?Por qu¨¦ se inunda el campo argentino?

M¨¢s informaci¨®n

Sumergidas en Argentina 10 millones de hect¨¢reas productivas

El agua cubre el 30% de las tierras m¨¢s f¨¦rtiles de Buenos Aires

Las inundaciones golpean el centro de Argentina y amenazan la cosecha de soja

Lucas apoya sus manos en las v¨ªas del tren. ¡°No viene, vamos¡±, dice. ¡°?Est¨¢s seguro?¡±, le pregunta Eloisa Frederking. ¡°El tren no pasa mucho¡±, le responde Lucas. El di¨¢logo es entre la administradora de un campo familiar de 2.600 hect¨¢reas en el sur de C¨®rdoba y su encargado. Las v¨ªas del tren son el ¨²nico acceso sin agua y una vez que la todoterreno sube a los rieles no hay tiempo para el arrepentimiento. Luego habr¨¢ que atravesar el campo de un vecino, y desde all¨ª ingresar por fin a la estancia. Hace 20 meses que Frederking cumple con este ritual. Harta, paga, junto a otros productores, un camino de siete kil¨®metros sobre la traza de uno vecinal que est¨¢ desecho. El desaf¨ªo es terminarlo antes de que sea demasiado tarde para que las sembradoras empiecen su trabajo de temporada. Por ese camino de tierra y piedras tambi¨¦n saldr¨¢n las cosechas de los dos ¨²ltimos a?os, acumuladas en el campo de Frederking en silobolsas, un invento argentino que reemplaz¨® a los viejos silos de chapa. ¡°Acabo de enterarme que el 80% de todo el ma¨ªz se ha podrido. El granizo rompi¨® las bolsas y el agua arruin¨® los granos¡±, se lamenta la productora. Tendr¨¢ que negociar ahora con alg¨²n ganadero para ver si los granos sirven de alimento para vacas.

Frederking es delegada de la Sociedad Rural Argentina (SRA) y tiene su campo en la triple frontera entre las provincias de Buenos Aires, La Pampa y C¨®rdoba. ¡°Aqu¨ª es donde comienza todo el problema del agua¡±, dice. El r¨ªo Quinto nace en unos ba?ados que acumulan el agua de lluvia que baja desde las sierras cordobesas, se mete apenas en La Pampa y luego entra con fuerza en Buenos Aires, junto a Banderal¨®, un peque?o poblado del partido de General Villegas, 500 kil¨®metros al oeste de la ciudad de Buenos Aires.

¡°Un viejo refr¨¢n del campo dice que la sequ¨ªa une y el agua separa¡±, recuerda la mujer. Y aqu¨ª, en la triple frontera, el agua separ¨® tanto que los vecinos llegaron, incluso, a dispararse entre s¨ª. En el pico de la ¨²ltima crecida, en febrero de 2016, el gobernador de La Pampa, el peronista Carlos Verna, abri¨® con topadoras un canal en la ruta 188. ¡°Us¨® mi excavadora y cort¨® la ruta para que empiece a correr el agua hacia Buenos Aires. Despu¨¦s de ese conflicto, todos empezamos a hablar de las inundaciones¡±, cuenta Nicol¨¢s Duhalde, de 74 a?os, un productor que vive en el campo de 1.000 hect¨¢reas que trabaja del lado pampeano. ¡°En el pico de la inundaci¨®n ten¨ªamos 1,2 metros m¨¢s alta el agua del lado norte de la ruta que del lado sur¡±, explica, ¡°eso te da la pauta de que no ten¨¦s pasada de un lado al otro¡±.

