Bienvenido a O¡¯Naturel: qu¨ªtese la ropa y elija el men¨²
Par¨ªs abre su primer restaurante para nudistas
A la entrada de O¡¯Naturel no se dejan solo los abrigos. Para cenar en el nuevo restaurante del que todo el mundo habla en Par¨ªs, hay que quitarse toda la ropa, aunque se puede hacer una excepci¨®n con joyas y zapatos. Los m¨®viles, eso s¨ª, se quedan tambi¨¦n en las taquillas dispuestas en el vestuario, junto a pantalones, vestidos y ropa interior. La discreci¨®n es clave en el primer restaurante nudista de la capital francesa y uno de los pocos en todo el mundo abiertos en una gran urbe.
¡°M¨¢s all¨¢ de que est¨¢s desnudo, esto es un restaurante¡±, subraya Mike Saada, cofundador de O¡¯Naturel con su hermano gemelo St¨¦phane. Salvo que esta excepcionalidad es la que hace que la experiencia en este local situado en el distrito 12, en pleno Par¨ªs, sea algo diferente desde el principio. A O¡¯Naturel solo se puede entrar mediante reserva, y ah¨ª ya se hace una primera criba para asegurarse de que los eventuales clientes son eso, clientes y no curiosos o malintencionados que puedan aguarle la fiesta a quienes quieren pasar una velada tranquila. La idea es, explica St¨¦phane, aplicar en el local los principios propios del naturismo: ¡°Libertad, respeto a uno mismo, a su cuerpo, y respeto a los otros¡±, recita.
Para entrar hay que llamar al timbre, puesto que la puerta permanece cerrada en todo momento para evitar curiosos, motivo por el cual tambi¨¦n el escaparate est¨¢ cubierto con cortinas, igual que la entrada al comedor, que solo se puede traspasar una vez se ha dejado la ropa en casilleros individuales. Pero una vez cumplido ese requisito, es cierto que O¡¯Naturel no se distingue de otro restaurante cualquiera, salvo por el hecho de que todas las sillas est¨¢n recubiertas con una funda de un solo uso que se cambia cada vez que se marchan los comensales, en aras de la m¨¢xima higiene que exige un local de estas condiciones. Quiz¨¢s tambi¨¦n por la temperatura, sensiblemente m¨¢s elevada en atenci¨®n a la desnudez de los clientes.
Al igual que el personal de la cocina y los camareros, Mike y St¨¦phane permanecen vestidos. ¡°Lo exigen las leyes, por higiene¡±, subrayan. Pero adem¨¢s, la paradoja es que estos hermanos gemelos parisinos de 42 a?os no vienen del mundo naturista. Durante dos d¨¦cadas, trabajaron en aseguradoras, hasta que se cansaron. Jugaban con la idea de un restaurante de calidad pero de precios asequibles ¡ªel men¨² ronda los 49 euros, un precio habitual¡ª, pero de esos hay a montones en Par¨ªs. Buscaban algo que marcara la diferencia. Y se dieron cuenta de que hab¨ªa una gran carencia: aunque Francia es el primer destino naturista mundial, faltaba un restaurante exclusivamente nudista, sobre todo en una ciudad grande, alejada de las zonas costeras de turismo nudista tradicionales.
Es precisamente esto lo que atrajo a Anne ¡ªnombre ficticio porque prefiri¨® no dar su identidad¡ª hasta O¡¯Naturel. Esta mujer que ha superado la cincuentena es miembro de la Asociaci¨®n Naturista de Par¨ªs (ANP), situada a poca distancia del restaurante, y tras conocer la nueva oferta sinti¨® ¡°curiosidad¡± y quiso descubrirlo por s¨ª misma. ¡°Tengo amigos que ya han venido, si me gusta, repetir¨¦, claro¡±, asegur¨®.
¡°Estamos en el centro de Par¨ªs y estamos cenando desnudos, es un poco surrealista, es como estar de vacaciones, pero mejor¡±, declar¨® a la AFP Yves Leclerc, presidente de la Federaci¨®n Francesa de Naturismo (FFN) cuando acudi¨® a cenar ¡ªsolo abre por las noches¡ª la semana pasada.
¡°Esto es como una peque?a burbuja en medio de la ciudad¡±, corrobora Mike. Y esa era, desde el principio, la idea, contin¨²a su hermano St¨¦phane. ¡°Nos dijimos que la gente volv¨ªa de las vacaciones y que para muchos eso significa tener que esperar hasta el a?o que viene para volver a ir a un lugar naturista. Y aqu¨ª pueden venir incluso si hace mucho fr¨ªo, aqu¨ª se est¨¢ bien, es como un peque?o oasis, un cliente nos dec¨ªa que era como estar dos o tres horas de vacaciones¡±.
Pero no todos los clientes son naturistas. Hay tambi¨¦n gente, algunas parejas o incluso grupos de amigos, que acuden por curiosidad y para quienes esta ha sido su primera experiencia nudista. ¡°Algunos nos cuentan que dudan unos instantes antes de entrar, pero una vez dentro, todo pasa bien. En cuanto se sientan, empiezan a relajarse y acaban olvidando que est¨¢n desnudos. Una vez que dan el paso, est¨¢n muy relajados, y la gente conversa con otras mesas¡±, dice St¨¦phane.
La principal sorpresa, de hecho, ha sido recibir clientes de todas las nacionalidades ¡ªya han venido estadounidenses, rusos, irlandeses o chinos, enumeran¡ª y edades, muchos en la treintena o incluso m¨¢s j¨®venes. ¡°Esta generaci¨®n que viene detr¨¢s de la nuestra est¨¢ mucho m¨¢s liberada¡±, se r¨ªen.
?Y los cr¨ªticos gastron¨®micos? ?Vendr¨¢n? ¡°Tendr¨¢n que entrar en el juego¡±, sonr¨ªe St¨¦phane. ¡°Ser¨¢n, evidentemente, bienvenidos¡±, acota Mike. ¡°Pero tendr¨¢n que desnudarse¡±.
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