Los choques sobre inmigraci¨®n y la reforma del euro marcan la ¨²ltima cumbre europea del a?o
El enfrentamiento por las cuotas de refugiados entre diferentes bloques de la UE hace prever un intenso debate
La fase m¨¢s aguda de la crisis migratoria ya es historia: siguen llegando decenas de miles de personas por el Mediterr¨¢neo, pero lejos del mill¨®n de 2015. Y sin embargo la cicatriz sigue ah¨ª. La b¨²squeda de soluciones a ese problema desenterr¨® este jueves las fracturas Norte-Sur y Este-Oeste en la cumbre europea. ¡°Necesitamos solidaridad¡±, reclam¨® la canciller alemana, Angela Merkel, cuya fortaleza se examina estos d¨ªas en Bruselas. Berl¨ªn reclama mutualizar el impacto del flujo migratorio ante la negativa de los socios m¨¢s reticentes. Pero niega esa misma solidaridad en la otra gran clave de esta cumbre: las reformas del euro.
Con la UE a punto de mudar de piel, la cumbre europea mide el estado de forma de la canciller alemana, Angela Merkel, en plenas negociaciones para tratar de formar Gobierno. El presidente del Consejo, Donald Tusk, reclam¨® una cumbre pol¨ªtica en la que se debatan a fondo soluciones para dos de las crisis mayores de los ¨²ltimos a?os, la migratoria y la del euro. Lo nunca visto: Tusk carg¨® con suma dureza contra el mecanismo obligatorio de reparto de refugiados, de inspiraci¨®n totalmente alemana. Y exigi¨® a los l¨ªderes completar la uni¨®n bancaria con el fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos com¨²n al que Berl¨ªn lleva meses oponi¨¦ndose con fiereza.
Ninguna de esas dos propuestas supone un giro radical. Pero la lectura m¨¢s pol¨ªtica de la cumbre es clara: Merkel, que se mostr¨® visiblemente contrariada con el polaco Tusk, no est¨¢ tan fuerte como anta?o y tiene que enfrentarse a una agenda molesta en un momento complicado en clave de pol¨ªtica interna alemana.
El Brexit, el primer divorcio en m¨¢s de 60 a?os, est¨¢ encauzado. Pero el ramillete de crisis de los ¨²ltimos a?os reclama a gritos profundas reformas en la arquitectura de la Uni¨®n. El equilibrio entre responsabilidad y solidaridad ser¨¢ clave: Berl¨ªn y sus sat¨¦lites piden m¨¢s responsabilidad a la periferia para reforzar el euro, y se niegan a reforzar los mecanismos de solidaridad. La paradoja es que esos mismos pa¨ªses, con Alemania a la cabeza, piden m¨¢s solidaridad para distribuir el impacto de la crisis migratoria. La cumbre arranc¨® ayer con serias fracturas: en el Brexit, el grado de unidad es sorprendente, pero en la reforma del euro y en la b¨²squeda de soluciones para el problema migratorio salen a relucir, una vez m¨¢s, las diferencias.
La migraci¨®n fue el debate estrella en la primera jornada de reuniones. Tras una ratificaci¨®n entusiasta de la nueva pol¨ªtica de integraci¨®n militar, los l¨ªderes pasaron a la cena, el momento m¨¢s franco, o m¨¢s conflictivo, de la discusi¨®n. El plato fuerte fue la migraci¨®n, que ha provocado un choque institucional entre el Consejo Europeo de Tusk y la Comisi¨®n de Jean-Claude Juncker. En las horas previas, Tusk sorprendi¨® a los socios con un an¨¢lisis tan negativo como rotundo de una de las propuestas estrella de Bruselas y Berl¨ªn: las cuotas obligatorias de reparto de refugiados entre pa¨ªses miembros son ¡°ineficaces¡±; convendr¨ªa sacarlas del debate para centrarse en prevenir los flujos y en buscar v¨ªas permanentes de financiaci¨®n.
La propuesta gener¨® un debate duro en la cena. Merkel critic¨® el intento de Tusk de poner el foco en los pa¨ªses miembros, en lugar de en la cooperaci¨®n europea, la soluci¨®n al problema migratorio, seg¨²n las fuentes consultadas. Y lament¨® que el presidente del Consejo trate de despachar con una simple nota un trabajo, el de las cuotas, que ha ocupado a Bruselas durante a?os. Alemania impuls¨® el mecanismo de reparto como modo de distribuir la responsabilidad de la acogida, que recae en buena medida en este pa¨ªs.
Es curioso: los acreedores quieren m¨¢s solidaridad cuando se habla de asuntos migratorios, y se niegan a esa mayor solidaridad cuando se habla de reformar el euro. Y los deudores de la periferia quieren exactamente lo contrario.
En el mismo grupo est¨¢n Suecia, Italia y Grecia. Otros, como Francia y Espa?a, admiten que las cuotas no han funcionado, pero instan a mantener la solidaridad como clave de la pol¨ªtica de asilo. Italia advirti¨® de que no aceptar¨¢ que los pa¨ªses m¨¢s reacios a la acogida pongan dinero sobre la mesa para librarse del reparto de demandantes de asilo en situaciones de crisis. En el otro bando, est¨¢ el grupo de Visegrado (Polonia, Hungr¨ªa, Rep¨²blica Checa y Eslovaquia), que celebra los planes de Tusk.
M¨¢s solidaridad
Antes de empezar la reuni¨®n a 28, Merkel se reuni¨® con el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, y dej¨® la frase del d¨ªa: ¡°Necesitamos m¨¢s solidaridad en la dimensi¨®n externa e interna de la migraci¨®n; la solidaridad selectiva no es suficiente¡±. Traducci¨®n libre: hay que destinar fondos europeos a los pa¨ªses africanos desde los que parten los migrantes, pero a la vez hay que contribuir en el reparto de los refugiados, extremo al que se niegan pa¨ªses como Polonia o Hungr¨ªa. Macron fue m¨¢s all¨¢: ¡°Hay que avanzar en una pol¨ªtica com¨²n de asilo, de protecci¨®n de fronteras y de desarrollo exterior¡±.
Crisis ucrania
Se prev¨¦ que el di¨¢logo se cierre con la decisi¨®n pol¨ªtica de renovar las sanciones econ¨®micas que Europa aplica a Mosc¨² desde 2014.
Como muestra de que est¨¢n dispuestos a cooperar ¡ªpero no a integrar a demandantes de asilo¡ª, los cuatro primeros ministros de esos pa¨ªses del Este se citaron justo antes de la cumbre con Juncker y con el mandatario m¨¢s afectado por las llegadas de migrantes, el italiano Paolo Gentiloni, para hablar de dinero. El encuentro se sald¨® con un desembolso de 35 millones de euros para el fondo de ?frica. ¡°Estamos dispuestos a cooperar con considerables sumas de dinero para proteger las fronteras externas de la UE y las acciones en Libia¡±, declar¨® el h¨²ngaro Viktor Orb¨¢n. Berl¨ªn, Par¨ªs y el resto de socios advirtieron de que no basta con la chequera: hay que acoger refugiados.
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