Se inici¨® as¨ª la guerra de las alcantarillas bajo carreteras y v¨ªas de tren. Los del norte las abren para que el agua se vaya, lo del sur las tapan para que el agua no llegue. El conflicto no es nuevo. Naci¨® durante las inundaciones de 1979, las primeras grandes de una secuencia que se repiti¨® en 1986, 1992, 2002 y 2012. Todos coinciden ahora en que ¨¦sta es la peor. Las cifras asustan. La Confederaci¨®n de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) calcula que al menos 10 millones de hect¨¢reas, una superficie equivalente a la mitad de Uruguay, est¨¢n inundadas o anegadas. Desde que el r¨ªo Quinto rebalso, no se habla de otra cosa. ¡°Hoy hay viento, eso es bueno¡±, ¡°Ac¨¢ no se hacen obras desde hace 20 a?os¡±, ¡°Los de abajo no quieren que les mandemos el agua¡±, ¡°Hay que hacer m¨¢s alcantarillas¡±, ¡°A m¨ª se me murieron 32 vacas lecheras¡±. Todos hablan del agua, todo el tiempo.

Pero ?por qu¨¦ se inunda el campo argentino? Como en cualquier problema de dif¨ªcil soluci¨®n, no hay s¨®lo un motivo: en los 70 se inici¨® un ciclo h¨²medo y llueve m¨¢s (1.600 mil¨ªmetros en 2016, contra los 800 mil¨ªmetros de promedio anual); las rutas, caminos y v¨ªas de ferrocarril impiden que el agua circule; la falta de acuerdo entre provincias demora cualquier plan integral de obras; y el monocultivo de soja redujo, poco a poco, el poder de absorci¨®n de la tierra.

"La soja consume 500 mil¨ªmetros por hect¨¢rea y por ciclo, el ma¨ªz 650 mil¨ªmetros y las pasturas para el ganado, como la alfalfa, entre 800 y 1.000 mil¨ªmetros. La soja deja adem¨¢s el suelo desnudo y cuando llueve el agua, en vez de infiltrar, escurre¡±, explica el empresario agropecuario Pedro Ferreccio. La cuesti¨®n se agrav¨® a partir de 2003, cuando el Estado promovi¨® el cultivo de soja, la gran estrella de los commodities. ¡°Si no plantabas soja te fund¨ªas. As¨ª fueron desapareciendo el ma¨ªz y el trigo y tambi¨¦n la ganader¨ªa¡±, dice Hugo Olano, con tierras repartidas a ambos lados de la frontera entre La Pampa y Buenos Aires. La consecuencia fue un lento pero persistente proceso de subida de las napas. ¡°Hace 60 a?os, el agua estaba a 12 metros de profundidad, hoy le ten¨¦s a 50 cent¨ªmetros¡±, advierte Ferreccio.

La otra parte del problema es la falta de canales que lleven el agua hacia el r¨ªo Salado, la ¨²nica salida hacia el mar que tiene el noroeste de Buenos Aires. El Gobierno de Mauricio Macri ha prometido que esta vez s¨ª se har¨¢n las obras necesarias de canalizaci¨®n, con un presupuesto de 10.000 millones de d¨®lares que repartir¨¢ en 102 proyectos. ¡°Es un tema dif¨ªcil de resolver. El agua que viene desde C¨®rdoba baja 700 metros en menos de 100 kil¨®metros. Pero desde aqu¨ª al mar hay 650 kil¨®metros y la pendiente es de menos de 120 metros. El agua escurre muy lentamente¡±, dice Carlos Jorgelino, uno de los ¨²ltimos productores de leche de la zona.

Jorgelino sufri¨® mucho el pico de la crecida, hace dos meses. En 2015 produjo 7.000 litros diarios de leche con 210 vacas, pero esas mismas vacas apenas le dieron 1.800 litros cuando estuvieron rodeadas por el agua. ¡°Hoy estamos en 5.200 litros, pero fue duro. No sab¨¦s c¨®mo duele ver a un animal morir atascado en el barrio, y que no puedas hacer nada para salvarlo. Yo perd¨ª 36 vacas lecheras¡±, se lamenta. Los productores saben que el agua se ir¨¢ en alg¨²n momento, porque ¡°no hay mal que dure cien a?os¡±. Pero en ese momento comenzar¨¢ otra pelea, pol¨ªtica, contra a?os de promesas incumplidas.