¡°La de Trump es la mejor operaci¨®n de espionaje ruso de la historia¡±
El autor del libro 'Conspiraci¨®n', sobre la injerencia en las elecciones de EE UU, defiende que "todo lo que socave la UE y la solidaridad colectiva forma parte de la estrategia de Putin"
Cuando sus viejas fuentes rusas empezaron a reportar, en la primavera de 2016, Christopher Steele comprendi¨® que estaba ante una conspiraci¨®n muy superior a todo a lo que se hab¨ªa enfrentado en sus 22 a?os de brillante servicio en el MI6 y otros siete al frente de su propia empresa de espionaje privada. Sus pesquisas se centraban en los v¨ªnculos del entonces candidato Donald Trump con Rusia, pa¨ªs en el que Steele estuvo destinado como agente y que hab¨ªa sido el centro de su trabajo posterior. ¡°Para cualquiera que lo lea, es una experiencia que cambiar¨¢ su vida¡±, le dijo a sus amigos tras recibir la informaci¨®n.
En junio de 2016, Steele redact¨® su primera circular. Arrancaba as¨ª: ¡°El r¨¦gimen ruso ha estado trabajando, apoyando y asistiendo a Trump durante al menos cinco a?os. El objetivo ha sido fomentar las divisiones en la alianza occidental (¡). ?l y su c¨ªrculo ¨ªntimo han aceptado un flujo regular de inteligencia del Kremlin, incluido sobre los dem¨®cratas y otros rivales pol¨ªticos. Un ex alto oficial de la inteligencia rusa asegura que el FSB ha comprometido a Trump a trav¨¦s de sus actividades en Mosc¨² lo suficiente como para chantajearlo. Seg¨²n varias fuentes, su conducta en Mosc¨² incluy¨® actos sexuales pervertidos organizados y monitorizados por el FSB¡±.
Hubo en total 16 circulares enviadas por Steele -subcontratado por una empresa privada de espionaje estadounidense que reportaba al Comit¨¦ Nacional Dem¨®crata- hasta noviembre de 2016. El informe completo est¨¢ en la base de la incipiente causa contra la administraci¨®n Trump del fiscal Robert Mueller. Y es la madeja de la que tira hilos el periodista de investigaci¨®n brit¨¢nico Luke Harding, corresponsal de The Guardian en Mosc¨² entre 2007 y 2011 y autor de dos libros de referencia sobre la Rusia de Putin, en su nuevo trabajo, Conspiraci¨®n, que Debate publica la semana que viene en Espa?a.
Conspiraci¨®n, subtitulado ¡°C¨®mo Rusia ayud¨® a Trump a ganar las elecciones¡±, es un estremecedor relato de lo que el autor describe como ¡°una operaci¨®n cl¨¢sica de manual de la KGB¡±. ¡°Estamos ante la mejor operaci¨®n de espionaje ruso de la historia¡±, sostiene Harding. ¡°Esencialmente, lo que descubri¨® Steele es que una potencia extranjera, tradicionalmente hostil hacia Occidente, hab¨ªa subvertido con ¨¦xito unas elecciones estadounidenses. Es una pieza de inteligencia en bruto, ¨¦l mismo dice que la precisi¨®n es de entre un 70% y un 90%. Pero la clave es que las fuentes que proporcionaron esta informaci¨®n no son fuentes nuevas, sino que han establecido su credibilidad durante a?os. Son las que aportaron la informaci¨®n de la guerra en Ucrania, en la que Steele escribi¨® m¨¢s de 100 informes que fueron le¨ªdos y compartidos en el Departamento de Estado¡±.
El libro est¨¢ poblado por personajes siniestros, esp¨ªas, oligarcas, extremistas y buscavidas. Individuos turbios como Carter Page o George Papadopoulos, que acaban inexplicablemente siendo asesores en pol¨ªtica internacional de la mayor potencia del mundo. ¡°Es como un thriller malo y enloquecido¡±, bromea Harding. ¡°Pero es cierto. Siempre he cre¨ªdo que las mejores historias son verdaderas, y esta es una de ellas¡±.
