¡°Con Trump, hay peligro de guerra¡±
Ben Rhodes, el gran asesor de Obama, repasa los devastadores efectos del a?o de presidencia republicana
Le llamaron El Chico Maravilla. La Sombra. El Otro. Ben Rhodes (Nueva York, 1977) se fundi¨® hasta tal grado con el presidente Barack Obama que un d¨ªa lleg¨® a decir: ¡°Ya no s¨¦ d¨®nde empiezo yo y acaba Obama¡±. Durante sus ocho a?os en la Casa Blanca, Rhodes escribi¨® los principales discursos del mandatario dem¨®crata. Fue su voz pero tambi¨¦n su mano derecha. Considerado uno de los arquitectos del pacto con Ir¨¢n y el deshielo con Cuba, su influencia como consejero ¨¢ulico ha entrado en los libros de historia.
Ahora, al a?o del triunfo de Donald Trump, sigue viajando con Obama. Tambi¨¦n asesora a los dem¨®cratas en asuntos de seguridad y prepara un libro de memorias. A la reuni¨®n con EL PA?S, Le Monde y Der Spiegel llega en camisa a cuadros, sin afeitar y con el aire cansado de quien a¨²n guarda demasiados secretos imperiales en la mente. Esta es su visi¨®n del efecto Trump.
El vac¨ªo diplom¨¢tico.
Rhodes es categ¨®rico. La heterodoxia e impredecibilidad de Trump han hecho saltar por los aires la diplomacia estadounidense. Es un fen¨®meno que tem¨ªan los dem¨®cratas, pero no en el grado que ha alcanzado. ¡°Es un riesgo tener a un presidente que quiere hacer lo opuesto a su antecesor, es un riesgo apostar por el aislacionismo y la desconexi¨®n, es un riesgo acelerar las guerras. En las agendas del G-7, del G-20 y de la misma ONU se ha generado un vac¨ªo que otros, como Rusia, van a ocupar. Europa ha dejado de contar con Estados Unidos para trazar su estrategia global y, m¨¢s que nunca, est¨¢ tomando sus propias decisiones. Trump no es visto como un socio fiable y las consecuencias se est¨¢n viendo¡±.
El peligro del fracaso interior
¡°Hay un escenario que me preocupa. Lo digo como alguien que ha estado muchos a?os en la Casa Blanca. Todo presidente est¨¢ incre¨ªblemente constre?ido en pol¨ªtica dom¨¦stica por el Congreso y los tribunales; pero en seguridad nacional y pol¨ªtica exterior es justo al rev¨¦s. Si quieres, puedes bombardear a otro pa¨ªs sin necesidad del Congreso. Pues bien, si Trump fracasa en sus proyectos legislativos, si los tribunales le desaf¨ªan, si no escapa a los esc¨¢ndalos, cabe la posibilidad de que busque un espacio donde tenga libertad de acci¨®n. Puede ser un conflicto con Corea del Norte o con Ir¨¢n, puede ser una guerra comercial con China o la salida de NAFTA. Todo ello lo puede hacer sin el Congreso. Me preocupa que cuanto m¨¢s aislado est¨¦, m¨¢s se mueva en esa direcci¨®n¡±.
La guerra es posible
El peligro est¨¢ ah¨ª. Se llama Corea del Norte y la Casa Blanca va en rumbo de colisi¨®n. ¡°Nada en los movimientos de Trump sugiere que tenga el m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s en la diplomacia. Act¨²a de forma no racional, siguiendo los dictados de sus propios deseos. Sus generales intentan contenerle, pero me temo que, en un exceso, podamos tener una cat¨¢strofe. No es que crea que vaya a ocurrir, sino que los porcentajes son mucho m¨¢s altos de lo que deber¨ªan ser. Por eso hay peligro de guerra. No olvidemos que a Trump le gusta asustar a la gente con amenazas exteriores y envolverse en la bandera militar. Y la guerra es la mejor forma de hacerlo. No se puede descartar que piense en movilizar a la poblaci¨®n, en contentar a su base, en demostrar que as¨ª es un verdadero presidente. Desafortunadamente, el mundo ofrece demasiadas oportunidades para hacerlo¡±.
Crisis nuclear con Ir¨¢n
Washington ha vuelto a tensar la cuerda con Teher¨¢n. Ha dejado el acuerdo nuclear al albur del Congreso y ha decidido extremar la presi¨®n. Rhodes se muestra esc¨¦ptico con la estrategia. ¡°El acuerdo nuclear deber¨ªan dejarlo fuera de la discusi¨®n, y decir lo que realmente quieren, que es un cambio de r¨¦gimen en Teher¨¢n. Pero Trump y los suyos se comportan como si en el mundo no hubiera otras naciones con intereses propios. Y lo que es peor, no creo que el presidente tenga ni idea de lo que supone el pacto nuclear. ?Alguien le ha escuchado hablar en largo de ello? Para ¨¦l, todo se limita un hecho simple: lo hizo Obama y por tanto est¨¢ mal. Pero lo m¨¢s loco de todo esto es que puede desatar una crisis nuclear cuando ya estamos en otra con Corea del Norte. Es m¨¢s, si Pyongyang ve lo que ocurre con el pacto con Ir¨¢n, ?por qu¨¦ habr¨ªa de cerrar un acuerdo con Estados Unidos?
