Prosa de nubes
Fragmentos en 'Escrito en el cielo' pintan el retrato policromado de Madrid, con voces de este y otro lado de los mares
Si hubiese un premio para el libro m¨¢s emblem¨¢tico de cada celebraci¨®n de la FIL de Guadalajara, el de este a?o deber¨ªa ser Escrito en el cielo (Alfaguara, 2017). Ant¨®n y Mart¨ªn Casariego, Fernando R. Lafuente y un notable equipo de dise?adores han cuajado en un hermoso volumen uno de los m¨¢s bellos murales de Madrid, la generosa y hospitalaria villa y corte que siempre ha sabido encarnarse en espacio plural, incluyente y multicultural. Ahora que tanto necio intenta cerrar las ventanas de Barcelona y negar los diferentes acentos de los variados idiomas que la embellecen al lado del mar, ser¨ªa encomiable que alguien se anime a cuajar una antolog¨ªa de Prosa de las olas donde conste que el boom de toda una literatura que se fragu¨® al pie del Tibidabo, el hip-hop del barrio g¨®tico y el rap del Passeige del Born no tienen nada que ver con la cerraz¨®n racista y fascistoide de los confundidos separatistas; a contrapelo, la antolog¨ªa de Lafuente y los Casariego podr¨ªa titularse Prosa de nubes como honra para la ciudad antesala del cielo (y all¨ª, una ventanita para verla de lejos). Lafuente y los Casariego como efelibatas, que es decir: pastores de nubes donde 154 fragmentos de prosa pintan el retrato variopinto y policromado de una ciudad, sus caf¨¦s y tascas, restaurantes y plazas, monumentos y recodos en voz de novelistas, cuentistas y ensayistas que han acampado en Madrid ya como nativos o paseantes, visitantes o herederos de siglos.
M¨¢s del autor
Escrito en el cielo es un acierto editorial acomodado en p¨¢rrafos por p¨¢ginas de tiempo, cada fragmento toma lugar en el ¨ªndice no por la edad de su autor o el abecedario de los t¨ªtulos, sino por la ¨¦poca o a?o retratado en la tinta del pedazo elegido. Aqu¨ª est¨¢ la vieja Espa?a en memoria y el Madrid de hoy mismo en la imaginaci¨®n y mirada de Antonio Mu?oz Molina, Almudena Grandes, Roberto Bola?o, Manuel Vicent, Berta Vias Mahou, Leonardo Padura, Rosa Montero o Vicente Molina Foix¡ y todos los muchos que est¨¢n y que no me alcanza el espacio para celebrarlos. Bien dijo Luis Garc¨ªa Montero que esta bella antolog¨ªa tambi¨¦n podr¨ªa suscitar otra: la de poetas y poes¨ªa pura que ha inspirado Madrid a lo largo de todos sus tiempos y podr¨ªamos agregar otro mural que plasmara las muchas voces de Hispanoam¨¦rica que han vivido Madrid como hogar, aunque en Escrito en el cielo se encuentran escritores de este y otro lado de los mares, todos unidos por un ¨¢nimo feliz: juntar en un libro, ilustrado con precisas fotograf¨ªas que acompa?en cronom¨¦tricamente la tipograf¨ªa de cada fragmento de imaginaci¨®n en tinta, cada palabra hilada de una historia que se vuelve coral y zurcir con ello un retrato hiperrealista de una ciudad que se inventa a diario, que se sue?a en p¨¢rrafos y se recorre caminando las palabras de sus vitrinas y las caras de sus vecinos con la puntuaci¨®n de sus tr¨¢ficos y el tr¨¢nsito de sus atardeceres al ¨®leo. Una partitura que se murmura en el silencio de la lectura o se deletrea en pareja sobre la mesa de m¨¢rmol de un viejo caf¨¦ o en la voz de la ni?a que lo repasa antes de dormir para so?ar con Madrid, prosa de nubes que contiene todas las palabras m¨¢s amables, las historias m¨¢s entra?ables, los cr¨ªmenes indecibles y las esperanzas conjugadas de todo eso que queda Escrito en el cielo. Ahora que el oso del escudo de Madrid se acerca al agave de Jalisco para celebrarse como Invitado de Honor a la FIL de Guadalajara, habr¨¢ que intentar sustituirle los frutos rojos de su acostumbrado mareo con no pocos caballitos de tequila que celebren por lo menos la atinada publicaci¨®n de una antolog¨ªa que ya queda declarada aqu¨ª como libro emblem¨¢tico de la m¨¢s grande e importante feria de los libros en nuestro idioma.
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