Lo que dibuja Harding es una operaci¨®n de inteligencia perfecta, en la que el chantajista dispondr¨ªa de una zanahoria y un palo para manejar a su v¨ªctima. La zanahoria es el dosier de Hilary Clinton y las decenas de miles de mails filtrados durante la campa?a. El palo es el supuesto dosier de Trump, que incluir¨ªa una grabaci¨®n de una ¡°ceremonia de profanaci¨®n¡± de la cama en la que hab¨ªan dormido sus odiados Obama, en el Ritz Carlton de Mosc¨², con un espect¨¢culo de lluvia dorada a cargo de j¨®venes prostitutas. ¡°Trato de no ser especulativo y decir lo que s¨¦ y no lo que no s¨¦¡±, advierte Harding. ¡°Pero yo he tenido una c¨¢mara en mi propia habitaci¨®n en Mosc¨², y soy solo un periodista. Es obvio que habr¨ªan grabado a Trump. Y si hay alguien con una debilidad psicol¨®gica por mujeres j¨®venes y atractivas, tratar¨¢n de explotarlo. El informe de Steele sugiere que ese es el caso. Luego est¨¢ toda la cuesti¨®n financiera. Hay una historia larga de conexiones sospechas rusas con Trump. Esto es lo que investiga Bob Mueller. Creo que defender que no hubo conspiraci¨®n es cada vez m¨¢s dif¨ªcil de tomar en serio¡±.
La acci¨®n empieza en 1987, cuando Trump viaja a Mosc¨², invitado por el embajador sovi¨¦tico, para explorar posibles negocios inmobiliarios. A la vuelta de aquel viaje, el magnate empieza ins¨®litamente a meterse en pol¨ªtica y a formular el mensaje de ¡°America first¡± que, 30 a?os despu¨¦s, le llevar¨ªa a la Casa Blanca. Contrata anuncios a toda p¨¢gina en peri¨®dicos estadounidenses criticando la pol¨ªtica exterior intervencionista de su pa¨ªs. ¡°No sabemos lo que llev¨® a Trump a contratar esos anuncios, pero s¨ª sabemos que volvi¨® de Rusia con una nuevo sentido de direcci¨®n estrat¨¦gica¡±, defiende Harding. ¡°Es un magnate inmobiliario, no un pol¨ªtico, y de repente se gasta miles de d¨®lares en anuncios criticando la pol¨ªtica exterior de Reagan. Yo solo apunto que ese era uno de los objetivos estrat¨¦gicos de la KGB, promover el desacuerdo entre Estados Unidos y sus aliados tradicionales¡±.
?Por qu¨¦ el FBI no actu¨® cuando ley¨® el informe de Steele? ¡°No lo sabemos¡±, lamenta Harding. ¡°Creo que tendremos alguna idea cuando algunas personas escriban sus memorias. Mi suposici¨®n informada es que el FBI es bastante republicano, sobre todo la oficina de Nueva York, que era famosamente anti Hilary. Adem¨¢s, hay una ansiedad hacia espiar a ciudadanos estadounidenses, es algo que no se supone que debes hacer. Y creo que tambi¨¦n probablemente hab¨ªa un grado de incredulidad. Solo a medida que emerg¨ªan m¨¢s pruebas estaba claro que s¨ª era realmente el caso. John Kerry confirm¨®, despu¨¦s de la primera entrega de correos electr¨®nicos, que estaba detr¨¢s Rusia. Hubo un debate en la administraci¨®n Obama sobre qu¨¦ hab¨ªa que hacer. Pero la visi¨®n era que Hilary iba a ganar. Por eso no se hizo mucho al principio¡±.
