado que, a diferencia de los Estados Unidos de Donald Trump, la UE seguir¨¢ firmando acuerdos comerciales: los pr¨®ximos son Australia y Nueva Zelanda. Aunque la Uni¨®n no es partidaria de un libre comercio na¨ªf: se decanta por un mecanismo de control de inversiones exteriores, para evitar que pa¨ªses como China puedan invertir en sectores estrat¨¦gicos europeos pero a la vez bloquean las inversiones europeas en China.

La ampliaci¨®n de Schengen deber¨ªa estar lista tambi¨¦n ¡ªal menos pol¨ªticamente¡ª?para 2019, aunque actualmente solo 22 de los 28 miembros de la UE est¨¢n en ese pacto: Croacia, Reino Unido, Irlanda, Chipre, Bulgaria y Ruman¨ªa deber¨ªan acceder; no parece sencillo al menos en los dos ¨²ltimos casos.

Inmigraci¨®n y Schengen

Junto con esa ampliaci¨®n de Schengen, Juncker ha anunciado un nuevo paquete migratorio. Bruselas propondr¨¢ en breve una reforma del asilo. Pero Juncker ha tenido palabras duras contra algunos Estados en ese cap¨ªtulo: "Europa ha sido solidaria, pero algunos pa¨ªses no han hecho lo suficiente" en ¨¢reas como la recolocaci¨®n de refugiados. El jefe de la Comisi¨®n (el brazo ejecutivo de la UE) ha hecho un llamamiento a aumentar la solidaridad con la vecindad Sur: ha reclamado que los Estados miembros arrimen el hombro en la financiaci¨®n del fondo de ayuda a ?frica. Pero sobre todo ha metido el dedo en una de las grandes llagas: "Los migrantes que no tienen derecho a estar en Europa deben volver a sus pa¨ªses de origen. Solo el 36% de los inmigrantes ilegales son retornados. Hay que intensificar los esfuerzos para poder ser solidarios con los refugiados que de veras necesitan protecci¨®n".

El discurso sobre el Estado de la Uni¨®n es una de esas fechas lit¨²rgicas, cargadas de simbolismo, del calendario europeo. Y Juncker no ha dejado pasar la oportunidad de dejar claro qu¨¦ Europa quiere: "Una UE m¨¢s unida, fuerte y democr¨¢tica". "El Estado de derecho no es una opci¨®n: es una obligaci¨®n", ha dicho en un gui?o indisimulado a las tentaciones de varios pa¨ªses del Este, encabezados por Polonia y Hungr¨ªa. "En Europa impera la fuerza de la ley, no la ley del m¨¢s fuerte. La UE se basa en el Estado de derecho y hay que respetar las sentencias judiciales ", ha dicho en relaci¨®n a Polonia. Tambi¨¦n ha tenido fuertes cr¨ªticas para Ankara: "Turqu¨ªa se est¨¢ alejando de la UE a pasos agigantados. No podemos tolerar que los l¨ªderes turcos llamen a nuestros primeros ministros nazis y fascistas. Los periodistas deben estar en las redacciones, no en las c¨¢rceles".

Brexit y ampliaci¨®n

Juncker ha pasado de puntillas por el Brexit, con una breve menci¨®n al primer divorcio de la UE en sus 60 a?os de historia. "El Brexit es triste, es tr¨¢gico: siempre lo lamentaremos, ustedes tambi¨¦n", ha dicho dirigi¨¦ndose a los eur¨®fobos brit¨¢nicos, que le abucheaban con su proverbial educaci¨®n de colegio privado desde su bancada. "Pero el Brexit no es el final de Europa", ha subrayado. Juncker ve una ventana de oportunidad para una ampliaci¨®n a los Balcanes occidentales: Serbia y Montenegro podr¨ªan entrar antes de 2025. Y sobre todo quiere que la UE aproveche el momento para hacer algo m¨¢s que apuntalar el edificio. "Jacques Delors y Helmut Kohl me ense?aron de primera mano que Europa solo avanza con valor y coraje: cuando es audaz". Esa audacia, por cierto, se ha echado de menos repetidamente en la ¨²ltima d¨¦cada. Solo una buena crisis evita que los espectadores se duerman en sus asientos: Juncker ha advertido de que no es el momento de dormirse en los laureles, porque la crisis volver¨¢. Bruselas ya ha hecho su propuesta. Las elecciones alemanas dictar¨¢n ahora lo que se puede y no se puede hacer, con permiso de Emmanuel Macron, en los pr¨®ximos d¨ªas.