Los trabajadores desplazados de la UE tendr¨¢n el mismo convenio que los empleados nacionales
Deber¨¢n acogerse a la normativa salarial del pa¨ªs de acogida si es mejor que la de procedencia
La libre circulaci¨®n entre pa¨ªses es uno de los principios sagrados de la Uni¨®n Europea, pero los desequilibrios en su aplicaci¨®n ha actuado en los ¨²ltimos tiempos como gasolina para la incendiaria dial¨¦ctica populista. "?En torno a qu¨¦ giraba el Brexit? En torno a los trabajadores de Europa del Este que ven¨ªan a ocupar los puestos de trabajo brit¨¢nicos. ?Los defensores de Europa perdieron porque las clases medias brit¨¢nicas dijeron basta!", clamaba a las claras Emmanuel Macron en una entrevista con este diario el pasado junio. Los ministros de Trabajo de la UE llegaron ayer a un acuerdo para corregir el tiro tras una maratoniana negociaci¨®n en Luxemburgo que se extendi¨® durante 12 horas. El respaldo a la reforma de la directiva de trabajadores desplazados fue mayoritario: 21 de los 28 socios europeos aprobaron el acuerdo. Solo cuatro Estados del Este: Polonia, Hungr¨ªa, Letonia y Lituania, votaron en contra, mientras que Reino Unido, Irlanda y Croacia se abstuvieron.
El pacto recoge que los empleados enviados por su empresa a otro Estado miembro durante un per¨ªodo de tiempo limitado, los denominados trabajadores desplazados,?¡ªno confundir con aquellos que se establecen en otro pa¨ªs de la UE de forma duradera para buscar empleo¡ª deber¨¢n beneficiarse de los mismos convenios laborales que sus colegas del pa¨ªs de acogida siempre que sean m¨¢s favorables. Una nueva realidad que Bruselas, firme partidaria del cambio, ha resumido en una frase: "Misma remuneraci¨®n por un mismo trabajo en un mismo lugar".
El acuerdo deber¨¢ superar todav¨ªa una negociaci¨®n con el Parlamento Europeo antes de que se le d¨¦ la luz verde definitiva, y los ministros han consensuado dar cuatro a?os de transici¨®n antes de la aplicaci¨®n obligatoria de la nueva norma, por la que los desplazados tambi¨¦n tendr¨¢n derecho a recibir pagas extra o aumentos por antig¨¹edad. El tiempo a partir del cual un trabajador dejar¨¢ de ser considerado como desplazado y tendr¨¢ que acatar todas las normas laborales del pa¨ªs de destino se quedar¨¢ en un m¨¢ximo de 12 meses prorrogables en otros seis m¨¢s, una opci¨®n a medio camino entre los 12 meses que reclamaba Francia y los 24 del Gobierno espa?ol.
Con la modificaci¨®n se evitar¨¢ que un obrero de la construcci¨®n enviado, por ejemplo, desde Cracovia, pueda llegar a costarle al empresario la mitad que un aut¨®ctono franc¨¦s o alem¨¢n, una diferencia que Macron lleg¨® a tildar de traici¨®n al esp¨ªritu europeo. Esa evidente desventaja competitiva para los trabajadores locales, de la que las empresas son las grandes beneficiadas, ha sido tambi¨¦n recurrentemente recordada por una parte de la extrema derecha europea ¡ªcon menci¨®n destacada a Marine Le Pen¡ª para azuzar la xenofobia y el euroescepticismo aprovechando el imparable crecimiento de los trabajadores desplazados en los ¨²ltimos a?os. Todo a pesar de que el aumento no lo ha convertido todav¨ªa en un fen¨®meno extendido. Seg¨²n c¨¢lculos de la Comisi¨®n Europea son unos dos millones, menos del 1% de la fuerza laboral europea. Alemania, Francia y B¨¦lgica son, por ese orden, los principales receptores, con Polonia como primer emisor con casi medio mill¨®n de trabajadores al a?o.
El acuerdo premia la perseverancia de Macron en su primera gran victoria europea. El presidente franc¨¦s ha sido el principal impulsor de la renovaci¨®n de la ley con su gira por el Este en busca de aliados y su reuni¨®n del pasado viernes en Bruselas para convencer al presidente Mariano Rajoy. Tambi¨¦n deja buen sabor de boca a Espa?a. La gran l¨ªnea roja de Madrid, lograr que se excluyera a los transportistas del pacto a la espera de que se negocie otra ley espec¨ªfica sobre transporte por carretera, fue finalmente aceptada derribando as¨ª las reticencias de Espa?a, Portugal, Bulgaria y Ruman¨ªa, que desmontaron su resistencia inicial para votar a favor.
La negativa de Polonia y Hungr¨ªa agranda la brecha que separa a ambos pa¨ªses, d¨ªscolos habituales, de sus socios europeos. Varsovia, poco contagiada del influjo que ejerce la irrupci¨®n de Macron sobre el tablero europeo ¡ªen agosto le llam¨® "arrogante" por boca de su primera ministra,?Beata Szydlo¡ª, ve la ley como un intento proteccionista que atenta contra el mercado ¨²nico y mina la capacidad de Polonia de competir por medio de su fuerza laboral. El Este perder¨¢, a priori, parte del atractivo que tienen sus empresas al enviar flotas de mano de obra m¨¢s barata a pa¨ªses m¨¢s ricos. Esa ventaja competitiva, calificada por Bruselas de dumping social, ha llevado a un cierto n¨²mero de compa?¨ªas a instalarse all¨ª para exportar trabajadores, en ocasiones de manera fraudulenta por medio de empresas buz¨®n sin presencia real en el pa¨ªs. El sector de la construcci¨®n acumula el 43,7 % de todos los desplazamientos laborales de la UE, seguido de la industria manufacturera ¡ª21,8 %¡ª y los servicios educativos, sanitarios y de trabajo social ¡ª13,5 %¡ª.
Francia no ocultaba anoche su euforia por el acuerdo: "es una victoria para Europa", se?al¨® euf¨®rico el gabinete de Macron. Pero a la vez, la preocupaci¨®n por las heridas en las que puede hurgar la en¨¦sima falta de sinton¨ªa con Polonia y Hungr¨ªa llev¨® a Par¨ªs a apresurarse en tratar de rebajar un distanciamiento que amenaza con convertirse en desgarro: "El texto final no marca una fractura Este-Oeste. No hay ganadores ni perdedores, la ¨²nica vencedora es Europa", dijo Muriel P¨¦nicaud, ministra de Trabajo francesa. "Hemos llegado a un acuerdo equilibrado", declar¨® la comisaria para Asuntos Sociales, la belga Marianne Thyssen.
La directiva actual, que data de 1996, antes de la expansi¨®n de la Uni¨®n al Este, obliga a que los desplazados cobren al menos el salario m¨ªnimo del pa¨ªs de acogida y se beneficien de los descansos, vacaciones y normas de seguridad y salud que recoge su legislaci¨®n. Pero esas garant¨ªas estaban lejos de suponer la equiparaci¨®n dadas las enormes diferencias salariales y de cotizaciones sociales entre Este y Oeste.
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