La complicada pol¨¦mica de la actriz ¡®blanca¡¯ que interpreta a una hero¨ªna negra en Brasil
Varios brasile?os acusan de apropiaci¨®n cultural a una obra de teatro sobre la escritora Carolina Mar¨ªa de Jes¨²s

Una actriz de piel clara interpreta estos d¨ªas en un teatro de R¨ªo de Janeiro a una de las grandes figuras de la historia negra brasile?a. El personaje es Carolina Mar¨ªa de Jes¨²s, que durante los a?os cincuenta describi¨® su vida en una favela en unos diarios que se fueron publicando a lo largo de las d¨¦cadas. Fue el primer documento que mostraba en primera persona la desagradable realidad de ser mujer, negra y pobre en este pa¨ªs; y a la vez con cu¨¢nta dignidad pod¨ªa sobrellevarse esta circunstancia. La actriz que la interpreta en 2017 se llama Andr¨¦ia Ribeiro y, como pude observarse en unas fotos que se han hecho virales en los ¨²ltimos d¨ªas, tiene una cara mucho menos oscura que el personaje hist¨®rico.
this is bullshit. on the left is Carolina de Jesus, a working class black woman who was the first person who lived in a favela to publish a book. on the right is the actress playing her in a play about black consciousness in Rio. UGH. pic.twitter.com/mAIAqca4bn
— abolish work (@NicoleFroio) November 14, 2017
Cuanto m¨¢s populares se hacen esas fotos m¨¢s saltan las alarmas. De los muchos tuits que hay sobre el asunto, uno fue compartido m¨¢s de 6.500 veces (en parte porque el actor africano Atandwa Kani, lo hizo suyo). Un post en Facebook, 2.500. Stephanie Ribeiro, una arquitecta negra que se quej¨® por Facebook de la obra, lamenta que la norma en Brasil sea que los actores negros interpreten solo a bandidos o malhechores. Cuando el personaje es un negro con talento, lo hace un blanco. ¡°No se puede asociar la genialidad a nuestra raza¡±, lamenta en una conversaci¨®n con EL PA?S. ¡°La gente habla como si el artista fuese algo universal, pero ese artista universal nunca es una persona negra¡±.
El Brasil de 2017 lleva siglos mezclando cientos de culturas en orden desigual y ver a alguien aprovecharse p¨²blicamente de la lucha de una persona menos privilegiada es un problema conocido. Los cr¨ªticos sostienen que cuando un actor blanco hace de personaje negro se est¨¢ impidiendo que el p¨²blico negro cuente su propia historia y se les est¨¢ diciendo a los blancos que todas las historias son la suya. Al final, esta obra de teatro supone para los cr¨ªticos un ejemplo casi arquet¨ªpico de los problemas de apropiaci¨®n cultural.
Sin embargo, los descendientes de Carolina Mar¨ªa de Jes¨²s defienden la obra. Andr¨¦ia Ribeiro, que lleva haciendo el papel de la escritora desde 2015, no es una actriz contratada para ello: es la persona que escribi¨® el libreto, contact¨® con los familiares y consigui¨® la aprobaci¨®n de la descendencia de Carolina Mar¨ªa de Jes¨²s. Es tambi¨¦n quien se neg¨® a hacer la obra m¨¢s comercial y acab¨® cubriendo parte de los gastos de producci¨®n. Y no es una mujer blanca.
La hija de De Jes¨²s, Vera Eunice, defiende a la dramaturga, que es hija de un hombre negro: ¡°Ha conseguido plasmar la importancia de leer a Carolina¡±, aduce en una entrevista con EL PA?S. Propietaria de los derechos de su madre, a?ade que se est¨¢ viviendo un redescubrimiento de sus obras y que piezas como la de Ribeiro son oportunidades de oro para que la siguiente generaci¨®n conecte con el legado de la autora.
La dramaturga tambi¨¦n recuerda que este no es un trabajo cualquiera. ¡°Es el proyecto de mi vida¡±, matiza. A la vez, afirma que si ella asumi¨® el papel fue solo porque no ten¨ªa dinero para contratar a una actriz. Estren¨® su pieza por primera vez hace m¨¢s de dos a?os en Uberl?ndia, en el Estado de Minas Gerais, a poco m¨¢s de cien kil¨®metros de donde hab¨ªa vivido Carolina Mar¨ªa de Jes¨²s, y no recuerda haber suscitado ning¨²n problema hasta ahora. Insiste en que si alguien no est¨¢ satisfecho con su versi¨®n de la vida de Carolina, puede escribir la suya. ¡°Merece todos los montajes, lecturas y relecturas posibles¡±, a?ade.
Esto no satisface a muchos de los cr¨ªticos: algunos, como Stephanie, insisten en que, a efectos pr¨¢cticos, se sigue ocultando la raza de Carolina. Pero admiten que es menos nocivo de lo que parece desde fuera. En el peor de los casos, sirve de recordatorio de que en una sociedad despierta la justicia social es rara pero los casos sin matices lo son m¨¢s.
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