La inesperada victoria en las elecciones culmin¨®, superando cualquier expectativa, la operaci¨®n. ¡°Tenemos a un presidente abiertamente pro Putin que rompe en pedazos toda la pol¨ªtica del Partido Republicano y dice que quiere mejores relaciones con Rusia. Lo fascinante de esta historia es que parte de ello sucede a plena vista. Ind¨ªqueme un punto en el que Trump haya criticado a Putin en los ¨²ltimos dos a?os. Hablamos de alguien que critica a todo el mundo, incluidos sus colegas de partido y los jefes de la CIA. Todo el mundo en Mosc¨² comprende perfectamente que Putin miente todo el tiempo. Es lo que hace. Para ¨¦l no es algo de lo que avergonzarse, es algo operacional. Es lo que aprendes cuando vas a una escuela de esp¨ªas. Trump o bien no lo entiende o bien finge no entenderlo. ?C¨®mo se explica ese sentimiento extra?o hacia Putin? La respuesta creo que, a grandes rasgos, es lo que revela el dosier Steele: que est¨¢ siendo chantajeado o explotado¡±.
Harding se?ala, no obstante, que la operaci¨®n ha sido un ¨¦xito t¨¢ctico pero un fracaso estrat¨¦gico para Putin. Ha conseguido dividir y debilitar a Occidente, pero no ha logrado su objetivo primordial: el levantamiento de las sanciones sobre Rusia. ¡°Hubo se?ales claras al principio de que Trump hab¨ªa dado ordenes al Departamento de Estado para que encontrara la forma de levantarlas. Pero el esc¨¢ndalo salt¨® y ha resultado pol¨ªticamente imposible levantar las sanciones¡±.
Harding es muy cr¨ªtico con el papel de Wikileaks en esa historia. ¡°Se han convertido en un v¨ªa de publicaci¨®n para la inteligencia rusa, esencialmente¡±, asegura. ¡°Eso enfadar¨¢ a Assange, a quien no le caigo bien. Pero es cierto. Ese material vino de la inteligencia rusa, por un camino oblicuo, y ¨¦l lo public¨®. Assange dice que no tiene nada que ver, pero lo cierto es que no publica nunca ninguna filtraci¨®n sobre Rusia, y cobra dinero de Russia Today. Es muy deprimente lo que le ha pasado con Wikileaks¡±.
La operaci¨®n de Trump, defiende Harding, es la m¨¢s exitosa dentro de una estrategia global que incluye supuestamente la intervenci¨®n rusa en otros procesos, como el Brexit o el independentismo catal¨¢n. ¡°Lo que puedo decir es que el Kremlin est¨¢ a favor de movimientos secesionistas en cualquier lugar fuera de las fronteras de la Federaci¨®n Rusa. Apoya el Brexit y la independencia escocesa porque debilita a Reino Unido. Es lo mismo. No creo que a Rusia inherentemente le importe la independencia de Catalu?a, pero si es una manera de debilitar Espa?a y a la UE, entonces por qu¨¦ no. Todo lo que socave la UE y la solidaridad colectiva forma parte de la estrategia de Putin¡±.
Steele vivi¨® de primera mano en Mosc¨² la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Harding lleg¨® a?os m¨¢s tarde, pero pudo comprobar que ¡°el final de la historia de Fukuyama se revel¨® como una fantas¨ªa de fin de siglo¡±. Rusia no caminaba hacia una democracia sino hacia un r¨¦gimen autoritario. Para 2006 el n¨²mero de agentes rusos en Reino Unido superaba los niveles de la guerra fr¨ªa, un escenario que Occidente, centrado en la amenaza islamista, cre¨ªa superado. ¡°Mucha gente olvid¨® lo que pasaba en la guerra fr¨ªa y no saben lo que est¨¢ pasando ahora¡±, sostiene Harding. ¡°Putin no se ha olvidado. Para ¨¦l esto es la segunda guerra fr¨ªa y, por cierto, la est¨¢ ganando¡±.
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