Juncker propone que los Veintisiete est¨¦n en el euro y Schengen en 2019
El presidente de la Comisi¨®n centrar¨¢ su agenda en tres asuntos: comercio, inmigraci¨®n y econom¨ªa
Ni dos velocidades ni geometr¨ªas variables ni otros ingenios de la narrativa europea. El presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker, propondr¨¢ hoy al Parlamento Europeo en su discurso sobre el estado de la Uni¨®n que Europa deje de ser una especie de men¨² a la carta: quiere que los 27 pa¨ªses ¡ªuna vez Reino Unido salga del club¡ª formen parte de la eurozona, de Schengen (la libre circulaci¨®n por las fronteras interiores) y de la uni¨®n bancaria en 2019.
Las ¨¦pocas felices son p¨¢ginas en blanco en los libros de historia. Aunque los 10 ¨²ltimos a?os no han sido precisamente felices para Europa: la crisis existencial de los ¨²ltimos tiempos har¨¢ las delicias de los historiadores, pero la UE apenas sale hoy de un c¨²mulo de calamidades ¡ªmuchas de ellas autoinfligidas¡ª en las que se entremezclan al menos cinco crisis (financiera, econ¨®mica, social, migratoria y pol¨ªtica), por dejar todos esos vientos huracanados reducidos a un rep¨®quer de miserias. El euro estuvo a un paso de partirse por Grecia, la Uni¨®n ha sufrido su primera ruptura ¡ªel Brexit¡ª y las brechas Este-Oeste y Norte-Sur siguen a flor de piel. Los m¨¢s rabiosamente optimistas se agarran al crecimiento econ¨®mico (un 2%, el mayor en una d¨¦cada) y al fracaso de los populismos, que amenazaron con sacar viejos demonios del armario en Holanda y Francia, para dar por superado ese decenio oscuro y anunciar una especie de primavera europea. Pero las grandes crisis tienen siete vidas.
El jefe de la Comisi¨®n, Jean-Claude Juncker, tomar¨¢ hoy el pulso de ese nuevo rapto de entusiasmo en el arranque del curso pol¨ªtico. Juncker tiene sobradas razones para ser positivo: hace solo un a?o, ese mismo discurso estaba marcado a fuego por el Brexit, la dial¨¦ctica antieuropea de Donald Trump y la pujanza de la ultraderecha. Europa sale reforzada, por el momento, de esos embates: los europeos han visto de cerca el abismo del populismo y han dicho ¡°no, gracias¡±. Juncker dar¨¢ a conocer hoy su propuesta para no volver a poner en peligro el proyecto europeo en la pr¨®xima crisis. Y el resumen sucinto es ¡°todos en todo¡±: el luxemburgu¨¦s propondr¨¢ que, tras la salida de Reino Unido, los 27 Estados miembros dejen de picotear a la carta y se alisten a los grandes proyectos para 2019: el euro, Schengen y la uni¨®n bancaria.
Un nuevo Fondo Monetario Europeo
Bruselas aboga por convertir el Mecanismo de ayuda (Mede) en un Fondo Monetario Europeo (FME) con todas las de la ley antes del fin de 2018. Y apuesta por un presupuesto para pa¨ªses en crisis de alrededor del 1,5% del PIB, por completar la uni¨®n bancaria (fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos com¨²n y respaldo fiscal del fondo de resoluci¨®n para el cierre de bancos) y por un eurobono light, sin mutualizaci¨®n de deuda, aunque tambi¨¦n iniciar¨¢ los trabajos para dise?ar la versi¨®n m¨¢s ambiciosa de los eurobonos.
La pujanza de Macron ha desbloqueado, en parte, la posici¨®n alemana. Pero las medidas m¨¢s ambiciosas, como el FME y el presupuesto del euro, se topar¨¢n con la cruda realidad pol¨ªtica de Europa. Las fracturas Este-Oeste y Norte-Sur reducen el margen de maniobra. Las reformas del euro medir¨¢n el estado de forma del revivido eje franco-alem¨¢n: Merkel puede acceder a parte de las demandas francesas, pero pretende que el FME supervise la pol¨ªtica fiscal (en detrimento de Bruselas) y pujar¨¢ por vincular el presupuesto del euro con las reformas: un r¨¦gimen de flexiausteridad en toda regla.
