La crisis catalana planea sobre las elecciones en C¨®rcega
La coalici¨®n entre autonomistas e independentistas mira a Catalu?a en plena campa?a para unas elecciones regionales en diciembre
Hay corsos entusiasmados con la posibilidad de una Catalu?a independiente, corsos que ven con escepticismo el intento de separarse de Espa?a, y corsos a quienes la crisis catalana les parece un mal augurio para esta isla mediterr¨¢nea que pertenece a Francia desde 1768.
En ninguna otra regi¨®n de la Francia europea ¡ªexcluyendo los territorios de ultramar¡ª la lengua propia est¨¢ tan extendida y en ninguna los nacionalistas ostentan tanto poder como aqu¨ª. En v¨ªsperas de las elecciones territoriales (o regionales) de diciembre, de las que saldr¨¢ una nueva Asamblea legislativa y un nuevo gobierno regional, Catalu?a planea sobre la campa?a como un espejo difuso de las aspiraciones y miedos locales.
¡°Algunos pol¨ªticos intentan utilizar Catalu?a contra los nacionalistas corsos, se?alando los riesgos que puede suponer este camino¡±, explica Andr¨¦ Fazi polit¨®logo de la Universidad de Corte, en el centro de la isla.
Catalu?a significa cosas distintas seg¨²n a qui¨¦n se le pregunte. No hace falta salir de la actual coalici¨®n nacionalista que gobierna la isla. El sector mayoritario, autonomista, del presidente del Ejecutivo local, Gilles Simeoni, sue?a con una autonom¨ªa similar a la que ha tenido Catalu?a en la Espa?a constitucional. Sus socios, los independentistas del presidente de la Asamblea, Jean-Guy Talamoni, sue?an con la Catalu?a independiente que los diputados de la mayor¨ªa del Parlamento catal¨¢n proclamaron el viernes.
C¨®rcega es una isla de monta?as escarpadas en el interior y pueblos tur¨ªsticos en la costa, con 320.000 habitantes, patria chica de Napol¨¦on Bonaparte pero nunca plenamente francesa, y marcada por d¨¦cadas de violencia pol¨ªtica y mafiosa. Un viaje en autom¨®vil entre las dos ciudades m¨¢s grandes ¡ªBastia, en el nordeste; y la capital, Ajaccio, en el oeste¡ª por las sinuosas carreteras que cruzan la isla significa cruzarse con pintadas que dicen ¡°Francia fuera¡±, ¡°Viva C¨®rcega libre¡±, o pidiendo la liberaci¨®n de los llamados ¡°presos pol¨ªticos¡±. En algunos carteles que indican las direcciones, habitualmente biling¨¹es, se han borrado con tinta negra los nombres en franc¨¦s para dejarlos s¨®lo en corso.
Pero los nacionalistas ya no son clandestinos, ni se esconden en bosques remotos, ni est¨¢n lejos del poder como lo eran hasta hace poco. Ahora llevan corbata y manejan presupuestos.
Desde que las elecciones de 2015 les dieran la victoria con un 35% de votos, tocan poder. Por primera vez gobernaban C¨®rcega. Un a?o antes hab¨ªan dado por cerrado el periodo de la violencia: cuatro d¨¦cadas con un balance de decenas de muertos, muchos en peleas intestinas, y miles de atentados.
En la sede de la Asamblea corsa, situada en un viejo hotel de lujo con vistas imponentes a la bah¨ªa de Ajaccio, Simeoni y Talamoni forman uno de los t¨¢ndems pol¨ªticos m¨¢s heterodoxos en la pol¨ªtica francesa: contra la voluntad de Par¨ªs, trabajan para obtener unos niveles de autonom¨ªa que romper¨ªan con la tradici¨®n centralista y jacobina de Francia. El 1 de enero, la fusi¨®n de los dos departamentos que ahora configuran C¨®rcega en una ¨²nica colectividad debe reforzar los poderes regionales.
En su despacho de presidente del Parlamento, Jean-Yves Talamoni tiene una bandera europea y otra corsa. Ni rastro de la francesa. ¡°Yo no soy franc¨¦s, pero soy amigo de Francia¡±, proclama.
Talamoni conoce bien a los independentistas catalanes. Estuvo en Barcelona durante la votaci¨®n catalana del 1 de octubre. ¡°Creo que los catalanes ganar¨¢n. Estoy seguro¡±, dice en alusi¨®n a la independencia.
Aunque ¨¦l es independentista, no cree que la v¨ªa catalana sea la de C¨®rcega. ¡°C¨®rcega lleva mucho retraso respecto a Catalu?a¡±, explica. El retraso es institucional: las competencias de la isla son hoy muy inferiores a las de la Catalu?a auton¨®mica, y a las de cualquier autonom¨ªa espa?ola. Y es un retraso econ¨®mico: C¨®rcega es una de las zonas m¨¢s pobres de Francia; Catalu?a, una de las m¨¢s ricas de Europa. El presidente de la Asamblea corsa cree que primero C¨®rcega debe lograr m¨¢s autonom¨ªa y desarrollar la econom¨ªa: una vez en este punto, se dar¨¢n las condiciones para dar el salto.
