La CDU muda de piel
El viraje al centro de la Uni¨®n Cristianodem¨®crata conquista a votantes de la izquierda y abre hueco a la derecha nacionalista
Los aleda?os de un mitin de Angela Merkel es lo m¨¢s parecido a un mundo pol¨ªtico al rev¨¦s. All¨ª se pueden encontrar votantes de derechas nacionalistas que pitan e insultan a la canciller cristianodem¨®crata. Hay tambi¨¦n votantes de izquierdas que admiran las pol¨ªticas de la candidata del bloque conservador. En este de Schwerin, en la antigua Alemania del Este, hay hasta una pareja de refugiados sirios que han venido a darle las gracias personalmente a Merkel por haberles permitido empezar una nueva vida lejos de las bombas.
Este grupo humano es apenas el reflejo del corrimiento ideol¨®gico que ha experimentado la Uni¨®n cristianodem¨®crata alemana (CDU), un partido, que si las encuestas no se equivocan ganar¨¢ las elecciones del pr¨®ximo domingo con amplia ventaja sobre su rival, la socialdemocracia. Y ser¨¢ en parte gracias a defender pol¨ªticas sociales m¨¢s propias del centro e incluso de la izquierda que de la tradici¨®n conservadora. Porque Merkel no funciona con la biblia ideol¨®gica en la mano, sino que detecta el sentir popular y reacciona. Para algunos es oportunismo pol¨ªtico y para otro buen gobierno. El fin de las nucleares, de la mili obligatoria, abrir la puerta al matrimonio gay, pero sobre todo la pol¨ªtica de puertas abiertas con los refugiados son algunas de las decisiones que hacen que para muchos socialdem¨®cratas alemanes resulte hoy digerible votar al bloque conservador.
¡°Est¨¢ invadiendo el territorio socialdem¨®crata. Mucha gente que en EE UU votar¨ªa a Clinton, aqu¨ª vota a Merkel¡±, piensa Robin Alexander, autor de Die Getriebenen: Merkel und die Fluctingspolitik, un libro sobre el papel de la canciller alemana en la crisis de los refugiados.
Partidos intercambiables
Erdmute Uebe, una jubilada de Darmstad, al oeste del pa¨ªs es la perfecta ilustraci¨®n de las porosas fronteras que dividen hoy a los dos grandes partidos alemanes. Abogada de profesi¨®n y antigua regente de una tienda de ropa para ni?os, Uebe apoya a la socialdemocracia desde que tiene uso de raz¨®n, pero en las ¨²ltimas generales y en estas ha decidido votar a la CDU sin que sin embargo sus convicciones o modelo de sociedad hayan cambiado. El domingo que viene, d¨ªa de las elecciones estar¨¢ de viaje, as¨ª que ha votado ya, por correo, a la Uni¨®n Cristianodem¨®crata.
Lo hace porque considera que la canciller-candidata Angela Merkel ¡°es excelente. Piensa antes de actuar. Me gusta mucho c¨®mo lo ha hecho estos a?os. Es una mujer modesta, no como tantos otros hombres vanidosos. Es la persona adecuada para los tiempos de inseguridad que corren¡±. ?No cree que traiciona sus ideales socialistas? ¡°Qu¨¦ va. Para m¨ª, en muchos aspectos, la CDU y el SPD son intercambiables. Las diferencias ya no son tan importantes. Adem¨¢s, la CDU se ha vuelto m¨¢s socialista¡±.
Acaparar temas propios de otras latitudes pol¨ªticas, -sobre todo en materia social aunque mucho menos en la econ¨®mica-, le ha reportado al partido de Merkel nuevos votantes, pero a la vez, ha provocado la desafecci¨®n de los que dicen no encontrar ya en la CDU a un verdadero partido conservador. La b¨²squeda de la centralidad de la CDU de la mano de Merkel no es nueva de esta legislatura, pero ha sido la pol¨ªtica de puertas abiertas para los refugiados en 2015 que permiti¨® la entrada de 1,3 millones de demandantes de asilo, la que ha supuesto para muchos votantes conservadores una l¨ªnea roja infranqueable y la constataci¨®n de que el espacio a la derecha de la CDU es cada vez m¨¢s amplio. Liberales y extrema derecha pelean en estas elecciones por ocuparlo. Por que si la fragmentaci¨®n de la izquierda se produjo a partir de los ochenta con la irrupci¨®n de los verdes y m¨¢s tarde los postcomunistas, ahora le toca el turno a la derecha.
