Gilles Simeoni, el nacionalista tranquilo
El presidente del ejecutivo corso aspira a negociar un estatuto de autonom¨ªa para la isla tras las elecciones de este domingo, y descarta la v¨ªa independentista
Hay apellidos con resonancias particulares en la pol¨ªtica de una ciudad o pa¨ªs, estirpes asociadas a una historia y presentes en las mentes de todos. En C¨®rcega, la isla francesa en el norte del Mediterr¨¢neo, Simeoni es uno de ellos. El padre y el t¨ªo de Gilles Simeoni fueron figuras pioneras del nacionalismo local. Pasaron por prisi¨®n y sufrieron atentados. Simeoni hijo, presidente del ejecutivo corso desde hace dos a?os, tambi¨¦n aspira a dejar su huella.
Si este domingo confirma la victoria aplastante de su lista en la segunda vuelta de las elecciones corsas, intentar¨¢ a negociar con el presidente Emmanuel Macron un estatuto de autonom¨ªa similar a los de las comunidades aut¨®nomas espa?olas. De aprobarse este estatuto, supondr¨ªa un inesperado giro descentralizador en un pa¨ªs de tradici¨®n jacobina como Francia.
El l¨ªder corso sobre la independencia: ¡°No se adapta a nuestra realidad¡±
El jefe del ejecutivo corso, Gilles Simeoni, que se define como autonomista, se presenta a las elecciones junto al independentista Jean-Guy Talamoni, actual presidente de la Asamblea de C¨®rcega. Ambos han gobernado juntos en los ¨²ltimos dos a?os y quieren seguir haci¨¦ndolo. El resultado de la primera vuelta, en la que la lista nacionalista ¡ªautonomistas de Simeoni e independentistas de Talamoni¡ª sac¨® m¨¢s de un 45% supuso la mayor victoria en las urnas de una corriente que hasta hace poco era minoritaria, o en algunos casos empleaba la violencia para lograr sus fines. El fin de cuatro d¨¦cadas de clandestinidad y terrorismo ha facilitado la normalizaci¨®n del nacionalismo y tambi¨¦n su ¨¦xito en las urnas. El acuerdo entre Simeoni, socio mayor de la coalici¨®n, y Talamoni, socio menor, fija un plazo de diez a?os para adoptar y aplicar un estatuto de autonom¨ªa. La independencia que, como reconoce el propio Talamoni, es hoy minoritaria, no figura en el programa conjunto ni en el horizonte pr¨®ximo de la isla.
¡°Creo que tenemos un pa¨ªs que construir y una econom¨ªa que desarrollar, que el pueblo corso debe ser reconocido, claro, y competencias importantes de naturaleza legislativa deben ser transferidas a la futura colectividad de C¨®rcega¡±, enumera Simeoni. ¡°No necesitamos, para responder a todos estos criterios, erigir C¨®rcega en un estado-naci¨®n soberano. No se adapta a nuestra realidad¡±. A partir del 1 de enero de 2018, los dos departamentos que formaban C¨®rcega se fusionar¨¢n con la regi¨®n para formar una entidad ¨²nica.
Simeoni se siente inc¨®modo con la comparaci¨®n de C¨®rcega con Catalu?a: "Sin duda hay parecidos entre las aspiraciones del pueblo catal¨¢n y el pueblo corso, pero m¨¢s all¨¢ de esto, hay diferencias muy importantes: econ¨®micas, demogr¨¢ficas, pol¨ªticas, institucionales, que hace que el escenario a la catalana no es de ninguna manera trasferible a C¨®rcega¡±.
No est¨¢ clara la respuesta de Par¨ªs, hasta ahora cerrada a concesiones en asuntos como la co-oficialidad de la lengua o la liberaci¨®n de los llamados ¡°presos pol¨ªticos¡±. Pero, tras la primera vuelta electoral, el domingo pasado, el partido de Macron ¡ªLa Rep¨²blica en marcha¡ª emiti¨® se?ales dialogantes: en un comunicado elogi¨® la victoria de Simeoni, constat¨® que reflejaba una p¨¦rdida de confianza de los corsos con el Estado central franc¨¦s y llam¨® a reconstruir esta confianza perdida.
La v¨ªa independentista ¡ªla v¨ªa catalana, como dicen algunos en C¨®rcega¡ª queda descartada, seg¨²n Simeoni, convencido de que es en la reclamaci¨®n de una mayor autonom¨ªa donde hay un terreno com¨²n para reunir a los corsos de todo signo.
C¨®rcega, dice Simeoni por tel¨¦fono, ¡°no est¨¢ reconocida ahora como pueblo, y la soluci¨®n pol¨ªtica pasa tambi¨¦n por aqu¨ª¡±. ¡°S¨¦ bien¡±, contin¨²a, ¡°que muchos corsos que se sienten profundamente corsos se sienten tambi¨¦n profundamente franceses. Esto forma parte de la ecuaci¨®n, y es la raz¨®n por la que no puede haber una soluci¨®n en la ruptura. Hay que encontrar puntos de equilibrio. No podemos levantar a una parte de los corsos contra los otros¡±.
Simeoni (Bastia, 1967) vivi¨® desde ni?o sumergido en el nacionalismo corso. ¡°Pertenezco a una generaci¨®n que creci¨® en el conflicto. En el plano familiar y personal hemos pagado un tributo importante, como muchos militantes¡±, dice. ?l, como abogado, defendi¨® a Yvan Colonna, condenado por el asesinato del prefecto Claude Erignac en 1998. Elegido alcalde de la ciudad nororiental de Bastia en 2014, un a?o despu¨¦s lleg¨® al frente del ejecutivo corso.
No justifica la violencia como hace su socio independentista: ¡°Sin estos 40 a?os de conflicto no estar¨ªamos aqu¨ª¡±, dijo Talamoni hace unas semanas. ?Y condenarla? ¡°Pienso que las condenas son est¨¦riles: siempre he dicho que no soy un magistrado¡±, responde. ¡°Y me he implicado para acabar con ella, lo que me ha costado cr¨ªticas, hace a?os y durante tiempo, de otros nacionalistas que cre¨ªan que era leg¨ªtima¡±.
Parte del ¨¦xito electoral de Simeoni se explica por la imagen de consenso que transmite. ¡°Es alguien que da tranquilidad¡±, dice desde Ajaccio, la capital de C¨®rcega, el historiador Jean-Marie Arrighi. ¡°E incluso familiarmente: es el hijo y sobrino de los dirigentes del principio de todo esto. Son gente con buena imagen. Pudieron cometer errores, pero son vistos como honestos¡±.
A la pregunta de si se siente corso o franc¨¦s, Simeoni no duda en responder: ¡°Me siento corso, claro. Dicho esto: le responder¨¦ diciendo que los chicos y chicas de mi generaci¨®n, sobre todo los que vivieron la historia que yo viv¨ª, incontestablemente tienen una relaci¨®n dif¨ªcil con Francia y el Estado. As¨ª que, al Estado franc¨¦s, le digo: ¡®Recon¨®zcame como corso, reconozca a mi pueblo, y despu¨¦s las cosas se calmar¨¢n y tendr¨¢ menos dificultades en mi relaci¨®n con Francia¡¯¡±. Francia s¨ª, podr¨ªa ser su eslogan, pero no as¨ª.
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