Los colombianos vuelven a pedir asilo en Espa?a
La historia de dos hermanos de Bogot¨¢ que huyeron a Madrid, uno en los noventa y el otro en 2015, encarna el repunte de las solicitudes de asilo de colombianos en Espa?a
Andr¨¦s dice que Colombia se gan¨® en alg¨²n momento el t¨ªtulo de pa¨ªs "m¨¢s alegre del mundo". Le asalta una risa nerviosa. "?Te lo puedes creer?", pregunta de manera ret¨®rica antes de repasar algunos de los acontecimientos m¨¢s cruentos que han marcado la historia reciente de su pa¨ªs: las masacres de los paramilitares, la toma del Palacio de Justicia, el asesinato de pol¨ªticos, la violencia del narcotr¨¢fico y de la guerrilla... Despu¨¦s de una hora de historia patria, aparta la taza de caf¨¦ que tiene delante y baja la voz: "A m¨ª me han amenazado, por eso vine aqu¨ª en diciembre de 2015". Est¨¢ sentado en una cafeter¨ªa en el centro de Madrid. C¨®mo ¨¦l, 2.000 colombianos solicitaron asilo en Espa?a en los ¨²ltimos dos a?os, unas cifras que no se ve¨ªan desde la d¨¦cada de los 2000, cuando potenciales refugiados llegaban por oleadas ahuyentados por la violencia. Tambi¨¦n su hermano menor, Ra¨²l, aterriz¨® en Espa?a en esa ¨¦poca.
Colombia ha estado 10 veces entre los primeros 20 pa¨ªses emisores de refugiados del mundo entre 1980 y 2016, seg¨²n la ONU. El conflicto armado que desangra el pa¨ªs desde hace medio siglo ha generado 7,4 millones de?desplazados internos (contabilizados a partir de 1985), un r¨¦cord que ni siquiera Siria ha podido igualar. Jozef Merkx, portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en Bogot¨¢, explica que la tendencia al desplazamiento va a la baja, salvo en algunas zonas fronterizas y de la costa pac¨ªfica. La firma del tratado de paz entre el Gobierno y las FARC en noviembre de 2016 ¡°ha sido un ¨¦xito en s¨ª misma, pero hay todav¨ªa retos por solucionar¡±, confiesa. En los lugares donde la guerrilla ha abandonado las armas y no ha llegado el Estado, otros grupos insurgentes, narcotraficantes y reductos paramilitares han tomado el relevo.
La persistencia de la violencia y la apertura de las puertas de la UE a los ciudadanos colombianos, que a partir de diciembre de 2015 pueden viajar al Viejo Continente sin necesidad de visado,?han alimentado el repunte en el n¨²mero de solicitudes de asilo recibidas en 2017 en Espa?a: los colombianos se convirtieron en el cuarto colectivo que m¨¢s busca refugio en el pa¨ªs, con 1.300 peticiones a julio de este a?o frente a las 650 de todo 2016.
Andr¨¦s pide ocultar su nombre real por miedo a que le identifiquen. Sin quitarse el chubasquero gris que lleva encima de una camisa blanca, entrelaza durante dos horas su historia personal con la de su pa¨ªs. Hace un salto de 40 a?os en el pasado, cuando el ideal revolucionario agitaba los ¨¢nimos y alimentaba las luchas armadas latinoamericanas. "En la universidad descubr¨ª la pol¨ªtica, me interes¨¦ por los Tupamaros, le¨ª a Mao-Tse Tung y al Che", recuerda.
Contrario a las armas pero seducido por los ideales revolucionarios, fich¨® por la Uni¨®n Patri¨®tica (UP), un partido que naci¨® en los ochenta del proceso de paz entre el Gobierno, las FARC, y otros frentes guerrilleros. Hoy en d¨ªa se les recuerda m¨¢s por sus muertos que por sus logros pol¨ªticos: con la complicidad del Estado, sus l¨ªderes y simpatizantes fueron exterminados por sus convicciones de izquierdas?en lo que las autoridades declararon a?os despu¨¦s delitos de lesa humanidad y la Corte Interamericana de Derechos Humanos califica de genocidio pol¨ªtico. Las v¨ªctimas se cuentan por millares: dependiendo de la fuente, los asesinatos oscilan entre los 3.000 y los 5.000. ¡°Entonces nos dispersamos todos¡±, dice Andr¨¦s, quien explica que?no tuvo mayores problemas porque siempre fue invisible dentro de la organizaci¨®n. ¡°Ten¨ªa a quien pon¨ªa la cara por m¨ª¡±, asegura.