¡°Est¨¢ claro que Catalu?a abrir¨¢ la v¨ªa para otros pueblos. Pero, respecto a C¨®rcega, y teniendo en cuenta la situaci¨®n actual, ser¨¢ dif¨ªcil imaginar un proceso antes de diez a?os¡±, dice. ¡°No somos los siguientes en la lista¡±.
C¨®rcega y Catalu?a, insiste Talamoni, son distintas, entre otros aspectos, en los m¨¦todos. Y cita la ¡°lucha armada¡± del FLNC y otros grupos disidentes. ¡°Sin estos 40 a?os de conflicto no estar¨ªamos aqu¨ª¡±, admite.
¡°Jean-Guy Talamoni es independentista. Yo no¡±, aclara Gilles Simeoni, el jefe del Ejecutivo corso y aliado de Talamoni. La independencia, seg¨²n Simeoni, ¡°no es un objetivo institucional adaptado a las realidades y necesidades de C¨®rcega. Lo m¨¢s adaptado a nuestras necesidades y esperanzas y al entorno global es una mayor autonom¨ªa¡±.
?El viejo modelo de la Catalu?a auton¨®mica? ¡°Ser¨ªa completamente satisfactorio para nosotros¡±, responde.
¡°Para m¨ª es importante reforzar la cohesi¨®n de la sociedad corsa en vez de pensar en una l¨®gica de bloque contra bloque (¡). Nuestra victoria, que fue una victoria hist¨®rica para los nacionalistas, no pod¨ªa ser la victoria de unos corsos sobre otros¡±.
El problema es la negativa de Par¨ªs a ceder en concesiones que los nacionalistas consideran centrales, como la co-oficialidad de la lengua corsa; la creaci¨®n de un estatuto de residentes en la isla que obliga a vivir en C¨®rcega para ser propietario de casas; y el acercamiento o amnist¨ªa de a quienes Simeoni y Talamoni llaman ¡°presos pol¨ªticos¡±. Tampoco los objetivos de mayor autonom¨ªa encuentran eco en Par¨ªs. Tanto esta v¨ªa como, m¨¢s a¨²n, la de la independencia, parecen taponadas. Las esperanzas que, entre algunos nacionalistas corsos, pudo crear la elecci¨®n en mayo de Emmanuel Macron ¡ªun presidente joven, nuevo, con esp¨ªritu girondino: es decir, descentralizador¡ª se est¨¢n desinflando.
Simeoni y Talamoni dan por seguro que no hay vuelta atr¨¢s. La violencia pol¨ªtica, la clandestinidad, el terrorismo son cosa del pasado.
En la carretera que sale de la ciudad costera de Aleria en direcci¨®n a Bastia, donde naci¨® el movimiento nacionalista moderno, hay desde 2014 una placa para recordar la ocupaci¨®n por parte de militantes de la bodega de un vi?edo propiedad de un franc¨¦s inmigrado de Argelia en 1975 que deriv¨® en un asalto armado de las fuerzas de seguridad. Uno de los detenidos fue Edmond Simeoni, l¨ªder hist¨®rico del nacionalismo y padre de Gilles Simeoni. Un acto de vandalismo da?¨® recientemente la placa y ahora est¨¢ envuelta en bolsas de basura negras.
Nadie se para a mirar la placa en la carretera. Escondida tras las bolsas, pasa desapercibida. Parece que este pasado ya signifique poco. El nacionalismo corso quiere mirar al futuro.
Declaraci¨®n del Parlament: entre el entusiasmo y la cautela
Jean-Guy Talamoni, l¨ªder independentista corso y presidente de la Asamblea de C¨®rcega, fue uno de los pocos l¨ªderes extranjeros en saludar el viernes ¡ªy adem¨¢s lo hizo en lengua corsa¡ª "a nascita di a Republica di Catalogna". Es decir, "el nacimiento de una Rep¨²blica de Catalu?a".
Su aliado el autonomista Gilles Simeoni, presidente del ejecutivo regional, fue m¨¢s cauto, consciente de que dif¨ªcilmente el reconocimiento de una Rep¨²blica Catalana por C¨®rcega tendr¨ªa alg¨²n valor, m¨¢s que simb¨®lico. ¡°Saludo la movilizaci¨®n del pueblo catal¨¢n, comprendo sus aspiraciones, y entiendo que la declaraci¨®n de independencia es un acto simb¨®lico y pol¨ªtico fuerte¡±, dijo el s¨¢bado Simeoni a EL PA?S. ¡°Pero pienso que el reconocimiento simb¨®lico y pol¨ªtico que [los corsos] podamos hacer de la decisi¨®n de los catalanes no basta en el plano internacional¡±.
Simeoni, que es nacionalista pero no independentista, elogi¨® un acto "que suscita una alegr¨ªa y emoci¨®n en los independentistas y en quienes comparten sus aspiraciones" "Dicho esto", precis¨®, "es un acto que se inscribe en un contexto de crisis, y la declaraci¨®n, como tal, es un elemento importante, pero es un elemento en esta crisis¡±
¡°Hoy", continu¨®, "lo m¨¢s importante es reemncontrar un camino de di¨¢logo, y la Uni¨®n Europea debe contribuir a renovarlo. Europa no puede ser s¨®lo la Europa de los estados y a¨²n menos de la raz¨®n de Estado¡±.
El desaf¨ªo independentista catal¨¢n
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