EEUU, cautiva de Israel y Arabia Saud¨ª
Rhodes fue el autor del hist¨®rico discurso de Obama en El Cairo. Un mensaje que traz¨® un nuevo camino en las relaciones con Oriente Pr¨®ximo y dio esperanzas a millones de musulmanes. Ocho a?os despu¨¦s, el mundo es otro y todo lo avanzado pende de un hilo. ¡°La gente siempre piensa que nada puede ir peor en la regi¨®n, pero desgraciadamente s¨ª puede. Ahora mismo, Estados Unidos est¨¢ jugando al son de Israel: ofrecer una apariencia de paz sin ninguna perspectiva de paz. Habla de un acuerdo pero se permiten asentamientos que est¨¢n volviendo imposible la soluci¨®n de los dos Estados. Y no es solo eso. EEUU se ha lanzado en los brazos de Arabia Saud¨ª. Su posici¨®n respecto a Qatar, al acuerdo nuclear con Ir¨¢n y la guerra en Yemen est¨¢n volviendo la situaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo a¨²n peor de lo que era¡±.
Los ataques s¨®nicos en Cuba: Rusia y el sector duro interior
Veinticuatro diplom¨¢ticos estadounidenses han sufrido extra?os ataques s¨®nicos en la isla. Washington ha retirado a gran parte de su personal en la Embajada, ha alertado a los viajeros y ha expulsado de su territorio a 15 funcionarios cubanos. La agresi¨®n, cuya autor¨ªa se desconoce, ha puesto bajo m¨ªnimos la relaci¨®n entre ambos pa¨ªses. Rhodes, el forjador del deshielo con Cuba, asiste alarmado a este deterioro. ¡°No fue responsabilidad del Gobierno cubano. Al tiempo que ocurr¨ªan los ataques, La Habana firmaba todo tipo de acuerdos con nosotros y trataba de mejorar el v¨ªnculo. Y han reaccionado con mucha moderaci¨®n. Hay dos posibilidades. Una es que sea responsabilidad del sector duro interior. Cuba vive un periodo de transici¨®n: Ra¨²l Castro abandonar¨¢ el cargo en febrero y la apertura no ha sido bien vista por todos. El propio Fidel mostr¨® sus recelos. La otra posibilidad es que se trate de Rusia. Su objetivo ser¨ªa sembrar el caos, separar a EEUU de Cuba y lograr que la isla vuelva a su ¨®rbita. Tambi¨¦n puede ser una combinaci¨®n de ambos factores. En todo caso, Estados Unidos ha sobrerreaccionado. Si no tenemos clara la autor¨ªa, ?por qu¨¦ expulsamos a sus diplom¨¢ticos? La iron¨ªa final es que estamos haciendo justo lo que pretende quien haya puesto en marcha los ataques s¨®nicos¡±.
La ceguera ante la injerencia rusa
La estrategia de intoxicaci¨®n del Kremlin contra Hillary Clinton se despleg¨® durante el mandato de Obama. Muchos dem¨®cratas han criticado la lentitud e incluso la sordina con que fue tratada la injerencia rusa por la Casa Blanca. Rhodes se defiende. Asegura que advirtieron algunos movimientos, pero no la jugada completa. ¡°En campa?a no nos sorprendi¨® que hackearan al Comit¨¦ Nacional Dem¨®crata ni los emails del jefe de campa?a, John Podesta. Era algo que ocurr¨ªa todo el tiempo. Lo que no comprend¨ª fue la extensi¨®n del operativo, la generaci¨®n y diseminaci¨®n estrat¨¦gica de informaci¨®n falsa. El ataque al comit¨¦ no era m¨¢s que una peque?a pieza de un esfuerzo mucho mayor contra Hillary Clinton. Solo despu¨¦s de las elecciones, comprend¨ª su escala¡±.
El futuro dem¨®crata: volar sin Obama
Rhodes es consciente de que el tiempo de Obama ha pasado. Ahora toca el perfil bajo y responder s¨®lo cuando se ataque el n¨²cleo duro de su legado. ¡°Cuanto menos hable, m¨¢s pesar¨¢n sus palabras. Si Obama se convirtiese en el jefe de facto de la oposici¨®n, no permitir¨ªa crecer otros liderazgos. Desafortunadamente, ese fue un problema que ya surgi¨® durante su Administraci¨®n. Falt¨® ox¨ªgeno para otras voces y cuando lleg¨® la campa?a, que no fue buena, s¨®lo compet¨ªan Bernie Sanders y Clinton¡±.
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