The New Arrivals
Cuatro millones de inmigrantes han llegado a Espa?a en dos d¨¦cadas en avi¨®n, en patera o saltando la valla. M¨¢s de un mill¨®n de personas pidieron asilo en Europa en 2016. EL PA?S cuenta, en un proyecto de 500 d¨ªas con los diarios The Guardian, Der Spiegel y Le Monde, c¨®mo se adaptan estos nuevos europeos y c¨®mo Europa se adapta a ellos. Una mirada a un fen¨®meno que est¨¢ transformando Espa?a y el continente
Ra¨²l (nombre ficticio) y Andr¨¦s se parecen poco, excepto en la risa, espont¨¢nea y fragorosa. Tampoco coincid¨ªan sobre las armas: Ra¨²l s¨ª cre¨ªa en la guerrilla. Se alist¨® al grupo armado de extrema izquierda Movimiento Autodefensa Obrera cuando era un joven estudiante de ingenier¨ªa, cuenta con aire risue?o en una terraza de Madrid.
Tras pasar dos a?os y medio en la c¨¢rcel se sum¨® a las negociaciones de paz con el Gobierno y entr¨® a la UP. ¡°Pensamos que era una buena alternativa hasta que empezaron a matar a mucha gente¡±. Ante la masacre decidi¨® salir del partido, pero ya estaba en la mira. En 1996 recibi¨® la llamada de un amigo. ¡°Me dijo que los paramilitares le hab¨ªan amenazado y que iban a ir por m¨ª¡±. Ra¨²l huy¨® a Ecuador con la esperanza de conseguir asilo en Canad¨¢, pero finalmente fue Espa?a el pa¨ªs que le concedi¨® el estatuto de refugiado. Lleg¨® a Madrid como reasentado en 1999. Entonces Colombia iba rumbo a convertirse en el principal emisor de solicitantes de asilo en Espa?a. En dos a?os las peticiones se multiplicaron por cuatro, de las 601 de 1999 a las 2.532 de 2001, seg¨²n el Ministerio de Interior.
Mientras, en Bogot¨¢, Andr¨¦s tambi¨¦n se hab¨ªa alejado de la pol¨ªtica. Volvi¨® al ruedo a?os despu¨¦s. Esta vez su perfil bajo no le salv¨®. En la primavera de 2015 recibi¨® el primer correo intimidatorio. ¡°[Dec¨ªa] que era un guerrillero (¡): 'Cu¨ªdese porque lo tenemos fichado, lo vamos a matar, a no ser que usted d¨¦ una platica [un dinero]¡¯¡¡±. Pens¨® que era una broma, hasta que un d¨ªa recibi¨® una carta a su domicilio.
¡°Me ten¨ªan totalmente ubicado. Dije: 'Esto ya es serio'¡±. La misiva iba firmada por Las Aguilas, una estructura criminal que surgi¨® a ra¨ªz de la desmovilizaci¨®n de las Autodefensas Unidas de Colombia (grupo armado de extrema derecha enemigo de la guerrilla), y que seg¨²n las autoridades ya no existe. Andr¨¦s denunci¨® ante la Fiscal¨ªa, cambi¨® de casa y modific¨® su rutina. Pero las amenazas no pararon. ¡°Entonces pens¨¦ en salir del pa¨ªs¡±. Era septiembre de 2015 y faltaban pocos meses para que el Gobierno de Juan Manuel Santos firmara el tratado de paz con las FARC que le vali¨® el premio Nobel de la Paz.
¡°Pens¨¢bamos que la salida de colombianos iba a reducirse con la firma del tratado, pero est¨¢n llegando unas 400 o 500 solicitudes de asilo por mes a Ecuador¡±, asegura Merkx en conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°El tema de la extorsi¨®n sigue y hay grupos pol¨ªticos muy amenazados: ha habido unos 200 asesinatos de l¨ªderes comunitarios entre 2016 y 2017¡±, detalla. La oficina de ACNUR en Espa?a confirma que los colombianos que buscan refugio en el pa¨ªs alegan sobre todo persecuci¨®n por motivos pol¨ªticos y extorsi¨®n.
Andr¨¦s esper¨® hasta diciembre para poder viajar sin visado y se subi¨® a un avi¨®n rumbo a Madrid. A los pocos d¨ªas de aterrizar, ya ten¨ªa cita con un abogado. Su hermano Ra¨²l, que huy¨® hace casi 20 a?os de su tierra por las mismas razones, ten¨ªa todo preparado para su llegada. "No es una historia que se repite", dice Andr¨¦s. La historia nunca se ha acabado.?
El proyecto The New Arrivals est¨¢ financiado por el European Journalism Centre con el apoyo de la Fundaci¨®n Bill & Melinda Gates