Por qu¨¦ es mala idea vestir al paje negro de San Nicol¨¢s con ropas de noble espa?ol del XVI
?msterdam no logra con el cambio de vestimenta acallar a los que opinan que su figura es un estereotipo del esclavo
San Nicol¨¢s regresa el 5 de diciembre a Holanda cargado de regalos, como es habitual, y con la misma pol¨¦mica que le ha acompa?ado en los ¨²ltimos a?os. La tradici¨®n m¨¢s antigua dicta que el personaje que recrea al obispo de Mira (Turqu¨ªa) llega de Espa?a en barco de vapor acompa?ado de sus pajes, que responden al nombre gen¨¦rico de Zwarte Piet (Pedro el Negro). La tradici¨®n m¨¢s reciente incorpora una variaci¨®n. Los ayudantes del obispo, con sus labios rojos, tez oscura, pendientes dorados, traje moruno y gorro de plumas, se han convertido para algunas asociaciones en el estereotipo del esclavo. Y todos los a?os, por estas fechas, se empe?an en recordarlo.
Este a?o, el Ayuntamiento de ?msterdam ha tratado de desinflar a los cr¨ªticos ante la tradicional cabalgata del 19 de noviembre, que protagonizan san Nicol¨¢s y sus pajes. La idea del Consistorio era vestir a los Zwarte Piet con ropajes m¨¢s suntuosos, como se supone que lo hac¨ªa la nobleza espa?ola del siglo XVI. Y as¨ª, envueltos en m¨¢s terciopelo y, ya de paso, con las caras menos tiznadas, alejarlos del estereotipo del esclavo.
Pero la pol¨¦mica, lejos de acabar, se ha incrementado.
"Ahora recuerda la ¨¦poca en la que los poderosos abusaban de los derechos humanos". Las palabras son de Barryl Biekman, una pol¨ªtica holandesa nacida en Surinam, la antigua colonia en el Caribe, que habla en nombre de la asociaci¨®n que lucha por?blanquear la imagen del supuesto icono del racismo.
A Biekman le parece que el nuevo atav¨ªo de Zwarte Piet recuerda la "opresi¨®n de la Corona espa?ola en los Pa¨ªses Bajos. Es un error de c¨¢lculo". Biekman cree que visti¨¦ndolo con ropa elegante, ?msterdam "ha abrazado otro mal". Porque Biekman lo considera "una imagen negativa para la poblaci¨®n de origen africano". As¨ª, vestirlo de noble no evitar¨¢ que los ni?os jaleen a un estereotipo racista, critica.
Pero los peque?os, en realidad, solo ven en la figura del paje a un tipo juguet¨®n que no les castiga si han sido malos y reparte dulces y carga los regalos en un saco. Y cuyo poder de atracci¨®n, todo hay que decirlo, se deriva tambi¨¦n de una vestimenta m¨¢s atractiva que la indumentaria eclesi¨¢stica de san Nicol¨¢s, a pesar de que este monta un admirado caballo blanco de nombre Amerigo.
El aspecto de Zwarte Piet est¨¢ en entredicho desde hace a?os. El debate era ya p¨²blico y notorio incluso cuando Verene Shepherd, la consultora de la Comisi¨®n de Naciones Unidas para la Eliminaci¨®n de la Discriminaci¨®n Racial, que analiz¨® la tradici¨®n en 2015, dijo que le parec¨ªa "una vuelta a la esclavitud en el siglo XXI". Un a?o antes, Geert Wilders, el l¨ªder populista de derechas, siempre atento al pulso de la calle, pidi¨® en el Parlamento protecci¨®n oficial para "una tradici¨®n nuestra".
El asunto lleg¨® hasta el Consejo de Estado, que eximi¨® en 2016 al Gobierno de "decidir el color de los Pieten (en plural, en neerland¨¦s). Es competencia de la sociedad cambiarlo o no, dict¨® el organismo. S¨ª es verdad que el tizne negro de la cara ha ido aclar¨¢ndose. Algunas ciudades incluso los pintaron de colores, pero entonces parec¨ªan payasos, y la moda se apag¨®.
Para los comercios, la situaci¨®n es delicada. La fiesta de San Nicol¨¢s es tan importante como la festividad de los Reyes Magos para las tiendas espa?olas. A los juguetes se suman dulces y chocolates decorados con la pareja: el santo y su paje. ?C¨®mo acertar? La mayor¨ªa de la poblaci¨®n es partidaria de mantenerlo como siempre, negro y vistoso, pero, ¨²ltimamente, Pedro el Negro sale algo menos en envoltorios y paquetes. Una evoluci¨®n impensable para Jan Schenkman, el autor local que present¨® en 1850 el primer Zwarte Piet reconocible ¡ªun jovencito negro¡ª como ayudante del santo, recogiendo una tradici¨®n hasta entonces folcl¨®rica y algo misteriosa que alcanza a B¨¦lgica, Alemania, Suiza y Francia.
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