Nada de eso es sencillo. La eurozona est¨¢ formada por 19 pa¨ªses, algunos de los que est¨¢n fuera podr¨ªan tener dificultades para ingresar en el euro e incluso hay un pa¨ªs, Dinamarca, que vot¨® en refer¨¦ndum que prefiere quedarse al margen. Bruselas ha puesto ya en marcha un esquema para acompa?ar a esos pa¨ªses en las reformas que necesitan. Juncker propondr¨¢ tambi¨¦n hoy una l¨ªnea presupuestaria de ayudas a la adhesi¨®n a la eurozona. En el caso de Schengen, habr¨ªa que promover la entrada de Bulgaria, Rumania, Chipre, Irlanda y Croacia.
Juncker, seg¨²n las fuentes consultadas, centrar¨¢ su agenda en tres grandes asuntos: comercial, migratorio y econ¨®mico. ¡°Ser¨¢ un discurso pol¨ªtico: le quedan menos de dos a?os y es casi la ¨²ltima oportunidad de decir qu¨¦ Europa quiere¡±, dice uno de sus colaboradores. ¡°La constelaci¨®n pol¨ªtica le beneficia porque el idilio Merkel-Macron permite abordar agendas complicadas¡±, a?ade.
En su discurso, Juncker tampoco evitar¨¢ las dificultades. Las mayores son quiz¨¢ el Brexit y la deriva de Polonia, convertida en una suerte de caballo de Troya contra los valores europeos. Las complejidades de Turqu¨ªa y el activismo de Rusia, que desplegar¨¢ en apenas unos d¨ªas entre 100.000 y 120.000 soldados en unas maniobras militares en la vecindad norte, no le van a la zaga.
En la agenda comercial, Juncker quiere ganar para Europa el espacio que EE UU est¨¢ dejando atr¨¢s con su ret¨®rica proteccionista. Pero a la vez activar¨¢ un movimiento de repliegue: Bruselas quiere que si China puede comprar industrias estrat¨¦gicas en Europa, la UE pueda hacer lo mismo en China. Juncker lleva meses declarando que los europeos ¡°est¨¢n a favor de los acuerdos comerciales internacionales, pero no de un libre comercio na¨ªf¡±.
Migraci¨®n
El luxemburgu¨¦s quiere una r¨¢pida reforma del sistema de asilo ¡°basada en el equilibrio entre responsabilidad y solidaridad¡±, una frase que se repite tambi¨¦n para todo el paquete econ¨®mico. Subrayar¨¢ que hay que seguir con las recolocaciones, una de sus propuestas fallidas por la falta de colaboraci¨®n de las canciller¨ªas. Pero Bruselas pretende un nuevo paquete de gesti¨®n de la migraci¨®n, en el que cobrar¨¢ m¨¢s protagonismo la dimensi¨®n exterior de la UE (con ayudas a la vecindad sur y este para reducir los flujos de llegadas), en el que tendr¨¢ un papel fundamental la devoluci¨®n de los denominados ¡°migrantes econ¨®micos¡±, que no tienen derecho a solicitar asilo.
El mandato de Juncker termina en 2019: eso da a este discurso una densidad pol¨ªtica especial. Tras varios a?os dif¨ªciles, el proyecto europeo tiene ahora ¡°m¨¢s viento en las velas¡±, seg¨²n las fuentes consultadas. La UE presenta ahora cifras de crecimiento en todos los pa¨ªses. El paro se reduce, aunque hay a¨²n un ej¨¦rcito de en torno a 20 millones de desempleados. El Brexit y Trump ¡°ir¨®nicamente ayudan a los europeos: han sido el pegamento que necesitaban¡±, asegura desde Harvard el profesor Peter Hall. ¡°Europa tiene que sacar partido de esa ventaja y hacer reformas en 2018: la crisis ha cedido, pero volver¨¢¡±, a?ade Charles Kupchan, del Center of Foreign Relations.
Juncker propuso a los socios cinco escenarios en el Libro Blanco presentado la pasada primavera: su discurso sobre el estado de la Uni¨®n ser¨¢ un sexto escenario, el escenario Juncker, con las recetas de Bruselas antes de que Alemania y Francia dominen la escena. El discurso sobre el estado de la Uni¨®n es quiz¨¢ su ¨²ltima oportunidad para ser recordado como presidente de la Comisi¨®n por algo m¨¢s que el Brexit. Pero tambi¨¦n es una puerta abierta a dejar claras las ideas del socialcristiano sobre el divorcio brit¨¢nico.
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