Acusado un conocido juez estadounidense de ense?ar pornograf¨ªa y hacer comentarios obscenos a empleadas
Alex Kozinski, de un tribunal federal de apelaciones, se defiende: "Nunca har¨ªa nada para ofender"
La ola no se detiene. Las acusaciones de acoso sexual en Estados Unidos que se han llevado por delante a t¨®tems de Hollywood, estrellas de televisi¨®n y pol¨ªticos golpean ahora a la judicatura. Seis mujeres acusan a Alex Kozinski, un veterano y conocido juez estadounidense, de ense?arles pornograf¨ªa sin su consentimiento y de hacer comentarios sexuales obscenos.
Kozinski, de 67 a?os, es desde 1985, cuando lo nombr¨® el presidente Ronald Reagan, juez del Noveno Circuito del Tribunal de Apelaciones, con sede en California y que abarca varios Estados. Entre 2007 y 2014 presidi¨® ese circuito, uno de los m¨¢s importantes del pa¨ªs. Las mujeres, que hablaron con el diario The Washington Post, trabajaron directamente o indirectamente para Kozinski en ese tribunal. Dos de las presuntas v¨ªctimas dieron su nombre y detallaron casos de acoso ocurridos en 2006 y 2012. El resto prefiri¨® mantener el anonimato por temor a posibles represalias.
El juez, famoso por decir frases fuera de lugar, como defender la guillotina como m¨¦todo de ejecuci¨®n, ya fue objeto de una pol¨¦mica en 2008 cuando se descubri¨® que ten¨ªa una p¨¢gina web con im¨¢genes pornogr¨¢ficas. Ir¨®nicamente, en ese momento Kozinski supervisaba un caso de pornograf¨ªa en el tribunal. Una investigaci¨®n judicial lo acab¨® exonerando al alegar que el material en su web ten¨ªa una intenci¨®n privada.
Preguntado por el Post?sobre las acusaciones de acoso, Kozinski afirm¨®: ¡°Trato a todos mis trabajadores como una familia y trabajo estrechamente con la mayor¨ªa de ellos. Nunca har¨ªa intencionadamente nada para ofender a alguien y lamento que un pu?ado se haya sentido ofendido por algo que pueda haber dicho o hecho¡±.
Las cortes federales?de apelaciones, cuyos magistrados ostentan cargos vitalicios, tienen un papel preponderante en el sistema legal estadounidense y definen centenares de casos que definen el d¨ªa a d¨ªa de la poblaci¨®n. Los circuitos de apelaciones se sit¨²an justo por debajo del Tribunal Supremo, la m¨¢xima instituci¨®n judicial del pa¨ªs.
Heidi Bond, que fue asistente de Kozinski entre 2006 y 2007, asegur¨® que el juez la llam¨® en varias ocasiones a su despacho y le ense?¨® im¨¢genes pornogr¨¢ficas en su computadora. Le pregunt¨® si cre¨ªa que eran im¨¢genes alteradas o si la excitaban sexualmente. Ella trat¨® de ignorarlo o de responder con profesionalidad.
Otra mujer, Emily Murphy, estaba en 2012 en un encuentro con juristas, en el que particip¨® Kozinski. Explic¨® a los congregados el placer de que el gimnasio del hotel en el que se hospedaban estuviera casi siempre vac¨ªo. Tras ese comentario, el juez afirm¨® reiteradamente que, entonces, Murphy deber¨ªa ejercitar desnuda, seg¨²n la versi¨®n de la mujer y otras dos personas. El resto de las v¨ªctimas citadas por el rotativo aseguran que Kozinski hizo comentarios sexuales frente a ellas en otras ocasiones.
Como el resto de denuncias de acoso a personalidades conocidas en las ¨²ltimas semanas, las mujeres describen un clima laboral que las inhib¨ªa de presentar quejas formales contra el juez, algo que no hicieron. Bond subraya que Kozinski insist¨ªa en el principio de confidencialidad judicial, que ¨¦l ten¨ªa un ¡°control absoluto¡± de las din¨¢micas laborales y que ella tem¨ªa que si, cuando dejara el trabajo, se fuera sin una buena recomendaci¨®n y su carrera laboral pod¨ªa quedar seriamente da?ada.
En 1992, seg¨²n el Post, el propio Kozinski escribi¨® un texto legal sobre acoso sexual. Esgrimi¨® que los hombres ¡°deben ser conscientes de las barreras de correcci¨®n y mantenerse dentro de ellas¡± y que las mujeres deben ser ¡°cautas sobre sus derechos pero tambi¨¦n tener cierto perd¨®n por la debilidad humana: humor inapropiado, malentendidos o simplemente estupidez¡±.
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