Tanto, que seg¨²n la casa de sondeos Emnid, la mayor¨ªa de los alemanes culpa a Merkel de la remontada de la extrema derecha alemana (Afd), que se prev¨¦ entre en el Parlamento por primera vez. ¡°La madrecita de Afd¡±, titulaba esta semana un columnista en Der Spiegel haciendo un juego de palabras en alusi¨®n Mutti, el apodo de Merkel. Es cierto, que desde el a?o pasado, a ra¨ªz de la crisis de los refugiados, el partido ha tratado de virar nuevamente. Ha puesto trabas a la entrada de migrantes y prometido acelerar las deportaciones, mientras coquetea en sus discursos con el tema de la identidad nacional. Pero para muchos votantes conservadores el da?o ya estaba hecho. ¡°En el partido consideran que la responsabilidad pol¨ªtica de Afd es de Merkel¡±, sostiene Alexander.
Al margen del debate sobre hasta qu¨¦ punto las pol¨ªticas de la CDU de Merkel han propiciado el alumbramiento de Afd, lo cierto es que la canciller se ha convertido en el enemigo n¨²mero uno de los ultraderechistas, que en la recta final de la campa?a se dedican a reventar los m¨ªtines de la CDU a gritos. Tanto que en los ¨²ltimos d¨ªas, los actos de campa?a se han celebrado en lugares cerrados y custodiados por la polic¨ªa. ¡°Apoya a los musulmanes y se ha olvidado del pueblo alem¨¢n¡±, protesta Andr¨¦ Muller, un obrero de la construcci¨®n que ha ido a gritar a la entrada del mitin de Schwerin y que piensa votar a Afd.
Acaparar m¨¢s all¨¢ del espacio tradicional del partido y gobernar al comp¨¢s del sentir popular responde, seg¨²n el polit¨®logo Gero Neugebauer a una estrategia electoral bien calculada. ¡°La CDU sigue siendo un partido de centro derecha, tanto por sus cuadros como por sus militantes, lo que ha cambiado ha sido la direcci¨®n del partido. Merkel se dio cuenta desde un primer momento que en Alemania solo lograr¨ªa una amplia mayor¨ªa si se acercaba a la socialdemocracia y movilizaba a votantes del centro y la izquierda. Las elecciones de 2013 constataron que es una estrategia exitosa¡±, interpreta Neugebauer.
La CSU como garant¨ªa
En Schwerin, a menos de una semana de las elecciones, Merkel habla en su mitin de econom¨ªa, de la lucha contra el terrorismo, de la loable labor que hacen los polic¨ªas ¨Cmuchos aplausos- , y de la patria y las costumbres. Wilfrid Brant, vestido con una chaqueta austriaca, sale satisfecho de escuchar a la candidata-canciller. Es miembro del partido de toda la vida y ¨¦l defiende que todav¨ªa hay mucho que les diferencia del SPD, aunque tambi¨¦n reconoce que el viraje hacia el centro ha dejado a muchos votantes hu¨¦rfanos. ¡°Pero bueno, siempre est¨¢ la CSU como garant¨ªa¡±.
La CSU es el ala b¨¢vara del bloque de centro-derecha que capitanea Merkel y considerados los guardianes de las esencias del conservadurismo pol¨ªtico alem¨¢n. Durante esta legislatura, la CSU no ha ocultado sus diferencias con la canciller, sobre todo en materia de inmigraci¨®n y asilo. La irrupci¨®n de Afd podr¨ªa da?ar de manera especial a la CSU en los comicios regionales del a?o que viene, lo que provoca cierto nerviosismo en el partido. Los b¨¢varos defienden fijar un l¨ªmite m¨¢ximo de refugiados, algo que la canciller rechaza. Los desencuentros entre Merkel y Horst Seehofer, el ministro presidente de Baviera son notorios, pero las circunstancias les obligan a representar una forzada armon¨ªa preelectoral. Las costuras del bloque conservador corren sin embargo el riesgo de saltar pasada la cita con las urnas. ¡°Todo depender¨¢ del resultado que logre Merkel. Si es bueno, en el partido se callar¨¢n, si no¡¡±, piensa el polit¨®logo Neugebauer.
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